El objetivo del tratamiento del dolor posoperatorio es conseguir que éste se mantenga en niveles leves (1 a 3 en la Escala Visual Análoga) o mínimos que no obstaculicen la vigilancia de complicaciones posquirúrgicas. Las que se describen a continuación son las guías prácticas de control del dolor posoperatorio por segmento corporal que se siguen en el Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI, con los recursos propios de la institución. Por ejemplo, idealmente se deben utilizar sistemas de analgesia controlada por el paciente, pero en esta unidad no se cuenta con tales equipos, por lo cual las infusiones se administran mediante bombas peristálticas o infusores desechables.
Las dosis de rescate se solicitan al personal de enfermería, responsable de su administración. Respecto al manejo farmacológico, se describe el uso de los medicamentos con los que se cuenta en la actualidad. No se tiene aún experiencia en el empleo de morfina; en cambio, la buprenorfina es un fármaco de uso común para el tratamiento del dolor severo.
El comienzo de la analgesia debe ser preventivo, antes o durante la anestesia, de manera que el despertar sea suave y sin dolor, evitando la excitabilidad neuronal y los fenómenos endocrinos y fisiológicos adversos explicados en el artículo titulado “Dolor perioperatorio en niños. Parte I. Importancia y Fisiopatología”, publicado en un número anterior de esta misma revista. Es esencial que dicho manejo esté a cargo del anestesiólogo responsable desde el principio. Puesto que es el más enterado de todo lo que sucedió durante la cirugía, solo él puede predecir los posibles focos de dolor. Además de la herida quirúrgica que presentará el paciente, estos focos con frecuencia son provocados por intubación difícil, posiciones quirúrgicas forzadas, múltiples venopunciones, infiltración de venoclisis, punciones arteriales, catéteres venosos centrales, sondas, drenajes, desgarros, tracciones quirúrgicas excesivas, accidentes como masaje cardiaco, tiempos quirúrgicos prolongados.
La predicción probable de estos focos álgidos dará la pauta de la combinación de fármacos que se utilizarán para bloquear dichos dolores. Los medicamentos prescritos, así como sus efectos esperados, deben ser conocidos por el médico, con posibilidad de ajustes inmediatos por accesos venosos seguros. Una vez que se ha controlado adecuadamente el dolor y que las dosis se han ajustado en forma individual se dejan infusiones continuas de mantenimiento cada 24hs.
La analgesia se mantendrá por espacio de 48 a 72hs en forma estrecha, valorando cada 24hr el EVA , asegurándose de que la analgesia sea efectiva y tratando los efectos indeseables en caso de presentarse. Asi mismo, se dejarán dosis de rescate en caso de dolor incidental que no están consideradas dentro de las dosis de mantenimiento. El objetivo será siempre tenerlo dentro de la ventana analgésica con la administración continua de la o las mezclas seleccionadas por nosotros. La preparación de estos dispositivos (bombas de infusión mecánicas o desechables) y con volumen suficiente para nuestra próxima visita evita errores ocasionados por intromisiones de otras personas. En el resto de este artículo se mencionan las técnicas analgésicas por segmento corporal intervenido.
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*Jefa del Servicio de Clínica del Dolor y Cuidados Paliativos del Hospital de Pediatría del CMN Siglo XXI, IMSS. **Adscrita al Hospital de Pediatría del CMN Siglo XXI, IMSS. Médicas Anestesiólogas y Algólogas.