Al animal canino lo bañan y cepillan con gran esmero, le compran su comida favorita, lo sacan a pasear por los parques y bosques y lo contemplan y alaban cada vez que hace alguna gracia o proeza. Sobre todo, le colman de mimos y besos al por doquier. Allí se cumple: el perro es el mejor amigo del hombre.
A nivel mundial el niño pequeño busca con su rostro o sus manos el contacto directo con su progenitora y es dichoso cuando siente sus caricias pues la piel es un órgano muy importante para la comunicación.
Mientras que en algunas culturas las madres exteriorizan todo su amor a sus hijos, en otras, por el contrario, el contacto con los hijos es mínimo. Allí se presenta la escaséz de expresiones de afecto.
En los Andes de Sudamérica, por ejemplo, hay madres que llevan en la espalda a sus hijos. De esa manera el mundo de ella pasa a ser parte de su mundo. Incluso bajo las inclemencias del tiempo la madre carga a su hijo mientras hace las labores del hogar o del trabajo.
En Alemania es algo diferente. En especial el contacto del padre para con su hijo no es suficiente. A muchos padres les resulta difícil dar muestras de amor. Hasta el lenguaje verbal tiende a ser parco y/o tenso. Y es por ello que muchos niños no aprenden a demostrar sus sentimientos hacia los demás. El hijo no sabe reaccionar en forma debida a los diferentes tipos de contactos físicos. Le falta más seguridad. Y en el futuro, cuando ellos se conviertan en padres, no sabrán dar la debida porción de afectos.
Eso ya es notorio hasta en el simple saludo. Un hola, podría demandar grandes esfuerzos o simplemente carece de valor. Poco a poco se hace costumbre que el nieto no salude a sus abuelos.
Para los sudamericanos en cambio el saludo es un acto de cariño y respeto. Somos especialistas de esa costumbre.
Muchos padres en Alemania son muy extrictos con sus hijos.
Creen que la inteligencia y la seguridad en sí mismos lo lograrán a base de distancia, objetividad y poca sensibilidad. Y los expertos educadores, aseguran que el niño necesita sí del calor de la familia y el sentido práctico recibido y aprendido de sus padres.
Es casi normal que muchos padres de familia ya hayan leído libros sobre buenos hábitos y demostraciones de afecto. Es muy sorprendente el gran conocimiento teórico que tienen. En la práctica no son modelos para sus hijos. Esa deficiencia es muy palpable en Alemania. Los jóvenes necesitan de la seguridad emocional. Muchas veces quieren estar solos. Algunos niños necesitan más afecto que otros. Una muestra de amor les brinda mucha seguridad. Eso especialmente con los niños hasta diez años. Y cuando el hijo ya es joven y está enamorado, evoca sus sentimientos a su pareja. En su crecimiento personal ellos quieren saber que los padres también tienen otras facultades. Por ejemplo, cuando están tristes a causa de las penas de amor. Ahí es necesaria una muestra de amor, es el recnocimiento de la otra persona.
Por Marie Luz Paucar de Geilich
Periodista peruana radicada en Alemania