Con una nueva cirugía.

Embarazo después de cáncer uterino

Afirman que es el primer caso que se registra en América latina.

 

Pocas veces, catorce semanas de embarazo hicieron tan feliz a una mujer como a Marcela Lanzoni. Su voz, que a veces se quiebra al recordar el camino recorrido desde que le diagnosticaron cáncer de útero hace un año, delata la alegría de poder ser mamá a los 39 años.

"En ese momento, el miedo a la palabra cáncer fue lo de menos, porque lo que se terminaba era todo lo que una mujer sueña, que es tener un hijo y yo, aún, no había sido mamá", dijo ayer Marcela a LA NACION por vía telefónica desde Junín, donde vive.

Pero una interconsulta con el doctor Roberto Testa, del Hospital Italiano de Buenos Aires, permitió que a Marcela le hicieran una traquelectomía radical, una nueva cirugía para el cáncer de cuello uterino que conserva la fertilidad.

Durante la intervención, que se practica en los estadios tempranos de la enfermedad, el equipo dirigido por el doctor Testa extirpó el cuello del útero, los ligamentos (parametrios) y los ganglios de la pelvis de la paciente, lo que permitió conservar el cuerpo del útero, las trompas y los ovarios. En el mundo, esta técnica se usó en 350 mujeres, pero esta es la primera vez que una paciente en América latina queda embarazada.

"En el hospital me dijeron que la posibilidad de ser mamá no era del ciento por ciento, pero en ese momento pensé que aunque hubiera una sola mujer en el mundo que hubiera podido lograrlo, yo podía ser la otra", dijo Marcela, que es maestra jardinera.

El embarazo llegó de manera natural durante la luna de miel, en enero último, y antes de realizarse el último estudio del tratamiento de inseminación artificial. Una prueba casera de embarazo le dio la noticia que más ansiaba.

"En un año me pasó lo mejor y lo peor de la vida; Dios me ayudó demasiado. Quiero que cualquier mujer que se enfrente a esto sepa que hay una posibilidad y que los médicos que hay en el país ponen la vida en la investigación", concluyó Marcela.

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En Clarín

Tenía cáncer, le sacaron el 80% del cuello del útero y espera un bebé.

La mujer tiene 39 años y es de Junín. El año pasado le hicieron en el Hospital Italiano una cirugía poco frecuente en el mundo. Y logró quedar embarazada de forma natural. Ya lleva tres meses de gestación.

Por primera vez en la Argentina, una mujer que había padecido de cáncer de cuello de útero fue sometida a una cirugía parcial que le permitió conservar su fertilidad y conseguir —un año después— un embarazo natural que ya lleva 14 semanas.

El caso de la paciente, de 39 años y con cáncer de cuello uterino en un estadío inicial, fue difundido ayer por el Hospital Italiano de Buenos Aires, donde se practicó la cirugía que deja sólo el 20 por ciento del cuello del útero y preserva la posibilidad de tener hijos más adelante.

Hasta ahora, cuando una mujer era diagnosticada con un cáncer del cuello del útero (que es el órgano muscular de la pelvis femenina que funciona para alimentar al feto durante el embarazo) tenía dos opciones. Se le administraba quimioterapia y radioterapia. O era sometida a una cirugía radical, por la cual se extirpaba su aparato genital más los ganglios de la pelvis. Así se bajaban enormemente las chances de lograr un embarazo.

Ahora, hay una tercera opción: se llama traquelectomía radical. Se la practica en al menos cuatro centros médicos en el país. La mujer de 39 años, Marcela Lanzoni, fue sometida a esa técnica el año pasado y su embarazo es el primero que se difunde.

"Es interesante el resultado en tanto se trata de una técnica que puede ser útil para mujeres que han postergado la maternidad y padecen de cáncer de cuello uterino en sus estadíos iniciales", opinó la ginecóloga Adriana Vilariño, subjefa de consultorios externos del Hospital de Clínicas de la UBA.

La técnica entonces puede aplicarse en pacientes jóvenes con tumores de hasta 2 centímetros de diámetro, con deseos de ser madre, sin otra patología y con consentimiento informado, según un consenso de la Federación Argentina de Sociedades de Ginecología y Obstetricia. Es decir, "puede ser útil, pero no para todas las mujeres que tengan cáncer de cuello uterino", aclaró Roberto Testa, a cargo de la intervención y jefe del servicio de ginecología del Hospital Italiano.

En países desarrollados, la técnica de la traquelectomía radical lleva varios años en vigencia. Su impulsor fue el ginécologo francés Daniel Dargent, quien solía decir que "la parte quirúrgica del tratamiento era una gota en el océano, alguien que no es capaz de destinar tiempo a los pacientes, escucharlos, estar cerca cuando lo necesitan, no puede ser un ginecólogo oncológico". Por su mérito, algunos hablan de la "técnica de Dargent".

Hay cerca de 250 casos reportados de pacientes que fueron sometidas a la técnica en otros países. En 1996, el mismo Dargent publicó un trabajo en el que se informaba que el 80 por ciento de las pacientes sometidas a la traquelectomía habían conseguido un embarazo. Entre esas pacientes, el 62,5% logró dar a luz a un bebé. En tanto, en 1998, otros investigadores habían reportado 60 por ciento de embarazos. La mitad de ellos dieron lugar al nacimiento de bebés.

La técnica permite entonces curar el cáncer y también conservar la fertilidad. Según el doctor Testa, "el cuello del útero cumple dos funciones principales: allí maduran los espermatozoides para ascender por las trompas de Falopio y conseguir el embarazo, y también mantiene luego al feto dentro del útero". A pesar del logro que significó el embarazo de Lanzoni tras la cirugía parcial, Testa advirtió que la paciente es controlada semanalmente.

Para el jefe de ginecología del Instituto Angel Roffo de la UBA, Porcella, "la nueva técnica es una opción interesante para mujeres con un tumor muy chiquito y sin hijos". Pero Porcella remarcó que hay otras prioridades: "El cáncer de cuello uterino hace estragos en la Argentina. La tasa de mortalidad más alta se encuentra en las provincias del Norte que ronda en 29 muertes por 100.000 mujeres. En Capital Federal y conurbano se producen 22 muertes por 100.000 mujeres. Mientras en los Estados Unidos, hay 3 muertes por 100.000. Faltan programas nacionales de prevención que inviten a las mujeres a hacerse el Papanicolaou, la colposcopía y una biopsia, para detectar la enfermedad en sus etapas iniciales o en estadíos precursores. Así se evitarían muchísimas pérdidas".


Otra oportunidad
Eliana Galarza

Pocas cosas son más deseadas en la vida de una mujer que la posibilidad de ser mamá. Y por contrapartida, nada es más doloroso que enfrentar la dura realidad de renunciar a ese sueño. A Marcela Lanzoni la ciencia le dio otra oportunidad. Un diagnóstico médico precoz le detectó un cáncer de útero. Y un equipo excepcional de cirujanos le permitió mantener la ilusión intacta. Como las monedas y sus dos caras, los avances científicos pueden proveernos de tristezas y alegrías en dosis iguales. ¿Si vale la pena hacer tanto esfuerzo por un hijo propio cuando hay tantos chicos que esperan que los adopten? Eso es como preguntarse por qué el ciempiés tiene tantas patas. Los sueños, sueños son.

Los caminos que abre la ciencia

Las quimioterapias y las radioterapias contra el cáncer pueden llegar a afectar la fertilidad de los pacientes. Sin embargo, la medicina ya brinda varias alternativas para lograr que el deseo de tener un hijo se haga realidad, incluso después de pasar por esos tratamientos.

Por caso, para los hombres con cáncer de testículo que van a recibir radioterapia o quimioterapia, "pueden recurrir a conservar y congelar muestras de semen en porciones. En el momento en que la pareja decida tener un hijo, el semen congelado se podrá usar con la técnica de inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI)", dijo Sergio Pasqualini, director médico de Halitus Instituto Médico.

Otra opción para los varones que sufren de cáncer de testículo pero no disponen de espermatozoides consiste en congelar tejido sano del testículo. Ese tejido sería usado para obtener espermatozoides y aplicar una técnica de fertilidad de alta complejidad.

En tanto, para las mujeres, hay otras alternativas. "Ya las cirugías para tratar algún tipo de cáncer del aparato genital pasaron a ser menos extensiva —afirmó Pasqualini—. Se trata de extirpar lo menos posible, para preservar la fertilidad".

En casos en que una paciente desarrolla tumores en sus ovarios, el útero puede dejarse. "Para ellas, la donación de óvulos por parte de otras mujeres puede ser un camino para convertirse en madres".

Según Pasqualini, las mujeres solteras pueden congelar óvulos o tejido ovárico antes de someterse a la quimioterapia o a la radioterapia. En cambio, si tienen pareja, pueden elegir el congelamiento de embriones o de tejido ovárico y, cuando sus oncólogos se lo autoricen, buscar el embarazo a través de algunas de las técnicas de fertilidad asistida.

"Si se puede demorar un mes el tratamiento, en algunos casos se puede hacer una estimulación ovárica para congelar óvulos", señaló el especialista.

TESTIMONIO
"Yo no quería renunciar al sueño de ser mamá"

En el barrio Foetra de Junín, a 260 kilómetros de la Capital Federal, todo es alegría. Las familias Lanzoni y Granetto esperan a un nieto muy especial, uno de los más soñados. "No quiero ponerme ansiosa pero en casa están todos alborotados", cuenta Marcela Lanzoni, que los 39 años se convirtió en la primera mujer en la Argentina en quedar embarazada luego de pasar por una operación compleja que le extirpó un cáncer de cuello uterino pero no le arrancó los sueños de ser mamá.

Ayer Marcela se enfrentó a las cámaras de televisión y micrófonos de radio para contar su historia. "Me sorprendieron pero me parece bien que se quiera divulgar esto porque es una esperanza para muchas mujeres. Yo tenía el virus del HPV y luego, el año pasado, me detectaron una lesión en el cuello de útero y me diagnosticaron cáncer. La primera opción era una cirugía que me iba sacar todo, pero por suerte consulté y encontré una opción inmejorable", relata.

Maestra jardinera, siempre tuvo el sueño de cuidar a sus propios chicos. Y hace dos años, cuando conoció a Nelson Granetto, que ahora tiene 41, empezó a soñar con ganas. "Empezamos a vivir juntos y decidimos ser papás pero en uno de esos controles apareció lo del cáncer. Se me vino el mundo abajo pero yo no quería renunciar a mi sueño", dice.

En Buenos Aires le hicieron la cirugía que le permitió seguir con la posibilidad intacta. Y apenas se repuso empezó a hacerse estudios para lograr una inseminación artificial. Le dijeron que era una buena forma de asegurarse el embarazo. El 6 de enero pasado, después de la pesadilla del cáncer, se casó con Nelson. Y a los 15 días, de forma natural, notó un atraso.

"Quedé embarazada naturalmente. Y le agradezco a Dios.

No sabía que era el primer caso después de una operación así. La verdad es que solamente pienso en nuestra felicidad. Por eso si es nena se va a llamar Angelina, que quiere decir "enviada de Dios", y si es nene se llamará Teo, un nombre parecido al que tiene el hijo de mi marido, Eros", comenta.

Hasta hace unos días tenía que venir a Buenos Aires una vez por semana. La traía Nelson en el auto. Pero ahora le dijeron que puede controlarse en un hospital de Junín. Lo que no puede hacer más es ir al jardín. No puede cargar chicos. Se tiene que cuidar. Quiere que su sueño se cumpla. Y en octubre, abrir los brazos para apretar y cargar a su propio bebé.

Eliana Galarza