Homenaje de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano presidida por García Márquez.

Premio internacional para Sábat: una elocuencia despojada de palabras

Por su "carrera brillante" y conducta frente al poder.

Autor/a: IntraMed

Cubrió los sucesos más relevantes de medio siglo. Lo central, dice, es "no sentirse más importante que la noticia". Es raro que un tipo que desdeña las palabras sea periodista. Más: un periodista reconocido, cansado de escuchar que lo llamen "Maestro". Es raro pero este tipo callado es el hombre que acaba de recibir el Premio Nuevo Periodismo CEMEX+FNPI en la modalidad Homenaje. Un premio a la trayectoria que da la fundación de Gabriel García Márquez. Por su "conducta intachable frente al poder" y su "carrera brillante". Hermenegildo Sábat, dibujante, artista plástico, fotógrafo. Bueno: periodista.

No hay personaje de los últimos cincuenta años que no haya estado en la punta de sus pinceles. Que pueden ser implacables y pueden ser tiernos. Que nunca nunca son neutrales. Vamos a los hechos: un Carlos Gardel que se saca el sombrero para saludar a Alfonsín (era el fin de la dictadura y el dibujo emociona). Un Juan Domingo Perón como el gallito sobre una veleta: él es quien marca el rumbo. Menahem Beguin, pura sonrisa y túnica árabe, dándole la mano a Anwar El Sadat, que lleva la "kipá" judía sobre la cabeza: no hace falta epígrafe para ver allí el proceso de paz de fines de los 70.

Ahora, recién enterado de lo del premio, Sábat está sentado en su oficina en Clarín, como todos los días desde 1973. El lugar está tapizado de recortes: imágenes —Marlon Brando, Piazzolla, sus nietos, Cortázar, Borges, Charlie Parker— y frases: algunas serias, algunas ridículas, títulos de diarios: "Se es adicto a la cocaína o a la pizza". Acá está el hombre, que acaba de terminar la caricatura y vuelve de entregársela a su editor. Un periodista, dijimos.

—¿Lo entusiasma lo que hace?

—Sí, por distintas razones. Porque con esto yo me gano la vida. Y estoy acá, rodeado de estos tipos —Cortázar, Piazzolla, etc.— que son fuente de inspiración. Aunque no creo en la inspiración. La continuidad y la disciplina son una gran ayuda. No creo en el "cancherismo".

Parco, con el tono grave de los uruguayos, Sábat llega al trabajo con los diarios leídos, discute los temas del día, se mete en su oficina (la puerta está abierta, la ventana no tiene cortinas) y sale al rato, con el personaje vivo en sus hojas.

—¿Qué diferencia hay entre trabajar con palabras o con dibujos?

—La redacción es un lugar ocupado por gente que escribe. Una presencia como la mía, de dibujante entre redactores, era algo molesto cuando me inicié, en Montevideo. Entonces, para sacarse de encima al personaje molesto me decían que dibujara algo… y empezaban con un lenguaje florido. Y yo repetía lo que me decían. El resultado era calamitoso: no me gustaba a mí, no les gustaba a ellos, menos le iba a gustar a la gente que lo viera. Es que quien no está acostumbrado a dibujar se maneja con imágenes que a veces no son dibujables. Eso a mí me llevó a dejar mi trabajo y a meterme en la redacción: fui redactor, titulé, saqué fotos, diagramé. Terminé de secretario general de un diario (El País). Así, creo haberme impuesto la necesidad de pensar como periodista. Si no te sometés a esa curiosidad los trabajos van a ser lindos, pero no van a estar integrados como cosa periodística. De no haber pasado por esos años, no podría animarme a hacer el trabajo que hago ahora.

—Que es pensar las noticias...

—No, yo no sé qué es lo que hago.

—Pero no hace adornos para las páginas...

—No, eso no. Eso conlleva estar lejos de las cosas. Nadie es definitivamente independiente, nadie está exento de estar alguna vez, aunque sea circunstancialmente, cerca del poder. Yo trato de evitarlo.

—¿Con los dibujos tiene más libertad de opinión?

—Yo elegí trabajar sin palabras. Lo cual me permite estar ahora acá. Si no, hubiese sido "boleta".

—¿En la dictadura?

—Más bien. Si hubiera agregado palabras... Así, tengo que adecuarme para que lo que hago se interprete claramente.

—¿Tuvo que buscar estrategias para decir cosas en esa época?

—El no usar palabras facilita el trabajo. Sin palabras vale todo. La gente interpreta lo que se le da la gana. No tengo por qué hacer una visita guiada de lo que hago: que piensen lo que quieran.

—¿Se acuerda de alguna metida de pata?

—Una sola vez. Hice un dibujo de Ber Gelbard con un martillo rompiendo huevos. Alguien me transmitió que el tipo había quedado muy dolorido. Y a mí me hizo mal. No era un tipo con el que yo simpatizara, pero me hizo mal que él se sintiera mal.

—¿Hubo alguna época que recuerde especialmente?

—Trabajé con mucho entusiasmo en la época de Isabel Perón. Ahí esto era un festival.

—¿Por qué?

—Había mucho para decir. Después, en la dictadura. El punto era cómo trabajar. Si hacía una cosa que era fuerte, al día siguiente no hacía otra similar. Esperaba que se digiriese y seguía.

—El cruce entre lo plástico y las noticias fue desde siempre...

—El punto es éste: tengo casi veinticinco libros hechos, he pintado bastante, pero por más que acierte en lo que haga siempre voy a ser "el dibujante del diario". Y yo encantado. Yo pongo "periodista" en los documentos. Lo central es no sentirse más importante que la noticia y comportarse con la mayor dignidad posible.

—¿Pensó alguna vez en cambiar de trabajo?

—No, no... yo tuve que esperar mucho antes de poder ejercer este trabajo. Hasta que ingresé en La Opinión, a los 37 años, tuve que trabajar en agencias de publicidad, lugar para el cual no estoy ni capacitado ni sé funcionar. Muchas veces hay que tragar saliva y dinosaurios. Yo creo que es difícil porque la agencia de publicidad... es el brazo armado del capitalismo. La agencia es vender y vender y yo no sé vender nada.

—¿Para qué sirve lo que hace?

—Sirve para el diario. Ahora, vamos a poner las cosas bien claras: el diario puede salir sin los dibujos. Yo no soy más importante que las noticias ni soy más importante que el diario.

No quiere hablar, ya lo dijo, no quiere agregar palabras a "esta sociedad de charlatanes". No quiere estatuas, no quiere dar consejos. Pero lleva medio siglo poniendo puntos sobre las íes. Y se puede sospechar que a las 6 de la tarde, cuando cierra su oficinita y sale con su boina por el pasillo, Gardel se asoma del dibujo y se saca el sombrero. Como en un dibujo de Sábat.
Reconocimiento al trabajo y la rectitud.
El Premio Homenaje CEMEX+FNPI otorga a su ganador 30.000 dólares. Es decidido por un Consejo Rector, presidido por García Márquez y Lorenzo Zambrano (de la cementera CEMEX) e integrado por periodistas reconocidos, como los argentinos Tomás Eloy Martínez y Horacio Verbitsky, los mexicanos Alma Guillermoprieto y Carlos Monsiváis; los brasileños Geraldinho Vieira y Rosental Calmon Alves; los colombianos Germán Rey y Javier Darío Restrepo; el español Joaquín Estefanía; el nicaragüense Sergio Ramírez y la estadounidense Susan Meiselas. Antes de Sábat, lo ganaron el mexicano Julio Scherer García; el colombiano José Salgar y el brasileño Clóvis Rossi.

Según la Fundación, aquí se premió "la trayectoria de quien recorrió los más variados oficios periodísticos, para luego consagrarse al periodismo de opinión, a través de una de las artes más tradicionales y representativas de la prensa, la caricatura política". Alma Guillermoprieto destacó en Sábat la "conducta intachable frente al poder" y "una brillante carrera de 57 años". La premiación será en Monterrey, el 30 de agosto.


Sabat por Miguel Brascó

Hermenegildo Sábat -conocido por todos como Menchi- nació en Montevideo y vive en Buenos Aires desde 1966. Además de caricaturista -trabaja como ilustrador en Clarín desde 1973- es artista plástico, fotógrafo, poeta y editor artístico. Sábat es uruguayo y no se trata de un dato menor. Sólo una mirada de enfrente, implicada, pero a la vez con el desapego que da esa extranjería "en grado mínimo", podía revelar un espíritu de comicidad y ridículo que supera la pena y por lo tanto borra toda culpa. Se trata de un artista de primera magnitud a quien damos por sentado en virtud de la cotidianidad de su obra en el periodismo. Un maestro a mitad de camino entre la información, un flujo incesante y cambiante, y el dibujo clásico con todas sus convenciones. Sábat es considerado uno de los más grandes caricaturistas del mundo pero esa descripción no le hace justicia. Su carrera en los medios se inició en la Banda Oriental, donde colaboró en Marcha, Acción y El País.
Su trayectoria en la Argentina empezó en Editorial Abril, pero luego renunció y pasó a trabajar en la revista Primera Plana. También colaboró para los diarios Buenos Aires Herald y La Opinión y en las revistas Crisis y El Periodista. La lista de medios también incluye prestigiosos nombres del exterior: The New York Times, L'Express, Liberation, The New Yorker y Fortune ilustraron sus ediciones con la firma de Sábat. Hermenegildo Sábat ya es profeta en su tierra, y por partida doble.
Fue declarado Ciudadano Ilustre de Montevideo por el intendente municipal Mariano Arana. Y la Universidad de la República, también en la capital oriental, le otorgó el título de Doctor Honoris Causa.


 Estos premios se suman a otras distinciones que recibió años atrás. En 1988, la Universidad de Columbia le entregó el María Moors Cabot por los dibujos satíricos que hizo durante la última dictadura militar. En 1997 fue declarado "Personalidad Emérita de la cultura Argentina' y también Ciudadano Ilustre de Buenos Aires.

 


 

Datos  sobre su vida:

Nació en Montevideo en 1933. Publicó sus primeros dibujos deportivos en el diario El País, siendo aún estudiante de Secundaria. Trabajó en Acción en 1955 y 1956. En 1957 volvió al diario El País y además colaboró en Marcha, Lunes y Reporte.  Realizó diseños de posters y tapas de discos en la imprenta As. Posteriormente se trasladó a Buenos Aires donde dibujó para La Opinión desde 1971 a 1973;en ese año ingresó a Clarín, donde trabaja actualmente. Colaboró en Primera Plana, Crisis, The Buenos Aires Herald y El Periodista, entre otras publicaciones. Sus trabajos han sido solicitados por importantes órganos extranjeros como Fortune, The New York Times, The New Yorker, Liberation y Opiniao, entre otros. Tiene varios libros publicados, entre los que se cuentan "Al troesma con cariño", sobre Carlos Gardel; "Scat", una interpretación gráfica del jazz, el homenaje a "Monseiur Lautrec" con texto de Julio Cortázar, la historia del tango, "Tango Mío", "Georgie Dear" dedicado a Jorge Luis Borges, "Dogor" a Anibal Troilo, "Seré Breve", recopilación de dibujos publicados en prensa, "Siempre dije que este tipo no me gusta", reflexión sobre Martínez de Hoz, "Sentido pésame", sobre el proceso militar y "Una satisfación tras otra", sobre el gobierno de Raúl Alfonsín. Dirige la revista Sección Aurea que edita la Fundación de Artes Visuales, donde da clases. Un público más reducido conoce sus pinturas, que se han expuesto en Buenos Aires y Montevideo, en muestras individuales, así como en otros centros internacionales, donde recibió importantes reconocimientos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuentes:
Clarín, Bs. As
Editorial Alfaguara
El País, Montevideo
Palais de Glace, Bs. As.