NUEVA YORK.- Cualquiera que haya hecho dieta sabe que perder peso es fácil. Lo difícil es mantenerse.
Ahora los científicos piensan que saben por qué. Cuando las personas pierden cantidades sustanciales de peso, su fisiología cambia de tal forma que, aunque parecen normales, tienen todas las marcas de la inanición. Su metabolismo se hace más lento, gastan menos calorías cuando hacen ejercicio porque sus músculos se hacen más eficientes, y los niveles de sus hormonas tiroidea y adrenalina se desploman. También tienen niveles mucho más bajos de la hormona de la grasa, la leptina.
Frecuentemente también dejan de perder peso y recuperan lo que ya habían perdido.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Columbia diseñó un experimento para ver si podían evitar estos cambios. La leptina, razonaron, le dice al cerebro cuánta grasa hay en el organismo.
Si las personas pierden peso, tienen menos leptina. Pero qué pasaría si los investigadores pusieran a dieta a personas -gordas y flacas- y les dieran suficiente leptina para hacer que sus cuerpos pensaran que todavía son gordos. La leptina serviría como una suerte de grasa virtual. ¿De todos modos el organismo de esos individuos mostraría los cambios metabólicos de la inanición?
La respuesta, publicada en el número de The Journal of Clinical Investigation, es que el truco de la leptina funcionó.
Se les dio a diez sujetos -cinco hombres y cinco mujeres-, de los cuales tres nunca habían sido gordos y siete eran obesos, una dieta líquida para producir una pérdida de peso del 10%. Después, durante cinco semanas, se les administraron dos inyecciones diarias con suficiente leptina como para restablecer los niveles que tenían antes de perder peso.
Los científicos midieron la eficiencia muscular haciendo que los individuos pedalearan en una bicicleta estacionaria y midiendo su consumo de oxígeno para determinar cuántas calorías quemaban.
A bajos niveles de ejercicio, comparables con las actividades de la vida diaria, ellos quemaban un 23% menos de calorías. Cuando recibían la leptina, su combustión calórica retornaba a los niveles previos a la dieta.
También midieron la concentración de la hormona tiroidea en la sangre y encontraron que la leptina revertía la declinación que ocurría con la pérdida de peso. También midieron los efectos sobre el sistema nervioso simpático y documentaron menores niveles de adrenalina en la orina. La leptina también revertía esto.
El doctor Michael Rosenbaum, investigador principal del estudio, dijo que diez semanas era un tiempo demasiado corto para determinar si un tratamiento continuo con leptina permitiría a las personas que hacen dieta mantenerse en peso sin esfuerzo. Pero, dijo Rosenbaum, el trabajo establece una prueba de concepto.
"La obesidad es la única enfermedad en la que el cuerpo lucha en contra de la cura", afirmó.
Y agregó: "Perder peso y mantenerse son dos cosas distintas".
El estudio sobre la leptina sugiere que la solución para mantener la pérdida de peso podría ser una píldora que engañe al cerebro y le haga pensar que no se perdió peso en absoluto.
Por Gina Kolata
De The New York Times