Conclusión de una comisión investigadora

Clonación: fue una "mentira intencional"

El estudio de Science sería un fraude

SEUL, Corea del Sur (International Herald Tribune).- El estudio científico sobre clonación que lanzó al científico de Corea del Sur Hwang Woo Suk, de 52 años, a la primera plana internacional fue una "mentira intencional" orquestada por Hwang, concluyó una comisión universitaria. El investigador renunció a la universidad y pidió disculpas por su accionar.

Ofreciendo los primeros detalles específicos del caso más sensacional de fraude científico de los últimos años, la comisión integrada por nueve científicos de la Universidad Nacional de Seúl no sólo impuso una grave pero todavía inespecífica sanción a Hwang -que hasta ahora era considerado un héroe nacional en su país-, sino que además anunció que investigará sus otros desarrollos científicos (como la primera clonación de un perro) para determinar su veracidad.

"Pido disculpas a las personas por causar una indescriptible conmoción y decepción", dijo Hwang, rodeado de sus apesadumbrados alumnos. "Renuncio a ser profesor de la Universidad Nacional de Seúl."

El anunció tuvo un enorme impacto intelectual porque el laboratorio de Hwang es el único en el mundo que dice haber alcanzado un gran número de logros científicos. Ahora es poco claro que obtenerlos sea posible.

"Esto es muy consternante y desmoralizante, porque éste es un gran grupo con una enorme experiencia y todos pensábamos que si alguien lo podía lograr, serían ellos", dijo Stephen Munger, experto en investigación en células madre del Kings College, de Londres, que visitó el laboratorio de Hwang este año. "Ahora parece que hemos sido engañados, lo que ocasionará un gran daño a este campo de investigación."

El laboratorio de Hwang es el único del mundo que asegura haber tenido éxito en obtener embriones humanos mediante técnicas de clonación de células adultas. El estudio que ahora es considerado fraudulento apareció en la revista Science en mayo de 2005; de los entre 800 y 900 artículos que publica cada año, sólo cuatro suelen ser fraudulentos.

En el artículo de Science, Hwang dijo haber obtenido los embriones con extrema eficacia, lo que convertiría en médicamente útil al procedimiento. Las células cultivadas a partir de esos embriones, llamadas células madre, podrían llegar a ser cruciales en el futuro para el tratamiento de enfermedades como la diabetes o el Parkinson.

Los investigadores de la comisión dijeron que la obtención de por lo menos 9 de las 11 líneas celulares de Hwang es falsa. Science publicó que para lograrlo utilizaron 185 óvulos, pero días atrás un colaborador de Hwang confesó que en realidad se utilizaron 1100 óvulos. De ser así, la técnica no sería tan eficiente y, por lo tanto, carecería de utilidad terapéutica.

A pesar de las acusaciones, Hwang continúa sosteniendo que, más allá de algunos datos fraudulentos, él inventó la tecnología necesaria para clonar embriones humanos y producir células madre que sean genéticamente similares a las de los pacientes.

"La tecnología para obtener células madre embrionarias específicas de cada paciente pertenece a Corea del Sur", dijo Hwang antes de retirarse de su laboratorio. "Y ustedes se darán cuenta de que eso es verdad."

Hwang dijo que actualmente se están llevando adelante estudios para confirmar que las restantes líneas celulares no han sido fraguadas.

C. Sang-Hun y E. Rosenthal


El tema en Clarín: 
ESCANDALO EN COREA Y EN EL MUNDO CIENTIFICO

Descubrieron que falseó datos el "clonador" de embriones humanos

Se trata del científico surcoreano Hwang Woo-suk. En mayo había publicado un estudio donde aseguraba que había obtenido células madre a partir de la clonación de embriones humanos.

Venía trastabillando desde hace semanas. Pero ayer, definitivamente, cayó en la rodada. Nada pudo salvar al científico surcoreano Hwang Woo-suk del escándalo y del papelón luego de que se comprobara que había publicado, en mayo de este año en la revista Science, un estudio con datos falsos sobre la obtención de células madre a partir de embriones humanos.

"Renuncio como profesor de la Universidad de Seúl y me disculpo por haber provocado tal schock y desilusión", comentó en un programa de tevé de su país tras conocer los resultados de la comisión investigadora de 9 miembros que ratificó la falsedad de sus resultados. Según las agencias AFP y ANSA, luego de las disculpas dejó flotando en su adiós un dejo de oportuno patriotismo. "Pero querría repetir que la tecnología para crear células estaminales (otra forma de llamar a las células madre o troncales) es surcoreana. Todos podrían confirmarlo", dijo.

Parece que no es casual que haya apelado a los sentimientos de nacionalismo surcoreano porque, al fin y al cabo, lo acompañaron en la totalidad de su carrera científica. Durante 2005, hasta que saltara el escándalo, este investigador gozaba de los privilegios de un auténtico héroe nacional. Incluso, según revela AFP, habría recibido 40 millones de dólares por parte del Ministerio de Ciencia y Tecnología de su país para profundizar en sus investigaciones.

Su currículum indica que nació el 15 de diciembre de 1952. Hijo de una familia de escasos recursos, creció en medio de la miseria económica que signó los años siguientes a la guerra de Corea (entre 1950 y 1953). Cuando era chico le gustaba jugar con distintos animales de la granja familiar. Tal vez por eso eligió especializarse en veterinaria en los años 70 y hasta recibió un doctorado en reproducción animal en 1982. Por esos años todavía no pensaba en la clonación, mucho menos en la clonación humana.

Recién en la década del 90 comenzó a focalizar en las técnicas que tenían que ver con esas tecnologías. En 1999 hizo uno de sus primeros anuncios llamativos: el nacimiento de Yeongryeong, una vaca clonada. A comienzos de 2000 ya se sintió con la suficiente confianza como para intentar la clonación en humanos, algo que para la comunidad científica tenía, en ese momento, más de ficción que de ciencia.

En 2002 comunicó que se dedicaría a la clonación humana pero sólo con fines terapéuticos. "Estoy en contra de la clonación reproductiva. Trabajo para curar enfermedades incurables", declaró ese año en un periódico local. Y siguió adelante, con el empuje que le daban algunos logros a medida que avanzaba hacia su objetivo final. En 2004 declaró haber conseguido clonar embriones humanos, conseguidos por la transferencia de núcleos celulares de tejidos de enfermos a óvulos de mujeres sanas donantes, usando 242 de esos óvulos.

Así logró colocarse en la vanguardia de las investigaciones genéticas. Lo atravesaron las tormentas que se levantaron por cuestionamientos bioéticos sobre la manipulación de material humano. De todos modos, nadie sospechaba de sus "malas artes" para obtener los resultados. Hwang Woo-suk continuó en su derrotero triunfalista. En 2005 dijo que había logrado hacer, por clonación, la copia fiel de un perro afgano. Y, luego, a través de la publicación realizada en la revista Science, hizo el anuncio más importante de su vida profesional: la obtención, a partir de embriones clonados, de los primeros cultivos de células madre para investigación médica.

Todo alentador, pero falso.

¿No hubo clonación?

Hace un mes, Hwang Woo-suk —hasta ahora el mayor experto en genética y el primer científico en clonar embriones humanos— tuvo su primer enfrentamiento con los comités de investigación que actúan cuando se levantan sospechas sobre un logro científico. Y en ese primer encuentro no le fue nada bien.

Se comprobó que había utilizado óvulos de dos investigadoras de su equipo para su trabajo sobre células madre. Esa práctica está totalmente prohibida en el mundo. La acusación era más bochornosa aún porque se decía que había pagado por la obtención de esos óvulos. Luego todo fue "suavizado" cuando se dijo que, en realidad, la donación había sido voluntaria.

En ese momento, renunció a su cargo de director del Centro Mundial de Células Madre, el primer banco mundial de ese tipo de células y que funciona en la Universidad Nacional de Seúl.

La nueva acusación es también grave. Tiene relación directa con el resultado de sus estudios. La Comisión que investigó su caso afirma que por lo menos 9 de las 11 matrices creadas de células madres son falsas. Es decir que Hwang las habría desarrollado a partir de un grupo de células guardadas en un tubo de ensayo, y no de embriones humanos.

El tema en La Jornada México: 

''La información fue hecha intencionalmente, no fue un error accidental''

Panel sudcoreano ratifica falsedad en investigación de Hwang Woo-suk
El comité asegura que su trabajo de clonación ''es dañino a los fundamentos de la ciencia''

Tras el anuncio, el científico renunció como profesor de la Universidad Nacional de Seúl

Pese a todo, el científico sudcoreano Hwang Woo Suk afirmó que Corea del Sur posee la tecnología de las células madre embrionarias. La imagen fue tomada en su laboratorio en mayo pasado.

 Seúl, 23 de diciembre. El pionero surcoreano de la clonación Hwang Woo-suk falseó los resultados de su investigación sobre células madre, según señaló hoy un destacado panel universitario que analiza el caso.

En una conferencia de prensa televisada, el panel de nueve miembros perteneciente a la Universidad Nacional de Seúl consideró que el trabajo de Hwang es "dañino a los fundamentos de la ciencia".

"Basados en estas conclusiones, la información en 2005 fue fabricada intencionalmente, no fue un error accidental, y esto constituye una falta de ética mayor", dijo Roe Jung-hye, directora del departamento de investigación de la universidad.

El informe provisorio indica que el científico produjo dos líneas de células madre y las utilizó para señalar en un trabajo entregado el 15 de marzo a la revista especializada Science que había producido 11 líneas.

Tras el anuncio del comité, el científico respondió pero no dio explicaciones. "Renuncio como profesor de la Universidad Nacional de Seúl para disculparme por causar una decepción tan grande", dijo en un breve comentario televisado. "Pero quiero reiterar que las células madre embrionarias son tecnología surcoreana. Todos ustedes lo confirmarán", agregó.

La defensa

En días pasados, Hwang se defendió de las acusaciones y anunció que retiraría la publicación hecha en Science debido a que contiene datos erróneos.

Hwang reconoció que en la difusión de las imágenes y en la conservación de los cultivos celulares se cometieron errores. En algunos casos, se trataba de imágenes de líneas celulares del hospital MizMedia, pero no de las "hechas a medida".

Algunos expertos consideran que ya no es posible determinar si las 11 líneas celulares descritas realmente existieron. Hwang mismo dijo que algunas de ellas fueron contaminadas, pero que puede demostrar que su equipo realmente consiguió este año generar células madre "a medida".

Para ello, descongelará cultivos celulares. Si esas cinco células madre son genéticamente idénticas a las de los donantes, entonces la discusión por su autenticidad habrá acabado.

El año pasado, el equipo dirigido por Hwang, quien es considerado un héroe nacional en su país, fue el primero en el mundo en clonar un embrión y sacar de él células madre.

Roe dijo que el comité también analizará este trabajo académico de 2004 sobre la clonación de los primeros embriones humanos para investigación, y otro sobre la clonación de un perro.


El tema en El País, Madrid

Cuento coreano

EL PAÍS  -  Opinión - 24-12-2005

En un campo científico incipiente como la clonación terapéutica puede haber fronteras éticas difusas. Ésa, al fin y al cabo, es la causa última de que los grandes centros públicos de investigación norteamericanos hayan tenido que permanecer al margen de esas líneas de trabajo mientras otros países, pese a su inferioridad de medios, aprovechaban un ambiente legal más propicio para ir saliendo adelante. El caso de Hwang Woo-Suk era hasta ayer el paradigma perfecto. Desde su modesto laboratorio de la Universidad Nacional de Seúl, Hwang había asombrado al mundo al anunciar la clonación de los primeros embriones humanos, y al derivar de ellos los primeros cultivos de células madre específicos de pacientes. Tal vez las costumbres surcoreanas fueran algo laxas en relación con la donación de óvulos, y seguro que Hwang se había beneficiado de ello en sus experimentos pioneros, pero el Gobierno de Seúl era consciente de esos problemas, y la compraventa de óvulos ya había sido prohibida por ley en enero.

Pero la frontera del fraude científico no es difusa, sino nítida y cortante. Hwang y su equipo publicaron en junio, en una de las dos revistas científicas más prestigiosas del mundo, que habían obtenido 11 líneas de células madre clonadas de pacientes, en lo que suponía un pilar esencial para la futura medicina regenerativa. Y, según las primeras conclusiones de la investigación a la que le está sometiendo su propia universidad, conocidas ayer, sólo dos de esas líneas existían cuando él envió su borrador a la revista; las otras nueve figuras no son un error o un descuido, sino una manipulación deliberada; y Hwang no ha sido burlado por un colaborador, sino que es responsable del engaño. Faltan muchos detalles por conocer, pero bastan los dos brochazos que ya se conocen para sospechar que nos encontramos ante uno de los mayores fraudes científicos de la historia reciente.

Entender tal comportamiento llevará tiempo. Quizá sea más fácil analizar los fallos del sistema de publicación científica. En una revista de calidad, los borradores son examinados por tres o cuatro investigadores de prestigio, pero su trabajo suele consistir en evaluar si las conclusiones se desprenden lógicamente de los datos que presentan los autores y si el trabajo tiene el suficiente interés como para merecer su publicación en un escaparate de tanto impacto, no en descubrir falsificaciones más o menos imaginativas ni trucos de tijera y pegamento. El sistema científico, como casi todo, se acaba basando en la confianza. Hwang la perdió ayer.

Atónita ante el escándalo, Science guarda silencio
Washington, 23 de diciembre. Science nunca habría podido imaginar un final así: cuando este viernes se conoció la magnitud total del escándalo en torno al pionero de la clonación, el surcoreano Hwang Woo-suk, en el seno de la renombrada revista de ciencia reinaba un profundo silencio. La dirección debatirá una reacción adecuada y luego dará a conocer su posición, dijo en Washington una portavoz de la mayor asociación mundial de investigadores, la AAAS, que publica Science. No quiso responder a la pregunta de si habrá consecuencias.

Los críticos acusan a la revista especializada de no haber comprobado con el suficiente cuidado los resultados de Hwang. De hecho, Science publicó los estudios del surcoreano sobre las células madre a medida, considerados revolucionarios, apenas dos meses después de que los expertos le dieran su visto bueno, cuando lo normal en este tipo de procedimiento conocido como Peer Review son cuatro meses.

Además, tampoco el biólogo estadunidense Gerald Schatten, de la Universidad de Pittsburgh, siguió las normas. Este renombrado investigador de las células madre había dado al estudio su nombre, casi como garantía de su fiabilidad, sin haber participado en él activamente. "Nunca se me habría ocurrido" cuestionar su papel en el proyecto, dijo el director de Science, Donald Kennedy, el pasado viernes.

Schatten fue el primero que asumió las consecuencias tras los rumores sobre presunta manipulación voluntaria en el laboratorio de Hwang. Así, pidió a Science que retirara su nombre de la lista de autores del estudio presentado en mayo. Pero cuando el pionero de la clonación de la Universidad Nacional de Seúl propuso poco después retirar todo el artículo, Kennedy se negó en un primer momento.

Instó a Kwang a revelar los motivos por los que debería ser retirado, así como la autorización de los 24 autores de la investigación. En caso contrario, Science deberá aconsejar a la comunidad internacional de investigadores que "ignore" sus resultados, dijo. Según los principales redactores de la revista, a veces a algunos autores les entran dudas después de que se publicaron sus resultados y piden que el artículo correspondiente sea retirado. Entre los 800 o 900 artículos que Science publica cada año, se producen una media de cuatro casos de este tipo.

Dpa