ALTERACIONES EN LA ALIMENTACION

Esos raros trastornos nuevos

Aún no fueron reconocidos como patologías, pero afectan cada vez a más personas. Los ejercicios compulsivos y la obsesión por la calidad de los alimentos son algunos de los males en boga.

Por María Farber. Especial para Clarín.com.
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Se pueden enumerar: vigorexia, ortorexia, síndrome del comedor selectivo, del comedor compulsivo, del comedor nocturno. Tienen en común el atravesar una zona gris en lo que a trastornos de la alimentación se refiere. Aunque no fueron todavía reconocidos en los manuales de psiquiatría (como sí les pasó a sus hermanas mayores, la bulimia y la anorexia), estos comportamientos son claros exponentes de las perturbaciones asociadas a la alimentación y al culto a la imagen.

“Existen infinidad de casos, pero son tan nuevas las definiciones que todavía no fueron reconocidas como patologías en sí”, explica Humberto Persano, jefe del Hospital de Día para Trastornos de la Conducta Alimentaria del Borda y coordinador de la Red Interhospitalaria de Trastornos Alimentarios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Y sigue: “Estos pacientes no vienen a la consulta en forma espontánea sino que van al médico cuando se ha producido un trastorno metabólico, un desmayo por ejemplo, preocupados por un síntoma físico”.

Se sabe que la vigorexia es la obsesión patológica por lograr una musculatura que nunca llega a ser suficiente. La primera descripción de esta enfermedad la hizo en 2001 el psiquiatra Harrison Pope del Hospital McLean, dependiente de la Universidad de Harvard. El vigoréxico se ve débil y flaco aún cuando su musculatura esté desproporcionadamente desarrollada. Realiza actividad compulsiva y en exceso, regula minuciosamente la dieta y, probablemente, utiliza en forma abusiva esteroides y anabólicos.

“En el caso de la vigorexia el mismo sistema económico y social que ha socavado la imagen corporal de las mujeres se está mostrando capaz de hacer lo mismo con los hombres. Las expectativas culturales actuales estarían contribuyendo a los trastornos de la imagen corporal en ambos sexos”, observa Mónica Facchini, médica especializada en obesidad y trastornos de la alimentación, Full Member de la Academy for Eating Disorder y miembro de titular de SAOTA.

El término “ortorexia” fue acuñado por el doctor Steve Bratman en 1998, después de 25 años de trabajo en una organización neoyorquina a favor de los alimentos naturales. Bratman comía únicamente vegetales recogidos de su propia huerta orgánica y los masticaba 50 veces antes de tragar. Observando sus propios síntomas, llegó a la conclusión de que se trataba de un trastorno. “Ortorexia” alude a comer lo correcto y consiste en una conducta obsesiva hacia una dieta que sólo incluya alimentos puros. Tal es así, que quien lo padezca se verá impedido, por ejemplo, de aceptar una invitación a comer en un restaurante pues no conoce el origen de esos alimentos. El riesgo es caer en un déficit nutricional de serias consecuencias.

¿En qué momento hay que considerar que aquello que comenzó como un hábito saludable (el ejercicio, la dieta sana) se convierte en una patología? “Cuando adquieren características de rigidez”, dice Persano. “Comer sano y hacer deportes son formas de vida ligadas a ideales éticos y estéticos, adquieren carácter de patología cuando se convierten en un ideal fanático”. La dieta, la imagen y el peso se convertirán en motivo de desvelo adquiriendo una importancia exagerada. “Para que se convierta en un trastorno debe tener un impacto negativo en la vida del individuo, que consuma tiempo en exceso o altere su vida de relación. Y que el trastorno sea una especie de distintivo que da identidad, pertenecer al “club” de los que comen correctamente. En otras palabras: que se juegue la identidad en eso”, explica Facchini.

Los comedores selectivos comen únicamente unos pocos alimentos determinados, el trastorno por atracones se define por la ingesta compulsiva y en secreto de grandes cantidades de comida en poco tiempo, el comedor nocturno es el que se levanta en la mitad de la noche para comer compulsivamente. “Esto que aparece como nuevos trastornos muchas veces son síntomas de un cuadro mayor”, dice la licenciada Gabriela Rodríguez Rey, psicóloga del Hospital Pirovano que pertenece a la Red Interhospitalaria de Trastornos Alimentarios. “El comedor por atracones y el comedor nocturno pueden asociarse a la bulimia y a la obesidad, mientras que al comedor selectivo se lo asocia con la anorexia”.

En medio de tantas y novedosas clasificaciones, también hay disidencias. Para la psicoanalista Mariana Davidovich, coordinadora docente del Centro Dos, “clasificar todo es eludir la pregunta acerca de qué es lo que pasa. Las clasificaciones reducen al sujeto a una categoría y eso puede resultar tranquilizador, eliminan la angustia, la historia de cada persona. Pero este tipo de enfoque enmudece y esclaviza al sujeto. Se trata de interrogar la verdad que porta el paciente, y no de reeducar una conducta”. Para Davidovich la propuesta es encontrar a través de la palabra lo que se calla, pero que se expresa a través de una tensa relación con la comida.