Según informa “Neurology”, al inicio del estudio, los investigadores tomaron fotografías especiales de las retinas de los voluntarios del estudio. Examinaron estas fotografías para detectar señales de daño en pequeños vasos sanguíneos y luego le hicieron seguimiento a los voluntarios durante siete años.
Los hallazgos siguieron siendo ciertos incluso después de que los investigadores tomaran en cuenta factores tradicionales para el ictus, como hipertensión arterial y tabaquismo.
"Los vasos sanguíneos de los ojos comparten las mismas características anatómicas y otras de los vasos sanguíneos del cerebro", han manifestado los autores. "Hace falta realizar más investigaciones para confirmar estos resultados, pero es interesante pensar que este procedimiento bastante sencillo podría ayudar a predecir si alguien tendrá más probabilidades de sufrir un ictus varios años después”.
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