En el combate, una fuerza armada está acompañada de personal médico que según las leyes internacionales vigentes debe tratar a los heridos de guerra de ambas facciones, tanto civiles como militares. Estas leyes también establecen que deben atender a los prisioneros enemigos e informar sobre cualquier tipo de abuso a que pudieran ser sometidos.
Hay evidencias recientes de que el personal médico de los Estados Unidos omitió informar o denunciar abusos e incluso el asesinato de prisioneros en las guerras de Irak y Afganistán. Más aún, se ha denunciado que dicho personal médico descuidó las necesidades médicas de algunos prisioneros. El Departamento de Defensa informó que está investigando estas denuncias, pero aún no se efectuaron cargos de ningún tipo contra el personal sanitario, mientras que los oficiales del Pentágono han estado negando estas acusaciones.
Por su parte, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) llegó a la conclusión de que el personal sanitario destinado a la base de Guantánamo estuvo en cierto modo involucrado en apremios ilegales realizados a los prisioneros. El CICR consideró que estas actitudes constituyen una "flagrante violación a la ética médica" y que algunos de los métodos de interrogación empleados eran equivalentes a la tortura.
Nuestra oficina de información - señala el autor de este artículo - recopiló documentos y entrevistas con fuentes militares, que confirman la participación en los procedimientos de interrogación de los profesionales sanitarios. Esta participación incluyó el diseño de estrategias de interrogación, como la privación del sueño y otros métodos coercitivos diseñados según los problemas médicos de cada prisionero.
A los médicos se les inculcó que en situaciones de guerra no están actuando como tales, sino como combatientes y que no deben difundir o informar sobre estos procedimientos. Estos conceptos fueron respaldados por el Dr. David Tornberg, asistente del Secretario de Defensa sobre temas de salud.
El juramento hipocrático no determina cuál debe ser la conducta de los médicos en la guerra, pero establece que la misión del médico es la de curar. Por lo tanto, quedan descartadas las siguientes actividades: declarar la pena de muerte, emplear fármacos o agentes biológicos que avasallen al enemigo o permitan extraer información, así como participar en prácticas de interrogación contrarias a los derechos humanos y a las leyes vigentes en combate. Además, los profesionales sanitarios deberán registrar los casos de abuso a prisioneros e informarlos a la cadena de mandos.
De acuerdo a estas normas, la medicina militar parece estar lejos de los postulados de Hipócrates.
Artículo comentado por el Dr. Ricardo Ferreira, editor responsable de IntraMed en la especialidad de Cardiología.