El lugar del análisis en un mundo de alta velocidad

Proceso psicoanalítico vs. la cultura de la inmediatez

Las nuevas modalidades de consulta en los últimos años me convocaron a repensar la temática de lo temporal. ¿Cómo juega el tiempo en nuestros tiempos?, ¿qué lugar tiene el proceso psicoanalítico en un tiempo que reniega del tiempo?.

Autor/a: Lic. Laura Blumenfarb

“Es fama que le preguntaron a Whistler
cuanto tiempo había requerido para
pintar uno de sus Nocturnos, y que
respondió: Toda mi vida.”
J.L.Borges

Seguramente en este trabajo aparecerán mas interrogantes y dificultades planteadas desde la clínica, que respuestas ciertas y acabadas.

El contexto social en el que vivimos es una vertiente necesaria a incluir  en la lectura psicoanalítica. No hacerlo sería desconocer lo que Freud plantea en El yo y el ello, donde postula un Yo que se encuentra en una relación de dependencia con respecto al Ello, a los imperativos del Super Yo y a las exigencias de la Realidad. Las épocas cambian, privilegiando determinados valores, modelos e ideales. Estos aparecerán  en la clínica  de muchas maneras, por ejemplo: resoluciones rápidas, sin esfuerzo, con un costo mínimo, sin compromiso con el propio padecer ni con el ajeno.

 Transitamos la era del ‘’Llame Ya’’, del ‘’Zapping’’, del ‘’Fast-food’’,’’Video Clip’’. Es la cultura de la inmediatez, de lo instantáneo, de la imposibilidad de espera, consumo de magia, y objetos que prometen la ilusión de alcanzar algún ideal.

¿ El termino versus del titulo, nos ubica a los analistas a destiempo de la época?.

 Para poder pensar  esta pregunta es importante profundizar acerca de lo temporal en  la practica psicoanalítica.

Fischbein plantea algunas ideas interesantes a destacar: “Lo mediato y lo inmediato son categorías que nos reubican en el accionar del procesamiento psíquico y en el terapéutico. Estas categorías dan cuenta de las posibilidades o no de un trabajo para resolver tensiones, de un tiempo necesario para que aparezcan transformaciones. El tiempo en el cual será factible el pasaje desde las huellas perceptuales a la construcción de una representación y la puesta en función de la representación como base para la figurabilidad de una historia que le dé significación al devenir del sujeto”.(1999)

En el capitulo VII de la Interpretación de los Sueños, Freud propuso el modelo del aparato psíquico en donde hay un polo perceptual, un polo motor de descarga y una sección intermedia representada por el bagaje de huellas mnemicas que se brindaran como sostén para las ligaduras de carga. Es en las representaciones donde las escenas inconscientes se organizan, siendo estas  el sustento de la historia, del síntoma y de su padecer.

 El aparato psíquico se constituye en respuesta a una demanda de trabajo.

 El concepto de trabajo psíquico en Freud aparece en diferentes momentos de su obra: trabajo del sueño, trabajo del duelo, trabajo de elaboración. Las investiduras y desinvestiduras de representaciones en el proceso analítico nos permiten construir una nueva historia otorgándole significado al dolor y al devenir del Sujeto, lanzándolo hacia un proyecto propio, dándole sentido a su vida.

 Todo proceso psicoanalítico requiere del trabajo de elaboración. Sin tiempo no es posible que el trabajo elaborativo se produzca. Tiempo y trabajo son dos conceptos recíprocos.

El tiempo de la inmediatez es un tiempo que estaría alterado, apurado, pregnado por la urgencia de lo instantáneo. La inmediatez da cuenta de la ausencia del procesamiento del conflicto, ya que todo aquello que implique trabajo de duelo, angustia y proceso de tramitación, es rechazado y este rechazo es avalado culturalmente.

“Lo inmediato del presente nos ubica en un mas allá de la representación (trabajo psíquico), introduciéndonos en un funcionamiento predominantemente perceptual y de descarga directa”. Fischbein (1999)

¿Lo presente e inmediato, no será una defensa frente al dolor que significa pensarse en relación al pasado para proyectarse en el futuro?

Muchos son los pacientes que llegan a la primera entrevista y dicen:

-‘’Quiero resolver esto puntual y nada mas’’.

-‘’Me mando el dermatólogo y me dijo que la psoriasis es nerviosa, pero a mi no me pasa nada...’’

-‘’¿Cuánto tiempo crees que tengo que venir?’’

-‘’No quiero remover mi historia, quiero pensar en lo de hoy’’.

-‘’Tengo cuarenta años y quiero resolver ahora el tema de la maternidad’’.

-‘’¿Diván?, ¿sos ortodoxa?”

“Que otra cosa puede hacer el análisis sino adecuarse a su tela, el material que el enfermo le ofrece”. Freud (1926).

Un analista es el resultado de su historia, de su análisis, del intercambio con otros analistas, de la lectura de los textos, del conflicto entre textos y entre autores. Así irá construyendo una trayectoria que lo posiciona.

Será  desde la trayectoria del analista que podrá o no atravesar los nuevos desafíos que la cultura le propone.

Recibir a un paciente que demanda resultados exitosos e inmediatos nos enfrenta a la caída de la expectativa del paciente ideal (cantidad de sesiones, capacidad asociativa, aceptación del proceso analítico, etc.). Es por esto que a los analistas nos espera un trabajo de duelo. Un duelo en dos direcciones:

a) En relación al paciente idealizado,

b) En relación al analista imaginado.

Hornstein dice:” Pensar al Yo como devenir es ubicarlo en la categoría del tiempo y de la historia. Una teoría del Sujeto debe dar cuenta de un YO en proceso identificatorio, no solo identificado sino identificante, no solo enunciado sino enunciante, no solo historizado sino historizante, no solo pensado sino pensante, no solo sujetado sino protagonista, no solo hablado sino hablante, no solo narcisizado sino narcisizante “. (1999)

Siguiendo a Hornstein tanto paciente como analista se encuentran en permanente proceso de transformación, de recreación de lo aportado, posibilitando así la creación de algo nuevo.

 Desde la subjetividad de cada analista y no desde la rigidez impuesta a la teoría  y al contexto social será posible un proceso psicoanalítico en los tiempos de la inmediatez. Implicarnos en nuestra practica es una tarea compleja que nos demanda diariamente confrontar con los mandatos de la comunidad psicoanalítica, con las resistencias propias y ajenas.

Una posición ética y creativa en relación a la teoría y a la clínica me permite hoy seguir siendo psicoanalista.

Sostiene Freud: “Es posible intervenir en el mundo externo alterándolo y produciendo en él, deliberadamente, aquellas condiciones que posibilitan la satisfacción. Esta actividad se convierte luego en la operación suprema del YO: decidir cuando es más acorde al fin, dominar sus pasiones e inclinarse ante la realidad, a tomar partido por ellas y ponerse en pie de guerra frente al mundo exterior: he ahí el Alfa y el Omega de la sabiduría de la vida’’. (1926)

 Lic. Laura Blumenfarb
lblumenfarb@biomed.com.ar

- Bibliografía:

-Sigmund Freud: “El Yo y el Ello’’- 1923.

                            “Análisis Profano’’-1926.

                            “El malestar en la cultura’’-1929.

-José Fischbein: XXII Encuentro De discusión y XVII Symposium: “Psicoanálisis, época, sociedad: fundamentos de una praxis”. - 1999.