Imágenes cerebrales.

Los prematuros también sienten dolor.

Las reacciones de los bebés prematuros ante los estímulos molestos no son meros actos reflejos, sino que demuestran que en realidad sienten dolor, según un estudio publicado en 'The Journal of Neuroscience'.

Investigadores del University College London (Reino Unido) examinaron la actividad cerebral de bebés prematuros mientras se sometían a un procedimiento doloroso. Las pruebas de imagen "muestran que la información específica sobre el dolor está llegando a los cerebros de estos niños tan pequeños", explica Maria Fitzgerald, del departamento de Anatomía del mencionado centro, y una de las firmantes del trabajo.

Según Fitzgerald y su equipo, se trata de la primera evidencia directa del dolor en prematuros. Hasta ahora, las evidencias sobre el dolor en estos recién nacidos se habían limitado a cambios conductuales (como estremecimientos o muecas), fisiológicos o metabólicos manifestaciones físicas. Medir las sensaciones en niños que no hablan es difícil, dado que estas manifestaciones podían ser simples reacciones reflejas del organismo, y no una experiencia dolorosa 'real'.

Mediante una espectroscopía de infrarrojos (una técnica que mide los niveles sanguíneos y la oxigenación del cerebro) Fitzgerald y su equipo registraron la actividad cerebral de 18 bebés prematuros nacidos entre las semanas 25 y 45 de gestación, ingresados en la unidad de cuidados neonatales del Elizabeth Garrett Anderson and Obstetric Hospital.

Los exámenes se realizaron mientras las enfermeras practicaban una prueba rutinaria (la toma de una muestra sanguínea del talón), antes y después de esta prueba. De este modo, se vio que mientras se estaba tomando la muestra sanguínea aumentaba la sangre y la oxigenación de la zona 'sensorial' del cerebro, es decir, de la corteza somatosensorial, una región que se ha asociado en los adultos con las sensaciones dolorosas.

Los circuitos del dolor

Aunque no esta claro cuándo empiezan a desarrollarse en el cerebro los 'circuitos del dolor', los científicos calculan que se produce entre la semana 23 y 30.

Según Fitzgerald, comprender y procesar el dolor es algo que se aprende a lo largo de un largo periodo de tiempo. No se trata únicamente de que el organismo perciba el estímulo molesto, sino de que el cerebro 'sea consciente' de esa señal dolorosa.

En el estudio británico, se vio que la sensibilidad al dolor de los neonatos crecía a medida que eran más mayores. "Las estimaciones demuestran que en cuidados intensivos, cada bebé se somete diariamente a una media de 14 procedimientos, muchos de los cuales son considerados dolorosos. Es más, existen evidencias de que estos procedimientos repetitivos causan estrés y llevan a una mayor sensibilidad a otros procesos no dolorosos. Dado que la información dolorosa se tranmite a la corteza del bebé prematuro a partir de las 25 semanas, existe la posibilidadad de que la experiencia desagradable influya en el desarrollo cerebral desde una etapa muy precoz, cuando el cerebro es altamente maleable", advierte la especialista británica.

"Ciertamente es algo de lo que deberíamos estar al tanto. Es otra buena razón para tratar el dolor y aliviarlo en una etapa muy precoz, cuando son tan vulnerables", añade.