COPENHAGUE, Dinamarca.– Por primera vez, el cigarrillo mató a más mujeres que hombres en Estados Unidos. Según el Centro de Control de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), las afecciones asociadas con el tabaco se cobraron 59.936 vidas femeninas, contra 59.118 masculinas en ese país durante el año 2000.
En la Argentina, los datos oficiales señalan que el cigarillo causa 40.000 muertes anuales, aunque por ahora es mayor la mortalidad de varones que la de mujeres. “Pero esto cambiará en unos años si se tiene en cuenta la expansión de la epidemia de tabaquismo entre las mujeres de nuestro país, que fuman cada vez más y comienzan a hacerlo más temprano”, dijo a LA NACION el doctor Gustavo Zabert, neumonólogo de la Universidad Nacional del Comahue.
Según los especialistas, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) afecta en forma más agresiva a las mujeres y se presenta entre éstas antes que en los hombres, posiblemente porque el volumen pulmonar y de las vías aéreas femeninas es menor. Pero también existiría una mayor sensibilidad femenina a los efectos del tabaco y por esto el número de afectadas crecerá hasta volverse, según un informe de los Institutos Nacionales de Salud de los EE.UU., "una enfermedad más común en la mujer que en el varón".
Durante la XV Conferencia de la Sociedad Europea de Medicina Respiratoria (ERS, por sus siglas en inglés), que se realiza en esta ciudad, más de 16.000 médicos estarán reunidos hasta pasado mañana para discutir acerca del amplio espectro que cubren las enfermedades respiratorias: la bronquitis crónica y el enfisema, englobadas bajo la denominación de EPOC, el asma, el cáncer de pulmón y las apneas del sueño.
La gran paradoja
Pese a que fumar es la principal causa de EPOC y de cáncer de pulmón (entre el 80 y 85% de los casos) y que tiene también un fuerte impacto negativo en el asma, el auditorio 10 del Bella Center, donde se realiza este congreso, estaba a menos de la mitad de su capacidad ayer por la mañana, durante una sesión dedicada al control de la epidemia tabáquica.
"No más del 30% de los médicos recibe entrenamiento para ayudar a sus pacientes a dejar de fumar", explicó el doctor Zabert, "y posiblemente también influye el hecho de que estos temas no tienen «sponsors»", razonó al tratar de explicar el porqué de tan poca concurrencia pese a lo crucial del tema.
Primero expuso un entusiasta equipo irlandés, encabezado por los doctores Luke Clancy y Pat Goodman, quienes monitorearon la calidad del aire en los pubs de Dublín, antes y después de que allí entrara en vigor, en marzo de 2004, la prohibición de fumar. "Mejoró tanto el ambiente en el lugar de trabajo como la salud de los trabajadores", dijo el doctor Clancy, quien dirige el Instituto de Investigaciones por una Sociedad Libre de Tabaco.
El estudio comparó el nivel de dos tipos de partículas en el aire, antes y después de puesta en marcha la ley. "Las partículas más pequeñas, llamadas PM2.5, que tienen un diámetro de 2.5 micrones o menor, se redujeron al menos un 87,6%", dijo el doctor Clancy, y resaltó que a menor tamaño del particulado mayor es la agresión a las vías respiratorias (las partículas pequeñas son más difíciles de "filtrar"). Además, los investigadores midieron el monóxido de carbono en el aire exhalado por los trabajadores de los pubs: un 45% menos entre los no fumadores y un 38% entre los que fumaban.
"La concurrencia a los pubs prácticamente no bajó. Antes de implementarse la prohibición, un 12% de la población fumadora, el 25% de los irlandeses, estaba en desacuerdo. Pero, ya aplicada, la proporción de fumadores que acordó con la ley aumentó al 25%", dijo Clancy, quien aclaró que las multas por violar la disposición son de hasta 3000 euros, pero "la misma gente hace cumplir la ley".
Un estudio presentado por el noruego Thomas Eagan acerca del impacto de la prohibición de fumar en recintos públicos en su país indicó que el 10% de los trabajadores de oficinas del Estado había dejado de fumar luego de la iniciativa y que todos (fumadores y no) experimentaron mejorías importantes en sus síntomas respiratorios.
Un equipo ruso, finalmente, analizó una relación presumida pero no demostrada científicamente: que fumar aumenta el número y la velocidad de crecimiento de las colonias del mycobacterium que causa la tuberculosis.
Has recorrido, muchacha...
En tanto un estudio holandés de 25 años de duración entre 700 personas demostró que dejar de fumar reduce hasta en un 55% el riesgo de EPOC (a menos años de tabaco, más beneficio), durante una conferencia ofrecida ayer por la mañana en la sala que el centro de prensa reserva para los eventos organizados por la industria, otro grupo de investigadores llamó la atención sobre la creciente presencia de esta enfermedad en el mundo, pero que la mayoría de la población desconoce.
Durante la presentación, el profesor David Price mostró a los periodistas un video realizado en varios países europeos donde se entrevistaba a ciudadanos en la calle: ninguno conocía la enfermedad por sus siglas (muchos pensaban que era el nombre de una división de la policía), y tampoco relacionaron el problema con el tabaquismo, aunque sí con la contaminación ambiental.
En tanto, el profesor Bart Celli, de la Escuela de Medicina de la Universidad Tufts, en Boston, EE.UU., presentó los resultados del estudio Uplift (Understanding Potencial Long-Term Impacts on Function with Tiotrompium), que calificó como "el mayor realizado sobre EPOC". La investigación comparó dos broncodilatadores de diferentes formas de acción (tiotropium y formoterol) versus un broncodilatador (salmeterol) y un antiinflamatorio (propionato de fluticasona). Celli resaltó que con una única dosis de tiotropium diaria los pacientes habían mejorado el control de sus síntomas y reducido las hospitalizaciones. Celli agregó que pese a la preocupante extensión de esta patología, y al hecho de que cada vez aparece más entre personas jóvenes (casi el 20% de los fumadores de más de 40 años tiene EPOC subdiagnosticada), no hay difusión sobre el tema ni tratamientos en estadios tempranos.
Hoy se presentará oficialmente en el congreso de la ERS estudios sobre el ronquido en chicos, si la higiene excesiva en la infancia aumenta realmente el riesgo de asma, y la ingeniería de tejidos y células stem para regenerar pulmones dañados.
Asma y arreglos en el hogar
COPENHAGUE, Dinamarca (De una enviada especial).- El yeso (argamasa, masilla) utilizado habitualmente para emparejar los pisos aumenta notablemente el riesgo de asma en adultos sanos, más del doble que barnizar, hacer paredes a nuevo o pintar. Todo indica que ese componente que se aplica sobre la superficie de los pisos durante refacciones hogareñas emite partículas que causan irritación e inflamación bronquial. Estas son las conclusiones que ofreció ayer la profesora Maritta S. Jaakkola, investigadora del Instituto Finlandés de Salud Ocupacional y la Universidad de Birmingham.
Según el diario Clarín:
XV CONGRESO DE MEDICINA RESPIRATORIA EN DINAMARCA
Los asmáticos pueden detectar las crisis a tiempo por sí mismos
Las señales suelen aparecer hasta seis días antes del momento pico del malestar. De esta manera, los propios pacientes pueden cambiar y regular la dosis de la medicación que habitualmente toman.
Buenas noticias para los asmáticos. Sus percepciones pueden ayudarlos a evitar las graves crisis hasta ahora tan imprevisibles.
Al menos, así lo demostró un estudio presentado ayer en Copenhague, la capital dinamarquesa que en estos días parece haberse transformado en el centro de preocupación mundial para evitar o curar las enfermedades respiratorias.
Las frazadas para abrigarse que desde temprano aparecieron en las sillas de los cafés en las calles anticiparon que el domingo sería frío y que el verano europeo está diciendo "este es el final".
Con este agradable escenario comenzaron a sesionar los más de 15.000 médicos reunidos en el XV Congreso de Medicina Respiratoria, la reunión más importante a nivel anual que se realiza sobre esta materia.
Cuando en Argentina apenas se estaban levantado de la cama (aquí son cinco horas más), se conocían los primeros resultados del INSPIRE, siglas en inglés que dice que se trata de la Investigación Internacional de los pacientes asmáticos (International Asthma Patient Insight Research).
Los últimos datos procesados trajeron lo que puede llegar a ser un poco de aire fresco para quienes padecen la inflamación crónica de las vías aéreas. O sea: asma.
Según relevaron en 8 países de la Unión Europea, el 61 por ciento de los pacientes que sufren asma están capacitados para identificar los primeros síntomas o causas que desencadenarán una agobiante crisis.
Y estas señales suelen aparecer hasta seis días antes del momento pico de malestar, que muchas veces desemboca en una consulta de urgencia en una guardia médica.
Un alerta que no es menor si se tiene en cuenta que, en todo el mundo, entre el 4 y el 6 por ciento de la población adulta sufre asma.
De acuerdo a lo que determinó el equipo científico conformado por especialistas de la Medical Centre Groningen de Holanda; el Imperial College London, de Gran Bretaña; el EFA de Bruselas, Bélgica, y el Departamento de Medicina de Madison, en Estados Unidos, los asmáticos en tratamiento tienen buenas posibilidades de reducir o directamente evitar los síntomas de una crisis asmática.
El instrumento para lograrlo es la implementación de un ajuste temprano de la misma medicación que ellos utilizan habitualmente.
Y con una receta: son los propios pacientes quienes hacen el cambio de la dosis.
El estudio —que fue impulsado con la financiación del laboratorio AstraZeneca— demostró que el 66 por ciento de los 2.406 pacientes utilizan en su tratamiento broncodilatadores y el 88 por ciento siente confianza en el "automanejo" de sus dosis sin tener que visitar al médico.
De ellos, el 61 por ciento pudo determinar los signos de una crisis que se avecinaba.
El problema —también surge de las conclusiones del estudio— es que estos primeros pacientes se equivocaban en la respuesta que instintivamente le daban al detectar los síntomas.
"Lo más común —resaltó el análisis de las conductas— es que aumentaban la dosis de los broncodilatadores en lugar de usar la medicación apropiada", un corticoides inhalador que bajara la inflamación.
Este comportamiento detectado tuvo a su vez su confirmación en otra parte del análisis realizado. Los números demostraron que incluso los pacientes considerados "más prolijos" en seguir al pie de la letra su tratamiento de mantenimiento —un 32 por ciento— padecían en por lo menos siete ocasiones al año los famosos síntomas que no los dejan respirar en paz.
El estudio determinó también que el 68 por ciento del total eran -y son— quienes no podían tener el adecuado control de los síntomas.
Con las buenas noticias que presentó en una intervención realizada con un inconfundible acento británico Martyn R. Partridge, un respetado profesor de Medicina Respiratoria, ahora todo parece estar inclinado hacia el terreno de la educación del paciente.
Fue el mismo Partridge quien señaló el señuelo para que los enfermos comiencen a regular su medicación con la ayuda de su médico.
La síntesis la dijo cuando todavía era una mañana destemplada en Dinamarca: se trata nada más y nada menos que de lograr el objetivo de vivir una vida normal, pero con asma.
Un round ganado al hábito de fumar
La polémica entre fumar y no fumar en los lugares públicos tuvo una victoria contundente en Copenhague.
En la ciudad testigo de la mezcla de aguas del Mar Báltico con el Mar del Norte se conocieron los primeros resultados de la prohibición de fumar en la República de Irlanda.
La medida fue tomada en marzo de 2004 y trajo una gran polémica: ¿quién podía imaginarse a los tradicionales pubs irlandeses sin una espesa humareda?
Pues bien: en el Congreso Anual de Medicina Respiratoria en Dinamarca se presentaron los resultados de la nueva legislación.
Ocho meses después no sólo hay más aire puro en los recintos públicos irlandeses sino que también la salud de los empleados de los restaurantes y pubs ha mejorado notablemente.
El estudio lo realizó un equipo de científicos encabezados por Luke Clancy y Patrick Goodman, quienes visitaron más de cuarenta pubs entre octubre de 2003 y marzo de 2004, antes de que la prohibición de fumar entrara en vigencia.
Un año después —a la misma hora y el mismo día de la semana— volvieron. Analizaron las partículas del aire y encontraron que las dos sustancias características de la polución ambiental (conocidas como PM2.5 y PM10), bajaron entre un 87.6% y un 53 por ciento respectivamente.
Después compararon los resultados físicos de un grupo de voluntarios que trabajaban en estos pubs. Los exámenes médicos hechos antes y después de la prohibición demostraron una mejoría en su salud que no dudaron en calificar como "notable".