La deficiencia de hierro continua siendo una de las carencias nutricionales más frecuentes en los países en desarrollo. Cifras recientes en estos países muestran que alrededor de un 50% de los niños presentan anemia por déficit de hierro.
Como muchos países de América Latina, Argentina se encuentra en un proceso de transición demográfica, epidemiológica y nutricional. La prevalencia de desnutrición aguda ha declinado en las últimas dos décadas, aunque en pozos de pobreza extrema y marginalidad continúa siendo inadmisiblemente elevada. El retraso crónico de crecimiento, la obesidad y las carencias específicas de micronutrientes que caracterizan a la denominada "desnutrición oculta" constituyen los problemas nutricionales más prevalentes de la Argentina actual. Estas condiciones, aunque tienden a prevalecer en los sectores sociales más desprotegidos, afectan a toda su trama social.
La carencia de hierro se presenta especialmente en poblaciones en condiciones de pobreza y en estrecha correspondencia con el contenido férrico de la dieta. La incorporación en los primeros meses de vida de leche de vaca no fortificada con hierro, acentúa esta deficiencia por su bajo contenido de hierro y la mayor perdida gastrointestinal de sangre. La consecuencia más importante de la deficiencia de hierro, especialmente si ha llegado al grado de anemia moderada, se refiere la desarrollo intelectual presente y futuro de los niños. En los escolares anémicos, se ha demostrado reiteradamente una disminución en su rendimiento, hecho que mejora con la corrección de la deficiencia. En los más pequeños, por otra parte, se detecta un retraso madurativo importante. El déficit de hierro en la infancia puede producir alteraciones en el coeficiente intelectual que perdurarán toda la vida.
Un documento elaborado recientemente por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF 2003) plantea una paradoja inquietante: en Argentina, uno de cada dos chicos menores de dos años padece anemia, un trastorno que aparece ante la prolongada y severa deficiencia de hierro. La anemia determina una reducción del número de glóbulos rojos y la consiguiente imposibilidad de la sangre de llevar adecuada cantidad de oxígeno a los tejidos. La estimación es de por sí abrumadora, pero hay más: por cada chico anémico existe por lo menos otro que tiene deficiencia de hierro. También son anémicos entre el 20 y el 25% de las mujeres en edad fértil, entre el 10 y el 15% de los adolescentes, y el 50% de las mujeres embarazadas.
La deficiencia de hierro no ha sido considerada sino hasta hace poco más de diez años -ni por médicos ni por autoridades sanitarias- como un problema de salud prevalente en nuestro país. A pesar de ello, existen recomendaciones referentes a la administración de hierro medicinal a lactantes y mujeres embarazadas (Ministerio de Salud y Acción Social, 1986) que con distinto grado de cumplimiento se han integrado a las normas asistenciales de prácticamente todo el país. La Sociedad Argentina de Pediatría ha avalado mediante una recomendación de su Comité de Nutrición la suplementación medicamentosa como estrategia para la prevención de la deficiencia de hierro, desde 1983.
Es posible especular que la suplementación medicamentosa de hierro debería haber resuelto al menos en parte la situación descripta precedentemente, sin embargo, contemplando tanto la ingesta de hierro alimentario como el hierro suplementado que cada madre reconoció administrar a sus hijos en diversos estudios realizados, de haberse cumplido con la suplementación medicamentosa de hierro diaria, menos del 10% hubiera presentado ingestas menores a las recomendadas, lo cual no es coincidente con los altos niveles de anemia detectados en el país que varían desde el 24% en Tierra del Fuego al 55% en Misiones. Es razonable concluir que a pesar de un grado alto de concientización en la población, el cumplimiento de la suplementación medicamentosa de hierro es aleatorio y escaso.
Una serie de conductas puntales tales como la ligadura oportuna de cordón umbilical, la fomentación de la lactancia materna, la suplementación con hierro de las leches y cereales, el comienzo adecuado de una alimentación completa y variada, asi como la suplementación adecuada con hierro cuando el pediatra lo indique y por el tiempo que sea necesario y el control adecuado del niño sano y la mujer embarazada, son pautas que lograrán disminuir una de las patologías prevalentes mas importantes en nuestro país como es la ANEMIA FERROPENICA.
Prevención y Control de la Anemia por Deficiencia de Hierro
La anemia por deficiencia de hierro (ADH) es el problema nutricional más común en el ámbito de la salud pública en todo el mundo. La ADH es muy frecuente en niños pequeños, esencialmente por el bajo contenido de hierro biodisponible en la dieta de los infantes y porque el rápido crecimiento exige gran demanda de hierro. La deficiencia se asocia con consecuencias graves, que exceden las alteraciones hematológicas; es causa de trastornos cognitivos y del desarrollo psicomotor y de descenso de la resistencia frente a infecciones. Según los datos del estudio ICMR de 1977, la prevalencia de ADH en niños de menos de 3 años y en los de 3 a 6 años es del 63% y del 44%, respectivamente, al aplicar un umbral de hemoglobina de 10.8 g/dl en la definición de anemia. Otra investigación realizada en 1992 encontró que los niños de 1 a 3 años eran los más afectados por ADH, con una prevalencia del 63% en pacientes de 12 a 23 meses, del 67% en aquellos de 24 a 35 meses y del 27% al 44% en los niños de 3 a 5 años. Más recientemente, los resultados del NFHS-2 (1998-1999) revelaron que 74% de los niños de 6 a 35 meses de edad son anémicos.
Eficacia y seguridad de un complejo polimaltosado de hierro y acido fólico vs. fumarato ferroso
La carencia de hierro es un trastorno común en la práctica médica. Cuando es lo suficientemente grave como para causar anemia afecta al desempeño físico, lo que se caracteriza clínicamente por palidez, fatiga, y cambios en la piel, uñas y membranas mucosas. Además, se deteriora la eliminación intracelular de bacterias y resultan afectadas la respuesta inmune del huésped y la trombopoyesis. En los extendidos periféricos se observa la típica anemia hipocrómica microcítica. También disminuye el hierro sérico y los depósitos de hierro (ferritina), mientras que aumenta la capacidad total de ligar hierro.
Tratamiento de la anemia por deficiencia de hierro en lactantes
La carencia nutricional es la causa más frecuente de anemia por deficiencia de hierro, su prevalencia se estima en alrededor del 15%. En los países en desarrollo, la ingesta inadecuada de hierro es la causa más importante. El hierro por vía oral es el tratamiento de elección, debido a que es muy efectivo, seguro y de bajo costo. Entre los compuestos de hierro se encuentran las sales que contienen este metal en su forma ferrosa. Luego de su absorción es transformado a la forma férrica para que pueda unirse a la transferrina y a la ferritina.
Una parte del hierro contenido en el sulfato ferroso forma sales insolubles con fitatos, tanatos y fosfatos presentes en los alimentos, por lo que no se absorben y son eliminados en las heces. Otro compuesto oral, el complejo polimaltosado férrico (CPF), con moderada estabilidad, consiste en núcleos de hierro férrico envueltos por moléculas no covalentes de polimaltosa. Se demostró que no existen diferencias en la absorción del hierro contenido en el CPF y el presente en el sulfato ferroso (SF), sin embargo el riesgo de intoxicación accidental se observó menos frecuentemente con el CPF. En este estudio se comparó la eficacia y seguridad entre el SF y el CPF, en el tratamiento de la anemia ferropénica en niños.
Mejor tolerancia del complejo de hierro polimaltosa en comparación con sulfato ferroso
La deficiencia absoluta de hierro, independientemente de la etiología, sigue siendo un problema importante en todo el mundo. Luego de la corrección de la lesión que origina el trastorno hemático, la reconstitución del nivel de hemoglobina y de los depósitos de hierro son objetivos que tradicionalmente se logran con la administración de sales ferrosas por vía oral. Sin embargo, esta terapia se asocia muy frecuentemente con efectos adversos gastrointestinales que complican su cumplimiento. Además, la administración prolongada de estos productos puede ser causa de oxidación de lípidos, evento que podría acelerar el proceso arteriosclerótico. Una alternativa terapéutica está representada por el complejo de hierro polimaltosa (CHP); estudios en animales indican que el producto podría tener efecto sobre el glicerofosfato.
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