MIAMI.– Victoria Knight era una maestra en una escuela primaria cerca de Monterrey, en California, cuando, harta de contagiarse un resfrío tras otro cada año por respirar las bacterias con que sus alumnos emponzoñaban el aula, comenzó a experimentar con hierbas y vitaminas, tratando de encontrar la fórmula mágica que le permitiese escapar a esta recurrente calamidad.
Al cabo de un tiempo, con la ayuda de especialistas, logró producir un cóctel de 17 ingredientes que contenía, entre otras cosas, vitaminas C, E y A, los minerales zinc y selenio y las hierbas forsitia, jengibre, raíz de isatis y equinácea.
Tras comprobar que la receta había logrado mantenerla libre de catarros durante dos años, Knight y su marido, el guionista Rider McDowell, decidieron invertir los ahorros que tenían en desarrollar y comercializar el invento.
El resultado fue Airborne, así llamado porque fue principalmente destinado a los viajeros de avión, ya que, por sus características de encierro, el aire de la cabina favorece el contagio bacterial.
La dupla Knight-McDowell vendió su primer paquete de Airborne a una farmacia local en enero de 1997. Para fines de ese año, la cadena Trader’s Joe hizo un pedido de 300 cajas del producto que les representó un ingreso de 75.000 dólares. Con este capital y con los 170.000 dólares que Rider obtuvo por la venta del guión de una película, los McDowell decidieron expandir la operación, apostando todo cuanto tenían a su invento.
La reina Midas
Con la ayuda de algunas celebridades como Kevin Costner, quienes comenzaron a elogiar públicamente los efectos del remedio, las ventas de Airborne crecieron vertiginosamente por mero efecto del boca a boca. Pero bastó que la reina Midas de la comunicación, la todopoderosa Oprah Winfrey, hiciera un perfil de Victoria Knight McDowell y su invención en su programa para que Airborne se convirtiera en una sensación.
En 2004, las ventas totalizaron 90 millones de dólares y Airborne se transformó en uno de los productos de salud de venta más rápida de la historia. Su demanda asumió características de histeria. Con unos 600 millones de personas transitando anualmente por los aeropuertos norteamericanos, el efecto reproductivo de Airborne fue fenomenal.
La comunidad médica no reaccionó con el mismo entusiasmo a las promesas de Airborne. La equinácea, que también se conoce como "flor cónica púrpura", crece principalmente en Europa y en América del Norte y era la principal hierba medicinal usada por los nativos americanos en la región de las Grandes Praderas. Sus efectos se han asociado tradicionalmente con el tratamiento del resfrío, la gripe, las infecciones respiratorias crónicas y las infecciones urinarias.
Sin embargo, un estudio realizado en 2003 no encontró ningún beneficio en el uso de medicamentos basados en la hierba equinácea por los niños y un trabajo publicado recientemente por el New England Journal of Medicine tampoco logró establecerlo en los adultos.
Pero en un estudio independiente, la empresa farmacéutica GNG utilizó a 120 adultos con síntomas de resfrío para comparar los efectos de Airborne con la reacción a un placebo. Resultó que 47% de quienes recibieron el medicamento dejaron de tener síntomas después de cinco días, contra apenas el 9% de los que recibieron el placebo.
Los investigadores admitieron que los resultados eran tan sorprendentes como excepcionales.
Que una maestra sin ningún antecedente en farmacología pueda competir con laboratorios gigantes en un campo tan ganancioso como el de los medicamentos para el resfrío y aventajarlos es una de esas historias de David y Goliat que cada tanto aparecen en los Estados Unidos.
Por Mario Diament