Por primera vez en el país, un equipo de profesionales operó el corazoncito de un feto de 25 semanas de gestación: a través del abdomen de la mamá le hicieron una angioplastia de una válvula. La intervención, realizada en el Hospital Italiano de Buenos Aires, fue todo un éxito.
La historia comenzó cuando la mujer, una psicóloga de 32 años, fue a una ecografía de control. Era la semana 14. Las noticias no fueron buenas: el ecógrafo sospechó que había una malformación en el corazón y la derivó a un especialista. Ahí entró en escena el cardiólogo infantil Pablo Marantz, que hizo una ecocardiografía fetal. Su diagnóstico: estenosis aórtica severa con fibroelastosis del ventrículo izquierdo.
En palabras simples quiere decir que la válvula aórtica del feto tenía una obstrucción muy importante y que esa obstrucción le impedía el crecimiento del ventrículo izquierdo. La consecuencia es que al nacer podría sufrir una patología conocida como hipoplasia del ventrículo izquierdo. El síndrome es una de las enfermedades más severas que afectan al corazón. Constituyen un 5% de las cardiopatías congénitas, que afectan al 1% de la población. Los bebés con este síndrome tienen el sector izquierdo del corazón mucho menos desarrollado que el derecho. Si bien el nivel de desarrollo puede variar según cada caso particular, nunca llega a ser suficiente para el funcionamiento adecuado.
Una alternativa es la técnica llamada Norwood, que consiste en tres operaciones (ver El caso de Felipe...). Este sistema ya se aplica en el país. Pero lo que decidió Marantz fue diferente. Como es el jefe de Cardiología Pediátrica en el Italiano, llevó el caso al hospital y lo sometió a consideración de todos los profesionales de la Unidad de Diagnóstico y Tratamiento Fetal. "Discutimos y logré el apoyo para realizar la intervención", relató a Clarín.
Los padres aceptaron y la operación se hizo en el Italiano durante la mañana del sábado 30 de julio. Participaron los doctores Marantz, Lucas Otaño, jefe de Obstetricia y Medicina Fetal, Miguel Granja y Luis Trentacoste, de Hemodinamia Pediátrica. También participaron varios miembros de la Unidad de Diagnóstico y Tratamiento Fetal.
"Es la primera vez que se realiza este procedimiento en el país, y en el mundo existen reportados aproximadamente otros 45 casos", informó orgulloso Marantz.
¿En qué consistió la intervención? Se introdujo una aguja guiada por ecografía a través del abdomen materno que llegó hasta el interior del ventrículo izquierdo fetal. Luego, a través de la aguja, se introdujo un catéter con un balón en su punta que fue inflado a presión a nivel de la raíz aórtica. Una vez que se dilató la válvula (valvuloplastia), se desinfló el balón y se retiró.
"Se estima que la realización de este procedimiento en un momento oportuno de la gestación permite un mejor desarrollo del ventrículo izquierdo y en consecuencia mejora notablemente el pronóstico y la sobrevida del recién nacido", explicó Marantz.
La intervención fue exitosa: no hubo complicaciones fetales ni maternas. La mujer estuvo internada 48 horas en observación, fue dada de alta y hace su vida normal. Está atravesando la semana 28 de su embarazo, le faltan diez semanas más para que su bebé (un varón... ¿Santino?) nazca. Y no hay ninguna razón para que no sea un parto natural.
Un consejo de Marantz: "Lo más importante en el diagnóstico fetal de las cardiopatías congénitas, ya que por lo general no es necesaria la intervención prenatal, es la elección del centro médico para el nacimiento, que debe contar con facilidades cardiovasculares y el equipo médico especializado para recibir al bebé con patología crítica y preparado para la realización de una cirugía o un cateterismo precoz evitando el traslado y el deterioro."
"Este tipo de tratamiento fetal abre una nueva esperanza para mejorar el pronóstico de esta cardiopatía congénita severa. Sin embargo, es necesario una mayor experiencia mundial para establecer el verdadero beneficio de la técnica. Ya se demostró que abriendo la aorta, el ventrículo izquierdo se desarrolla bien, pero el éxito no está garantizado en un 100%", admitió el especialista.
El bebé es controlado mediante ecocardiografías fetales. Pero en el caso de que nazca con la cardiopatía, una de las posibilidades es la técnica Norwood. Otra es la técnica híbrida: en lugar de tres, son dos las intervenciones. Pero los médicos son optimistas.
Mover cielo y tierra
Oscar Angel Spinelli
ospinelli@clarin.com
La medicina registró avances fabulosos en los últimos 15 años. Y la cardiología infantil fue una de las áreas con más progresos. Entre los logros están el diagnóstico intrauterino y el cateterismo. Estos adelantos posibilitaron un correcto tratamiento en el caso del Hospital Italiano. Sin dudas que la advertencia de uno de los médicos que intervinieron es oportuna: ir a los centros adecuados para actuar con precisión y rapidez. Esto habla de las diferencias que hay en la atención. En el país, los expertos estiman que un millar de chicos mueren al año por no ser operados de cardiopatías congénitas. Puede no haber turnos suficientes en los hospitales. Pero los padres deben mover cielo y tierra para garantizar la salud de sus hijos. No hay ninguna excusa ante la muerte de un chico.
En setiembre, entre el 18 y el 22, se realizara en Buenos Aires el IV Congreso Mundial de Cardiología y Cirugía Cardiovascular Pediátrica. Sus organizadores aseguran que participarán más de 3.000 expertos que vendrán de todo el mundo.
En el extenso programa también se incluyen simposios diarios sobre Cardiología y Medicina Fetal. El Congreso tendrá lugar en el Sheraton Hotel, en el barrio de Retiro.