Según un estudio realizado en Capital y Gtan Buenos Aires

Casos de diván: por qué va y cómo llega la gente al psicólogo

Cuatro de cada diez consultan por ataques de pánico, miedos, fobias o depresión. El 62% de esos pacientes llega con un autodiagnóstico equivocado. Y el 48% lo hace automedicado.

Miedos, fobias, ataques de pánico, depresión. Todos males conocidos como "trastornos afectivos" que llevan al diván a cuatro de cada diez pacientes en Capital y Gran Buenos Aires. El 62% llega al consultorio del psicólogo con un autodiagnóstico equivocado. Y el 48% lo hace automedicado.

Así lo revela un estudio realizado por Psicólogos y Psiquiatras de Buenos Aires —una entidad compuesta por 140 analistas—, que atendió durante el año pasado a 3.181 personas, la ma yoría mujeres (60%).

"Hay pacientes que, a través de la publicidad y la difusión de estos males por televisión 'se aprenden' datos y síntomas que, sin la formación profesional adecuada, terminan interpretando erróneamente", dice el informe.

"Una idea angustiante que produce taquicardia o agitación respiratoria se transforma para los pacientes mal informados en una crisis de ansiedad, o un ataque de pánico. Y un miedo, en una fobia. La desinformación y el uso corriente de estos términos produjo que la mayoría de los pacientes se autodiagnosticaran y, en algunos casos, se automedicaran", afirma a Clarín Hugo Pisanelli, director de la asociación.

La situación, dice, es preocupante: dos de cada cuatro pacientes que consultaron, por ejemplo, por síntomas de ataque de pánico (cuya información bajaron de Internet o escucharon por la radio o la televisión) estaban tomando medicación sin el control del especialista. Y seis de cada diez de estos autodiagnósticos eran errados: es decir, el paciente no sólo padecía de otra cosa sino que en la gran mayoría no necesitaba tomar ninguna medicación.

Pisanelli aclaró que una vez diagnosticados estos casos por un profesional, sólo cuatro de cada diez que creían tener ataque de pánico efectivamente habían sufrido esa patología. "El resto —apunta— tenían trastornos neuróticos comunes."

Según el ranking elaborado por la asociación, a las consultas por trastornos afectivos les siguen aquellas que los psicólogos denominan "trastornos afectivos relacionales", explica Evangelina Grapsas, codirectora de la institución. Así, el 21% de las demandas de atención durante 2004 se relacionó con problemas de relación con la pareja, los hijos o los padres y con inconvenientes laborales o societarios.

La lista continúa con otros malestares del alma, que van desde enfermedades psicosomáticas (6%), hasta adicciones (5%), trastornos de alimentación (4%) y problemas sexuales (4%).

Pero los porcentajes, según los expertos, varían según el tiempo y lugar. "El sujeto toma elementos de la sociedad en la que vive para poder darle un sentido a su miedo —cuenta Pisanelli—. Y por eso —agrega— hay enfermedades que "se ponen de moda". Ahora, por ejemplo, el ataque de pánico.

Un cuadro que no sólo cambia con las épocas sino también con los países. Un informe del Instituto Nacional de Salud Mental estadounidense, por caso, revela que en ese país sólo el 1,7% de la población adulta de entre 18 y 54 años padece ataque de pánico. Para los norteamericanos, en cambio, el problema con más incidencia es la depresión, que afecta casi al 9,5% de su población, es decir 18,8 millones de personas.

Las neurosis, reinas del diván, asoman a la vida de los habitantes de esta ciudad como si estuvieran en un cuento de Borges, donde siempre parece haber una disyuntiva y una pérdida que enfrentar. Una sensación de falta que, sin embargo, los terapeutas reivindican como "esa zanahoria" que pone a andar al deseo humano.

"El tema es saber qué es lo que realmente necesitamos —afirma Pisanelli—. Porque generalmente no coincide lo que uno cree que le falta con lo que verdaderamente necesitaría alcanzar. Esa distorsión es lo que hace que nosotros, neuróticos, andemos por la vida a los tumbos, buscando el pedacito que nos falta."

COLABORO: Ivonne L'Estrange