Farmacología

Manejo del Dolor Moderado a Severo

La neuroanatomía, la neurofisiología, la farmacología y la biología molecular han contribuido enormemente a encontrar mejores estrategias y fármacos, y han ayudado a entender las modulaciones centrales y la sensibilidad al dolor.

Autor/a: *Dr. Eduardo Cáceres Graziani. **Dr. Víctor Castro Olidén.

Fuente: Dol Clin Ter 2003; II(6) : 15-20

Indice
1. Introducción
2. Farmacos
3. Analgésicos
4. Bibliografía

Preguntas como ¿qué es el dolor?, ¿cómo se origina? y ¿cómo se debe suprimir? han estimulado la investigación en el manejo del dolor desde siempre. De igual forma, diversas culturas han hecho múltiples propuestas acerca de las medidas para aliviarlo. Hoy, disciplinas como la neuroanatomía, la neurofisiología, la farmacología y la biología molecular han contribuido enormemente a encontrar mejores estrategias y fármacos, y han ayudado a entender las modulaciones centrales y la sensibilidad al dolor, así como por qué los receptores opioides son la base para el control del dolor severo y cómo éstos en conjunto con drogas coadyuvantes combaten el dolor moderado a severo.

El dolor integra experiencias previas ante estímulos semejantes, los procesa conscientemente y los matiza con un tono afectivo. Esta percepción definitivamente no es placentera y su carácter, sea sensorial o emocional, resulta desagradable y está relacionado con destrucción tisular. De acuerdo con la intensidad surge una respuesta que incluye una dimensión funcional, donde participan el sufrimiento y la conducta dolorosa. La tolerancia al dolor es la capacidad de resistencia a un estímulo doloroso sin generar respuestas autonómicas en la que interviene el umbral doloroso. La intensidad de dicho dolor se mide con escalas visuales, actualmente consideradas indispensables en algunos centros de alta especialización como el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN), en Perú, donde se agregó a la hoja de enfermería la evaluación y el control del dolor como un quinto signo vital.

Valoración del Dolor
Uno de los aspectos que ha permitido el desarrollo de herramientas para el alivio y el control del dolor es la valoración de éste. Resulta tan importante que en Estados Unidos ya existe una comisión conjunta para la acreditación de las organizaciones de salud que estandarizan   dicha valoración. Los pacientes tienen que ser considerados como la principal fuente de información y por ello deben utilizarse instrumentos de evaluación fáciles y breves que documenten con credibilidad la intensidad y el alivio, facilitando su correlación con otras dimensiones del dolor, por ejemplo, el estado de ánimo. Así mismo, es fundamental tener en cuenta la siguiente nemotecnia:

A. De Averiguar y medir sistemáticamente el dolor.
B. De Basarse en los informes del paciente y de la familia. Así se contará con respuestas para determinar qué aliviará el dolor.
C. De Capacitar a los pacientes y a su familia a fin de que todos puedan controlar de la mejor forma posible los cambios imprevistos.
D. De Distribuir las intervenciones de manera oportuna, lógica y coordinada, de preferencia asignando funciones.
E. De Escoger la opción más apropiada para el manejo del dolor en el entorno familiar. Uno de los grandes conflictos es el temor del paciente a verse inmerso en un callejón sin salida y a sufrir un dolor agudo permanente.

Uso de la Escalera Analgésica de la OMS
La Organización Mundial de la Salud (OMS) diseñó un método simple y efectivo para obtener una terapia razonable en el control del dolor, sobre todo si éste es de tipo moderado a severo (incluido el agudo temporal y el agudo permanente, presentes en el cáncer). Este método resulta efectivo si se adecua la escala analgésica, ya que así puede manejarse un 90 por ciento de los casos. Según la OMS, el paciente debe, desde un inicio, conservar la autonomía, pues el aspecto emocional forma parte del dolor. Debe sentir que puede ser autosuficiente, y entre las recomendaciones para dosificar están: mantener una vía oral, un horario, una forma escalonada e individualizada, así como una atención detallada.

En el primer peldaño de esta escalera, cuando el dolor es de leve a moderado, está permitido el uso de antiinflamatorios y algunos coadyuvantes,  que pueden aumentar la eficacia analgésica. En el segundo peldaño, cuando el dolor persiste o aumenta, se puede agregar al AINE un opioide débil. En el tercer peldaño, si el dolor es de moderado a severo y persiste, debe añadirse un opioide más potente o incrementar la dosis de los débiles ya existentes.

El tratamiento del dolor persistente relacionado con cáncer incluye la administración –con horario- de dosis adicionales denominadas de rescate. En caso de opioides fuertes, se debe administrar 10 por ciento de la dosis en 24 horas; si son débiles, 25 por ciento durante el mismo lapso.

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*Médico Algólogo. **Cirujano Oncólogo. Lima, Perú.