El médico fundador del Centro Oncológico de la Plata, José María Mainetti, de 96 años —quien fuera el gran maestro de René Favaloro—, murió ayer por la tarde en la localidad bonaerense de Manuel Gonnet, informaron empleados de ese centro de salud.
La muerte de este prestigioso profesional sucedió a las 18.20, en su vivienda particular, en el partido de La Plata.
Mainetti fundó en 1986 el centro Oncológico de Excelencia, que desde entonces se constituyó en una de las unidades médicas de investigación, atención y docencia en prevención, diagnóstico y tratamiento de tumores cancerígenos más importantes de América Latina.
El médico, que había creado en 1969 la fundación que lleva su nombre, impulsó en 1993 el Instituto de Trasplante de Médula Osea (ITMO), que en marzo de ese año realizó el primer transplante autólogo de médula ósea en el ámbito de la provincia de Buenos Aires.
En 1995, el ITMO concretó también el primer trasplante con células progenitoras de cordón umbilical de la Argentina.
Al igual que su discípulo Favaloro, Mainetti encontró serias dificultades administrativas en su fundación. A mediados de 2005 pidió un subsidio al Estado bonaerense porque el centro médico que él había creado estaba agobiado por las deudas.
"Como decía René —dijo el médico a Clarín por entonces—, trabajamos para el país y nos pagan con mortadela".
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Diario HOY, La Plata.
Jose Maria Mainetti
Luchador incansable: “Como Don Quijote, cabalgo con una lanza en el pecho”
Fue maestro del reconocido cardiólogo René Favaloro. Y, como él, debió enfrentar una debacle económica que sumergió al COE. Pese al dolor, eligió otro camino: pelear por sus ideas. “Si me quieren matar, les va a costar trabajo. Mis ideales no se matan, voy a seguir peleando”, dijo
Por Luciano Gravellone
“Como Don Quijote o el Cid Campeador, perseguido por los moros de la intervención, cabalgo con una lanza en el pecho” (José María Mainetti - diario Hoy - 12/08/04).
Fue su maestro, su inspirador y su ejemplo. Y, como a él, también le tocó enfrentar una debacle económica que lo sumergió; lo llenó de bronca y dolor. No fue extraño pensar que el sueño del profesor José María Mainetti podía acabar de la misma manera que lo hizo su alumno, el cardiólogo platense René Favaloro. La fundación y el centro médico de alta complejidad que creó hace 26 años estuvo a punto de ser sepultado -una y otra vez- por las deudas y los juicios, tras una crisis terminal que comenzó en 1997.
Hasta el propio profesor se animó a comparar la situación del centro con la crisis que llevó al cardiólogo al suicidio. “Favaloro tenía un compromiso con el país y el mundo, salvó a mucha gente, y prefirió seguir el ejemplo de Sócrates cuando se vio superado por los problemas. Yo soy más pequeño, más humilde, y por amor a Dios no abandonaré esta lucha”, explicó a Hoy Mainetti en una de las tantas entrevistas que brindó en el centro. Perdón, en su casa.
Agregó: “Si me quieren matar, les va a costar trabajo. Mis ideales no se matan, voy a seguir peleando”.
El Centro Oncológico de Excelencia (COE) fue concebido por Mainetti en 1980. La idea fue crear una escuela de médicos oncólogos, una de enfermería, otra de bioética y un establecimiento sanitario de alta complejidad. El profesor depositó en el moderno complejo gran parte de su ahorro personal (ver página 16).
Al igual que en el caso de la Fundación Favoloro, un abanico de razones colocaron a este reconocido instituto privado al borde del precipicio: el aumento de los insumos médicos, la crisis de las obras sociales (que rompieron con las cadenas de pagos) y la tercerización de los servicios médicos más rentables del centro asestaron le golpe mortal.
La estrecha cornisa sobre la que caminaba el COE se terminó en 1997. La Fundación Mainetti (entidad creada por la propia familia para mantener el centro) llamó a convocatoria de acreedores: debía alrededor de 8 millones de pesos, casi todo lo que facturaba en un :año. Una telaraña de escritos y apelaciones permitió estirar la agonía hasta diciembre de 2003, cuando la deuda ya alcanzaba los 30 millones.
Los ingresos se desplomaron a 300.000 pesos por mes, los empleados no cobraban sus sueldos con regularidad y a los proveedores les costaba acreditar los cheques que recibían. Se repetían las huelgas, aunque nunca se dejó de atender a los casos de urgencia y a los internados. Hasta se realizó un abrazo simbólico, a modo de pedido de auxilio, encabezado por el profesor.
En junio de 2004 una nueva conducción del COE pidió la quiebra con continuidad, algo similar al caso de Racing. Como eso implicaba la devolución del terreno de Gonnet (cedido por la provincia de Buenos Aires), uno de los hijos de Mainetti apeló su propio pedido y la Fundación recuperó el control del centro asistencial.
Sin embargo, el Juzgado Civil y Comercial nº 2 de La Plata, a cargo de Eduardo Silva Pelossi, decidió separar a la Fundación Mainetti de la conducción y otorgó un plazo mínimo de 30 días para que el ministerio de Salud de la Provincia garantizara la atención de los pacientes. Se designó un Consejo Directivo para lograr la “normalización”. “Siempre exigí que el Estado se sume a esta causa y no deserte”, sentenció el profesor.
El chachetazo fue duro -así lo expresó Manietti a Hoy-. Pero una vez más decidió continuar. Estaba convencido de que aún podía convertir el COE en un centro de consulta nacional.
Al igual que aquel 29 de julio de 2000 cuando René Favoloro, el alumno, decidió terminar con su vida, ayer la ciudad quedó envuelta en la tristeza. Su huella quedará marcada; sus palabras grabadas en la memoria. Y su lucha será un ejemplo de excelencia.