En el último número de "Neurology", los autores publican los resultados de su investigación, basada en datos de más de 48.000 varones y más de 77.000 mujeres, en la que se ha comprobado que la practica de ejercicio regular y vigoroso al comienzo de la edad adulta se asocia a un menor riesgo de Parkinson a edad más avanzada. En concreto, la actividad física reduce a la mitad el riesgo de la enfermedad respecto a individuos sedentarios.

En mujeres, se observó que las que habían practicado ejercicio vigoroso se enfrentaban a un menor riesgo de desarrollar la enfermedad, pero no fue estadísticamente significativo.

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