Tendencias

Clonación: ahora el negocio se concentra en las mascotas

Los laboratorios norteamericanos esperan generar ganancias con perros, gatos y otros animalitos de ricos dueños, que los quieren recuperar luego de su muerte. Los británicos son los mayores clientes, seguidos por los japoneses y los australianos.


 


Por Ian Sample

Desde la tranquilidad de un laboratorio de alta seguridad, lejos del furor de la ética humana y la reprobación religiosa, algunos de los expertos en clonación más prestigiosos del mundo se reunieron en un proyecto innovador.

Los científicos trabajan a pedido y reciben embarques de tejido provenientes de todo el mundo, lo cultivan y lo congelan en nitrógeno líquido, dejando a las células en animación suspendida hasta que alguien les pida que las reaviven y creen clones.

Quien financia el esfuerzo es el multimillonario norteamericano John Sperling, que es dueño de tejido almacenado en los “criotanques” del laboratorio, todos muy controlados mediante alarmas. Cuando murió su perro Missy, extrajeron su tejido, que hoy descansa junto con el de otras mascotas, principalmente gatos. Para los que participan del proyecto, éste es el futuro de la clonación. Mientras la atención del mundo está centrada en si se debería permitir a los científicos clonar embriones humanos para crear células madre que potencialmente salven vidas, los expertos en clonación de la compañía Sperling, Genetic Savings and Clone, vieron el futuro y decidieron que es peludito.

El esfuerzo de clonación es más que entretenimiento para los adinerados y sentimentales amantes de los animales. Al comercializar la clonación, la compañía de Sperling avanza para sacar el tedioso y concienzudo arte de la clonación de las manos de los expertos de laboratorio y convertirlo en un proceso de alta producción y extremadamente rentable.

Según Ben Carlson, vocero de GSC en Madison, en el estado norteamericano de Wisconsin, más allá de Estados Unidos y Canadá donde la empresa concentra su estrategia de marketing, los británicos se han convertido en los mayores clientes, seguidos por los japoneses y los australianos. A los clientes se les dice que la clonación no reproducirá la mascota, pero se los tranquiliza con el argumento de que, genéticamente, será idéntica. Todos los clientes británicos hasta ahora optaron por el almacenamiento de muestras de tejido –por un pago único de hasta 1.400 dólares más un honorario mensual de 160 dólares- para que, en el futuro, puedan tener la opción de hacer clonar a su mascota.

La compañía empezó a cobrar por la clonación. Hasta ahora creó seis gatos para los dueños de mascotas que creen que nueve vidas no son suficientes. Los primeros clientes pagaron 50.000 dólares, un honorario que cayó a 32.000 dólares el año pasado.

El negocio se montó poco después de que el equipo de Ian Wilmut en el Instituto Roslin en Edimburgo, Gran Bretaña, creara a Dolly, una oveja clonada, en 1997. En medio de la ola de excitación, el profesor Sperling, un académico universitario y empresario, se contactó con los expertos Mark Westhusin y Duane Kraemer de la Univestidad A&M de Texas para clonar su propia raza de perro –una mezcla de colli y husky llamado Missy-. El proyecto, llamado Missyplicity, logró una primicia mundial en febrero de 2002 con el nacimiento de Cc, abreviatura de Copycat, un gato clonado. Cinco meses después murió Missy y el equipo se topó con la dificultad de clonar perros.
Si bien el proyecto Missyplicity no logró clonar al perro del profesor Sperling, GSC salió de la universidad para generar dinero almacenando ADN de mascotas, utilizable para crear clones en el futuro. Se empezaron a ofrecer los servicios de clonación de gatos en 2004 y los investigadores hoy intentan clonar perros. Hasta la fecha, sólo un laboratorio, el del investigador coreano caído en desgracia Woo Suk-Hwang, logró clonar un perro, Snuppy, un galgo afgano que cumplió un año el mes pasado. En el directorio de GSC hay un científico del laboratorio.

Según Carlson, la gente se acerca a la compañía para que clonen a sus mascotas por diferentes motivos. A veces la mascota es una mezcla inusual de razas y estéril, y la clonación es vista como la única manera de duplicarla. Pero a veces la gente sólo quiere ver que el legado de una mascota muerta continúe. “Muchos de nuestros clientes se sienten motivados por el deseo de tener una nueva mascota que esté relacionada con su mascota favorita y así se perpetúa el linaje”.

Los testimonios publicados en el sitio web de GSC sugieren que, a veces, los clientes creen que su clon es una copia en papel carbónico de su vieja mascota. Según GSC, Dan, un asesor de inversiones de cuarenta y tanto años, escribió en un mail al recibir a su gatita clonada, Little Gizmo, el año pasado: “Es exacta, exacta, exacta en todos sus movimientos, hábitos, rasgos y personalidad”.

Es el tipo de comentario que podría llevar a potenciales clientes a pensar erróneamente que la clonación hará resucitar a su mascota en lugar de reemplazarla por una copia genética, según Bruce Whitelaw, un experto en clonación del Instituto Roslin.

La mayoría de los clientes de GSC, que andan por los cientos más que por los miles, vienen de Estados Unidos. Parte de la razón es que los científicos en el laboratorio de GSC deben recibir muestras de tejidos en el lapso de cinco días y deben ser tomadas inmediatamente después de que haya muerto la mascota. La compañía envía el equivalente de una caja congeladora a una veterinaria próxima que toma las muestras.

Otro obstáculo para los clientes extranjeros es que muchos países tienen leyes que prohíben la importación de animales a menos que hayan recibido inyecciones para combatir enfermedades como la rabia.

Carlson dice que la compañía está planeando superar los obstáculos logísticos ampliando el negocio al exterior. Expandir el negocio para incluir la clonación de perros es un objetivo que figura bien alto en la lista de deseos, pero la clonación sigue siendo muy tramposa. La creación de Copycat por el grupo de Texas se produjo después de más de 70 intentos fallidos de obtener embriones clonados para provocar un embarazo exitoso.

Según el profesor Kraemer, incluso con el laboratorio de reconocidos científicos que reunió el profesor Sperling, es muy probable que las ganancias todavía sean esquivas.

© The Guardian