Ciencia

Los Einstein de hoy

Son las mentes más brillantes del planeta y la ciencia hablará de ellos en los próximos siglos. ¿Quiénes son los hombres que se ufanan hoy por entender el funcionamiento del Universo?

En 1905 nadie imaginaba cuán profundo sería el impacto de las teorías que un joven físico alemán, por entonces empleado de una oficina de patentes, publicó en el transcurso de ese año.

Cien años después, tal vez no sea tan descabellado asegurar que Albert Einstein logró ser más popular que la Física misma. Sus teorías sentaron las bases de diferentes campos de estudio y su figura, seguramente, seguirá siendo materia de estudio para las generaciones venideras.

¿Pero quiénes son los Einstein de hoy? ¿Qué científicos se destacan por sobre el resto? ¿Cuáles son las mentes más brillantes del planeta? ¿Qué de todas sus elucubraciones teóricas permanecerá vigente dentro de cien años? LA NACION consultó a diferentes fuentes locales e internacionales del ámbito académico a fin de determinar quiénes son los principales referentes de las teorías más consistentes del momento.

Dentro de ese grupo selecto de mentes brillantes, un físico se destaca sobre el resto: se trata de Edward Witten, considerado como un genio por sus propios colegas, entre ellos, Juan Maldacena, el científico argentino más destacado en la actualidad.

Hace unos meses, la revista Life realizó una encuesta acerca de los cincuenta norteamericanos más influyentes de la generación del baby boom. Witten ocupó el sexto lugar. Le seguía Bill Gates.

El sitio web Spires -de la Universidad de Stanford- es un buen indicador del reconocimiento que un físico ha obtenido de sus pares. Spires mide la cantidad de veces que el trabajo de un físico es citado en los papers de sus colegas. Mientras la media oscila entre las 7000 y las 10.000 citas, los trabajos de Witten han sido citados más de 70.000 veces.

Este físico y matemático de 54 años es uno de los impulsores de la teoría de supercuerdas, que pretende ser la síntesis superadora de las teorías de la relatividad y de la mecánica cuántica, las dos grandes teorías del siglo XX, aunque contradictorias entre sí. Por supuesto, Witten no es el único que trata de resolver el principal dilema de la física: encontrar un marco conceptual capaz de conectar a las demás teorías y, además, capaz de lograr que la fuerza de gravedad, comprobable en el marco de la teoría de la relatividad, sea también posible dentro de la mecánica cuántica (algo que, hasta ahora, no ha podido lograrse).

De todas maneras, sus ideas son seguidas con atención por la comunidad científica mundial. "Hay personas que son más inteligentes que el resto. Ese es el caso de Edward Witten. Es increíble la rapidez con que se le ocurren las ideas", dijo recientemente el físico argentino Juan Maldacena.

En el ámbito académico local, Fidel Schaposnik, profesor de la Universidad de La Plata, coincide con este consenso internacional acerca de la figura de Witten: "Es probable que sus teorías continúen estudiándose dentro de doscientos años."

Este norteamericano trata de dar con la teoría madre de todas las teorías, algo con lo que soñó el propio Einstein, pero que no pudo concretar. Witten, que como matemático ha sido distinguido con la medalla Fields en 1990 (algo así como el Premio Nobel de esa disciplina), desarrolló la teoría M, curiosamente, en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, en el que Einstein trabajó hasta su muerte, luego de que en 1933 debiera escapar del régimen nazi radicándose en los Estados Unidos.

La teoría de supercuerdas intenta explicar todas las partículas subatómicas y, a la vez, unificar todas las fuerzas de la naturaleza. Para ello, postula que el universo está constituido por una multitud de cuerdas vibrantes supersimétricas y que está conformado por once dimensiones.

La teoría de supercuerdas surgió en los años sesenta como teoría de cuerdas. Hace diez años, Witten presentó la teoría M: una suerte de marco teórico capaz de conciliar las diferentes teorías que daban vueltas sobre el tema, presentándolas como casos límite de la suya. Probablemente, la imposibilidad de verificación experimental sea la mayor objeción que encuentra la teoría M dentro del mundo de la Física.

Witten espera superar el desafío cuando en Suiza finalice la construcción de un nuevo acelerador de partículas, capaz de producir energía en los niveles necesarios. En tanto, cuando el tiempo libre se lo permite, se dedica a sus tres hijos y a otro desafío que lo apasiona: el tenis.

Hace unos años, la comunidad científica internacional se había visto revolucionada cuando Witten había creído encontrar valiosos aliados para su teoría en los "twistors", unos operadores matemáticos creados por Roger Penrose, un matemático británico de 74 años. Tiempo después, sin embargo, Witten dejó de mostrarse muy convencido acerca del hallazgo, aunque todos reconocen el valor de los "twistors" de Penrose.

En 1994, la reina Isabel II le otorgó a Penrose el título de caballero por sus servicios a la ciencia. Durante los años setenta, formó una poderosa dupla con Stephen Hawking. Ambos realizaron importantes descubrimientos en materia de agujeros negros. Por ejemplo, Penrose inventó un sistema para cartografiar los alrededores de estos fenómenos astrofísicos, conocido como Diagrama Penrose.

Inteligencia artificial

Sir Roger Penrose es profesor emérito de Matemáticas en la Universidad de Oxford y profesor de Geometría en el Gresham College de Londres. Sus variados focos de interés comprenden desde la inteligencia artificial (es autor de los libros La nueva mente del emperador, Las sombras de la mente y Lo grande, lo pequeño y la mente humana) hasta la creación de ingeniosos puzzles, conocidos como "Penrose tiles".

En tanto, su ex compañero, Stephen Hawking, tal vez el físico más popular del momento (nacido el 8 de enero de 1942, exactamente 300 años después del día de la muerte de Galileo) continúa en la actualidad realizando investigaciones sobre física teórica y cosmología, tarea que combina con su abultada agenda de viajes y conferencias.

En el tramo final de 2004, durante una conferencia en Dublín, Hawking debió admitir frente a un auditorio de 800 científicos que algunos aspectos de su teoría de los agujeros negros no eran correctos. Durante tres décadas, este físico inglés había afirmado que los agujeros negros destruían las huellas moleculares de su contenido. En esa conferencia, Hawking presentó nuevos cálculos que sugieren que los agujeros negros son capaces de devolver su contenido, aunque con otra forma. Ahora, además, desestimó la posibilidad de que los agujeros negros sean un camino a un universo paralelo, o que sean la vía para viajar en el tiempo, dos posibilidades que se desprendían de sus anteriores hipótesis.

Hawking supo sobreponerse a la adversidad cuando a los 21 años le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica con un pronóstico de vida muy desalentador: los cálculos no superaban los 3 años. En la actualidad, a pesar de su cuadriplejia y su imposibilidad para expresarse (desde que en la década última le realizaron una traqueotomía), se esfuerza porque su hiperactiva vida profesional no condicione su relación con sus tres hijos y su nieto.

¿Cuerdas o lazos?

Aunque la teoría de supercuerdas ha obtenido un respetable nivel de aceptación, existe un grupo de físicos que trabaja para confirmar empíricamente su teoría de gravedad cuántica de lazos porque, sostienen, es la respuesta al que continúa siendo el principal dilema de la física actual.

Esta teoría -apoyada por el italiano Carlo Rovelli, el norteamericano Lee Smolin, el indio Abhay Astekar y los argentinos Jorge Pullin y Alejandro Pérez, entre otros- sostiene que la materia, el espacio y el tiempo están constituidos por lazos muy pequeños que se interconectan y a la vez se cierran en sí mismos. De acuerdo con esta teoría, el espacio tiene una estructura granular o cuántica, y aunque no puede ser dividido en pequeñas partes indefinidamente, Rovelli y su grupo aseguran haber logrado calcular la medida y las propiedades de cada átomo de espacio.

Fuerzas de la naturaleza

El año último, el premio Nobel de Física recayó en los estadounidenses Frank Wilczek, David Gross y David Politzer. Cuentan que durante la ceremonia organizada en honor de Frank Wilczek en el Instituto Tecnológico de Massachussets (el célebre MIT), donde es profesor, para celebrar su premio, éste bromeó al asegurar que se trataba del primero de los Nobel que esperaba recibir.

Seguramente, su sentido del humor se hace eco de los rumores que corren sobre su labor profesional. Wilczek está trabajando en proyectos de materia condensada, que estudia los diferentes estados de la materia, como el sólido o el líquido. En algunos años, estas investigaciones podrían reportarle un nivel de reconocimiento académico igual o mayor al que motivara el premio de 2004.

El físico compartió la distinción con quien fuera su profesor en 1973, David Gross, y con David Politzer. La dupla Wilczek-Gross por un lado, y el propio Politzer por el otro, publicaron ese año sendos artículos que describían la manera en que se desarrollan las interacciones fuertes (uno de los cuatro tipos de fuerzas de la naturaleza, el que mantiene unidas a las partículas dentro del núcleo) dentro de las partículas elementales que conforman la materia.

En la actualidad el profesor Gross enseña en el Instituto Kavli para la Física Teórica en la Universidad de California. Su ex alumno se desempeña como profesor del Departamento de Física del MIT, mientras que Politzer es profesor de Física Teórica en el Instituto Tecnológico de California.

Cinco años después de aquella distinción, la academia sueca volvía a premiar un trabajo relacionado con las interacciones fuertes. Se trataba de la teoría unificada del electromagnetismo y las interacciones fuertes, de Steven Weinberg, que se convertiría en pieza fundamental de innumerables investigaciones. En la actualidad, Weinberg es profesor de la Universidad de Texas, tiene 72 años, está casado y es padre de una hija de 41.

La teoría del movimiento browniano, publicada por Einstein en 1905, sirvió de base para campos de la física tales como la estadística o la óptica, cuyos avances están íntimamente relacionados con nuestra vida cotidiana.

Uno de los principales referentes mundiales de la física estadística es Joel Lebowitz, conocido tanto por su trayectoria en ese ámbito como por encabezar diferentes cruzadas en defensa de los derechos humanos dentro del mundo científico. Lebowitz es también una persona que conoció la opresión durante el período nazi. Ahora combina el tiempo que le dedica a su labor científica con la enseñanza de física y matemáticas de la Universidad Rutgers.

Sune Svanberg, físico sueco de 62 años, hace lo propio en el campo de la óptica. Además de ser miembro de la academia sueca, Svanberg dirige la división de Física Atómica del Instituto de Tecnología de Lund.

Aunque sus hallazgos pasan hoy inadvertidos para el común de los mortales, las teorías y descubrimientos de estos hombres están marcando nuevos hitos en la historia de la Física. Alguno de ellos será estudiado por las generaciones venideras como nosotros lo hemos hecho con Newton, o con el propio Einstein, un joven desconocido hace apenas cien años.

Por Lorena Oliva