ENTREVISTA AL Dr. ARMANDO BASSO
Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires y Presidente de la Federación Mundial de Sociedades de Neurocirugía.
¿Cómo fueron sus comienzos en el área de la neurocirugía?
Yo comencé muy joven a fines de los años 50´ siendo practicante en el antiguo Hospicio de las Mercedes, Hospital Nacional de Alienadas, lo que se conoce hoy en día como Hospital Moyano. Mi familia vivía afuera de Buenos Aires de manera que yo vivía en el Hospital, al mismo tiempo hacía guardias como practicante de cirugía en el Hospital de San Isidro, en el Hospital Militar Central de tal manera que combine las dos cosas, un poco el sistema nervioso que siempre me apasionó en la parte anatómica y fisiológica, y la parte de neurocirugía, a tal punto que en ese hospital, en el hospital de psiquiatría, el actual Moyano, la única persona de los muchachos jóvenes capaces de hacer algo quirúrgico, porque eran todos psiquiatras, era yo, y ahí, comencé con mis primeras armas en neurocirugía haciendo muchas operaciones de lo que se llama “psico-cirugía”.
Pero luego su formación continuó...
Sí, posteriormente en los años 60 después de haber estado un año en Estados Unidos, en donde hice un programa de internado rotatorio, volví a la Argentina y me incorporé al Instituto de Neurocirugía “Costa Buero” bajo la dirección del profesor Dickman. Ahí estuve hasta el año 1965, en que viajé a Francia y con el profesor Guiot, comencé a desarrollar durante muchos años en París y en Zurich todo lo que en esa época era muy nuevo, que era la microneurocirugía, es decir, la utilización del microscopio quirúrjico que era desconocido en esa época para neurocirugía y que permitió llevar adelante una serie de procedimientos neuroquirúrjicos de lo que podríamos llamar “mínima invasión”, a traves de abordajes mucho menos traumáticos y con una seguridad total en las técnicas. Esto cambio radicalmente los resultados en neurocirugía debido a que los pacientes ya no quedaban con secuelas luego de la cirugía tal como sucedía anteriormente.
Y después regresó a la Argentina...
Claro, ya de vuelta me reincorporé al Instituto “Costa Buero” y al ex-Sanatorio Güemes en las épocas en que era una institución pionera y muy importante en Argentina y América. En 1975 me hice cargo de la Jefatura del Servicio de Neurocirujia del Hospital “Santa Lucia” donde tuve una intensa actividad en microneurocirujia en todas las patologías. De manera contemporánea, en los años 80´, también fundamos el Instituto de Neurociencias en el ex-Sanatorio Güemes. Todos esos años, por supuesto también me dediqué muchísimo a la actividad docente y mi actividad en el extranjero ha sido muy intensa hasta el dia de hoy...
Pero no sólo fue docente sino que fue elegido presidente de varias sociedades del área...
Fuí elegido presidente de la Sociedad Argentina de Neurocirugía en 1980, en la que me desempeñé dos años, y fui profesor adjunto de la Facultad de Medicina y en el año 1988 fui elegido presidente Federación Latinoamericana de Sociedades de Neurocirugía. En 1992 por concurso me hice cargo de la Cátedra de Neurocirugía en la que me sigo desempeñando hasta la actualidad y en el 93´ fui elegido Presidente de la Federación Mundial de Sociedades de Neurocirugía, siendo la primera vez que un latino, no un anglosajón como venía sucediendo hasta entonces, se convierte en presidente de la Federación Mundial, de manera que ese puesto fue muy reconocido por todos.
¿Además ud. se dedicó a la investigación?
Durante muchos años, además de haberme dedicado a la neurocirugía también me he dedicado a la investigación, durante mi estadía en Francia realicé lo que se conoce como un “PhD”, o un diploma de estudios profundos en neurofisiología, con uno de los maestros más grandes de toda la historia de la neurofisiología, Albe Fessard.
Todo eso hace que además de director de Cátedra, hoy en día soy el director del Instituto de Neurociencias de la Facultad de Medicina de la Universidad Buenos Aires.
Anteriormente, cuando hablaba de su formación inicial, mencionó un tipo intervención llamada “psico-cirugía”, ¿de que se trata?, ¿aún se practica?Todavía eran épocas donde no estaban desarrollados los medicamentos, es decir la psico- y neuro-farmacología, de manera que muchos de los cuadros psiquiátricos graves como los problemas de ansiedad, se los solucionaba a través de procedimientos quirúrjicos, que hoy, yo no diría que están abandonados pero se hacen de otra manera mucho más sofisticada.
Es decir que era un tipo de cirugía a cielo abierto que permitía resolver quirúrigicamente algunos problemas psiquiátricos.
Posteriormente con el desarrollo de la farmacología todo ese tipo de procedimientos quedó relegado porque se podía mejorar a los enfermos con píldoras y no con cirugía.
¿Y los resultados que se lograron con fármacos son mejores?
Los resultados de los fármacos son mejores si bien hay algunos procesos hoy en día que requieren un nuevo enfoque de lo que se llama la “psico-cirugía”, no a través de procedimientos ablativos, es decir lesiones en el sistema nervioso, sino a través de procedimientos de estimulación del sistema nervioso que quiere decir que podemos modificar algunas conductas sin necesidad de producir una lesión, luego son procedimientos reversibles lo cual es mucho más lógico, evidentemente.
Actualmente ud. es presidente de la Fundación de la Federación Mundial de Sociedades de Neurocirugía. ¿Qué fines cumple dicha fundación y que trabajos se están realizando?
Sí, también la Federación Mundial de Sociedades de Neurocirugía que trabaja muy directamente en contacto con la OMS, Organización Mundial de la Salud, creo en 1997 una Fundación, y ahora en el último congreso mundial que fue en Marruecos en junio del 2005 me eligieron a mi presidente de la Fundación. Es una tarea interesante porque con fondos que vienen de la industria, que vienen de donaciones, la Fundación se encarga de promover y ayudar al desarrollo de la neurocirugía en los países subdesarrollados o en vías de desarrollo. Por ejemplo en Africa, donde hay sólo un neurocirujano cada 10 millones de habitantes, nuestra función obviamente es entrenar a médicos, a los que les pagamos ese entrenamiento en algún centro internacional, y los proveemos del instrumental necesario. Ahora también la idea es desarrollar un programa en América Latina, también en Asia y en todos los países que tengan necesidad.
Recientemente ud ha recibido varios premios a nivel internacional...
Sí, los americanos en la Asociación de Neurocirugía de los Estados Unidos, la Harvey Cushing Society, cada tres o cuatro años deciden nombrar al neurocirujano del año, este año, 2005, he sido honrado con ese premio, el “Honorary Member of the American Association of Neurological Surgeons”, siendo también la primera vez que es otorgado a un latinoamericano desde su creación en 1930, lo cual para mí es un logro personal, así como también el haber recibido de parte del gobierno de Francia la “Legión de Honor”, en grado de “Gran Oficial de la Legión de Honor” que es la condecoración más importante que tiene el gobierno de este país, lo cual me llena de orgullo.
¿Qué nos puede decir acerca de los juicios de mala praxis?...ud tiene una opinión muy fomada al respecto...
Sí, el problema de los llamados juicios de mala praxis, que a nivel internacional ha tomado repercusión como “la epidemia de los juicios de mala praxis en los países en desarrollo” debido a las crisis económicas que han sufrido crónicamente muchos países, entre ellos la Argentina, ha hecho que se desarrolle una nueva industria que es la “industria de los juicios de mala praxis”,...hay una necesidad de los abogados jóvenes sin trabajo de dedicarse a actuar contra los médicos y han generado en los pacientes, una sensación de la infalibilidad del médico, es decir como si el médico en lugar de ser aquél que brinda ayuda a una persona que sufre, que viene a pedir ayuda, tendría que ser como un mecánico de automóvil que le cambia o arregla una biela al motor y que si la biela quedó mal le tienen que hacer un juicio...en el cuerpo humano eso no es así, porque hay factores del terreno, que ni el médico ni nadie, sólo Dios puede controlar, ...una mala cicatrización, una infección, que puede pasar...es decir estos llamados juicios hoy aparecen por consecuencias que son imprevisibles...esto es una de las cosas a las que tenemos que avocarnos a tratar de modificar...
Y esto genera problemas en la relación médico-paciente...
El médico hace un juramento hipocrático por lo cual cuando no puede curar tiene que contener al paciente. Hoy en día eso no sucede, la contención no existe porque uno tiene que ser cruel y decirle todo lo que le va a pasar, porque sino seguramente a uno le van a hacer un juicio...la relación está totalmente destruída...
La mayoría de las sentencias de los jueces no tienen asidero y la mayoría de las demandas no tiene ninguna justificación..., un dolor luego de una operación de una hernia de disco, que es una cosa natural que se puede dar y que no puede ser controlada por el cirujano, o una secuela lógica luego de la extirpación de un tumor cerebral dado que estamos trabajando en el cerebro en los nervios, es considerado una mala praxis...y eso genera en el médico una sensación espantosa, la vida del médico ya no es la misma después de un juicio de mala praxis...esto no es una defensa corporativa, es la defensa de la relación médico-paciente, es la defensa de la salud pública en resumen...
En cuanto al progreso de la Neurocirugía... ¿Se han hecho descubrimientos importantes en los últimos años? ¿Cuáles son los avances más recientes?La neurocirugía ha cambiado espectacularmente yo diría en los últimos 10 a 15 años. La introducción de la informática a la neurocirugía ha dado vuelta totalmente todos los conceptos y todas las posibilidades, en este momento nosotros podemos tener un diagnóstico muy preciso de todo lo que esta sucediendo dentro del sistema nervioso de una persona a través de los estudios que nos dan imágenes tanto anatómicas como funcionales y que nos permiten ver no solamente la lesión, sino también como están afectados los tractos nerviosos.
También, en los países mas avanzados, tenemos la posibilidad de poder controlar dentro de la sala de operaciones, todo lo que el neurocirujano está haciendo, ya sea en el cerebro, en la médula, o en lo que fuera.
El concepto fundamental de estos últimos años es el de “mínima invasión y máxima eficiencia”, es decir, se han desarrollado procedimientos de neuroendoscopía que han permitido resecar tumores intraventiculares, ubicados en zonas muy profundas del cerebro simplemente a través de un orificio por donde se introduce un endoscopio.
Los procedimientos de mínima invasión para la patología de la columna, que es la patología quizás mas frecuente dentro de la neurocirugía, también se han desarrollado enormemente. Así también ha habido una revolución espectacular por un lado en el diagnóstico, por otro lado en el tratamiento, en la neurocirugía endovascular, es decir toda la patología vascular del encéfalo que durante siglos ha matado muchísima gente, hoy en día se puede resolver a través de procedimientos endovasculares, por ejemplo con la punción de la arteria femoral se pueden llevar los instrumentos más sofisticados, lo que se conoce como microtecnología y hoy en día la nanotecnología. Todo esto hasta hace poco tiempo se resolvía a través de procedimientos muy agresivos. Este avance permite que se puedan hacer procedimientos de alta complejidad, con mínima invasión, máxima eficiencia y muy corta estadía, esto soluciona problemas, obviamente, primero para el enfermo, pero también problemas de financiación de la salud pública, enfermos que antes estaban internados 3 ó 4 semanas, meses, hoy en día están internados 24, 48 horas...
No obstante estos avances, ¿Cuáles son los problemas pendientes por resolver?Uno de los problemas pendientes que tenemos, muy importantes, sigue siendo el de los tumores malignos del sistema nervioso, los llamados Gliomas del sistema nervioso. Desgraciadamente aquí el avance es muy lento porque son enfermedades donde el componente genético, molecular, es fundamental, de manera tal que ahí estamos hablando del problema del cáncer, el cual excede el tratamiento quirúrgico. Ahí nosotros tenemos primero que determinar cuales son los elementos que se han modificado en la estructura genética del individuo, en sus genes, en sus cromosomas, para saber luego que vamos a hacer y como lo podemos solucionar. En el Instituto de Neurociencias que yo dirijo, estamos estableciendo donde está el problema en la enfermedad de Recklinghausen tipo II, que es cuando aparecen neurinomas en todo el organismo. Ya podemos decir a través de un estudio genético si una persona tiene este problema, y si su hermano, su tío, o su sobrino también lo van a padecer, de manera tal que lo podemos prever, y así detectarlo a tiempo y posiblemente tratarlo a tiempo.
En los Gliomas especialmente es donde estamos quizás más atrasados, pero hay un intensísimo esfuerzo. Por ejemplo, en los tumores de hipófisis, que es una de las cosas a las cuales yo más me he dedicado en mi vida, todavía tenemos algunos problemas, pero en 30 años hemos resuelto prácticamente todo lo relacionado a estos tumores y en algunos casos con medicación sin necesidad de operar.
¿Cómo está posicionada la Argentina en neurocirugía a nivel mundial?
La Argentina es un país totalmente atípico...no podemos hablar de la Argentina tenemos que hablar de las personas o grupos de personas...tenemos hospitales que ni en Africa existirían por lo malos, y al mismo tiempo tenemos institutos de altísima complejidad y tenemos recursos que no tienen otros países latinoamericanos, tenemos por ejemplo radiocirugía para neurocirugía en los dos niveles más altos que hay en el mundo...específicamente en neurocirugía tenemos la posibilidad de hacer las cosas como en cualquier otro lugar del mundo, a tal punto que estamos operando a gente que viene del exterior a tratarse con nosotros, ya que le podemos ofrecer una medicina igual a la que pueden tener en Francia, Alemania o Estados Unidos, pero desgraciadamente eso no es en todos lados, en la mayoría de los lugares la medicina está muy atrasada, no hay un plan de salud pública, no hay responsabilidad del estado en la salud pública...sólo hay un esfuerzo de articulares...tenemos un sistema de salud “sin sistema” y al no tener un presupuesto, sumado a que los políticos no tienen idea de cómo resolver este problema, tenemos un país atípico...es decir que en Argentina tenemos el primer mundo y el quinto mundo al mismo tiempo..., es decir no hablemos de la Argentina, pero eso sí, tenemos personas y lugares a primer nivel internacional sin duda...
¿Tiene asignaturas pendientes a nivel personal?
A nivel personal he sido una persona muy afortunada en mi vida, todo lo que me he propuesto profesionalmente lo he conseguido, y he tenido suerte, como le decía Napoleón a sus generales: “Si ud no tiene suerte, por más bueno que sea vayase soldado”... hay que esforzarse pero al mismo tiempo hay que tener suerte, y yo la he tenido. Mi meta en este momento es mejorar la neurocirugía primero en mi país y después donde yo pueda, por suerte tengo un grupo de colaboradores a los cuales yo he entrenado con mis parámetros y mi manera de ser, yo trato de transmitir todo lo que veo, hago, y discuto en todo el mundo...sobre todo lo que quisiera transmitirles es primero un gran respeto por el enfermo, si hay una cosa que yo critico a veces en la clase médica, es a veces una falta de respeto por el enfermo, después el criterio es muy importante, es muy importante saber cuando operar y pero mucho más saber cuando no operar...también es de importancia la calidad de vida de los pacientes, hay un programa internacional que dirijo también que se llama el “QOLiBRI” (colibrí), que proviene de las siglas en inglés, Quality Of Life after Brain Injury (calidad de vida luego del daño cerebral), y hay una frase que a mi me gusta “tratar al enfermo o tratar al tumor”, yo prefiero tratar al enfermo..., tratar al tumor no me interesa... por supuesto, dentro del respeto al enfermo está en cada uno de nosotros el desarrollar una técnica purísima, yo no concibo un neurocirujano que cree que está operando el cerebro de una persona como si fuera pelar una naranja, y para eso hay que pasar horas y horas de laboratorio...
Bueno, esos son mis objetivos en ya más de cuarenta años de carrera...la otra meta por supuesto en este momento es ocuparme de mis nietos lo cual también es una meta importante...