Cuando la ciencia inspira al arte

Dalí y la ciencia

Celebrado en 2004, el centenario del nacimiento del pintor surrealista, es oportuno recordar una faceta poco conocida del genial pintor: el gran interés de Salvador Dalí por la Ciencia. El artista aseguró en más de una ocasión que los eventos científicos eran los únicos que guiaban constantemente su imaginación. Gran amigo del doctor Severo Ochoa –para el que ilustró algunas de sus obras– la representación de la doble hélice del ADN le entusiasmó para sus pinturas, poniendo de manifiesto su fascinación por la genética y las estructuras matemáticas.

Autor/a: Profesor Santiago Grisolí

Indice
1. La inspiración del genio
2. Dalí, ¿un precursor?
3. Dalí y el ADN

Desde muy temprano, Salvador Dalí tuvo un gran interés en la Ciencia. Por lo visto, su mejor biógrafo, Ian Gibson, obtuvo copia de una antigua fotografía con Federico García Lorca en el año 1927 y Dalí ya llevaba un número de una revista de Science and Invention. Estudió en detalle a Freud y fue a visitarlo hacia el año 1938 en Londres, le interesó Max Planck y la teoría de los quanta, las teorías de Einstein o la del físico Heisenberg y naturalmente estuvo muy influenciado por el uso de la bomba atómica. Pero lo que le interesó especialmente es la visualización de la doble hélice del ADN, que le entusiasmó.

Su interés por la ciencia lo revela Ricard Mas Peinado, en una deliciosa conversación con Dalí. "Los científicos que usted encuentra, ¿le toman siempre por loco? –le preguntó-. Y el pintor contestó: -Todos, al contrario, me encuentran simpático y dicen de mis declaraciones: "Pues no dice tantas tonterías como parecía". Mi única ventaja es que no sé nada de nada, así que puedo hacer funcionar mis caprichos más caprichosos y más irracionales basándome en mis pequeñas lecturas. Y como estoy dotado de una cierta genialidad, de vez en cuando digo alguna cosa que no les parece tan improbable. Por ejemplo, por lo que respecta al cáncer, yo me basaba, sobre todo, en aquello que sabía de los mensajeros, los que llevan paquetes, los repartidores. El mensajero, en biología, es RNA, el ácido ribonucleico. En Figueres, uno de estos repartidores, llamémosle pues un ribonucleico, tenía como lema: "El rayo soy, donde me llaman voy". Bien, en pocas semanas de anarquismo, la ciudad recibía sus bombas mediante un mensajero. Entonces, yo dije a Duran Reynals (gran científico catalán que trabajó durante muchos años en Estados Unidos, en donde no se le trató muy bien. Descubrió el "spreading factor", luego identificado como hialuronidasa): "Cuando el RNA aporta un mensaje al citoplasma, es decir, a la ciudad, ¿por qué no miran qué contiene el paquete? Reynals encontró esta sugerencia extraordinaria. En biología se ocupan ahora mucho más del RNA. Pero yo esta idea la había soltado un día en el café, sin hacer broma ni nada".

De las muchas pinturas de Dalí que tienen relación con la ciencia destacan por ejemplo la del "Dalí en el huevo", del año 1942 o "Niño geopolítico observando el nacimiento del hombre nuevo" de 1943, "Idilio atómico y uránico melancólico" del año 1943, "En busca de la 4ª dimensión" de 1979. Mi conocimiento del interés de Salvador Dalí por la ciencia se inició a través del ingente y muy activo Juan Oró, recientemente fallecido, quién al parecer conoció a Dalí en Nueva York. Al ser catalanes se facilitó el que se hicieran amigos y, pienso que con su exuberante y gran capacidad para hablar de la ciencia, Oró cautivo a Dalí y le pidió un cuadro para encabezar el programa de la reunión de la Sociedad Española de Bioquímica que se celebró en Madrid allá por el año 71. Me acuerdo que Juan Oró me enseñó en el avión desde Nueva York a Madrid el cuadro que llevaba para dicha reunión. En este cuadro Salvador Dalí presenta el ADN y lo caracteriza como la escalera de Jacob por la cual se puede llegar al cielo. El cuadro incorpora unos angelitos que los caracteriza como los RNA mensajeros. También introduce en el cuadro, como lo hace con frecuencia, una imagen suya y de su padre. Este precioso cuadro se lo quedó, de acuerdo con Dalí, Juan Oró.

Para conmemorar el setenta aniversario del nacimiento de don Severo Ochoa, en palabras modificadas de Manolo Losada, y organizado por Oró, colegas, colaboradores y discípulos le tributamos en 1975 un homenaje de admiración y afecto, celebrando durante cuatro días un simposio sobre "Enzymatic Mechanisms in Biosyntesis and Cell Function" en las Universidades de Barcelona y Madrid.

Dalí, antiguo residente de la Residencia de Estudiantes, como fue Ochoa, se sumó al homenaje pintando un imaginativo dibujo sobre lo que él llamaba mensajeros polinucleotídicos de Ochoa para la portada del libro Reflections on Biochemistry y que fue publicado por Pergamon Press en una edición especial limitada de 103 ejemplares. La colorida contribución pictórica del genial artista gerundense fue acompañada en el texto por una original confesión explicativa de Dalí, de la visión que imaginó durante el sueño que tuvo la noche antes de dibujarla, tan ingeniosa y original que dejó sorprendidos a todos, especialmente a Severo Ochoa, que escuchaba con atención y con cara de póquer lo que decía Dalí, y que merece la pena ser recordado, particularmente ahora que termina el "año Dalí" para celebrar los actos conmemorativos del centenario del nacimiento en 1904 del gran pintor surrealista:

"Dios no juega a los dados", dijo Albert Einstein mucho antes del descubrimiento de la escalera de ADN, por cuyos escalones viajan los ángeles en el sueño de Jacob que yo tuve la noche antes de dibujar el cuadro para Severo Ochoa: ellos simbolizan los mensajeros genéticos o moléculas de polinucleótidos que fueron sintetizados por primera vez en el laboratorio de Severo Ochoa.

Aunque yo no soy un científico debo confesar que los eventos científicos son los únicos que guían constantemente mi imaginación, lo que al mismo tiempo ilustran las intuiciones poéticas de los filósofos tradicionales, hasta llegar a la belleza deslumbrante de ciertas estructuras matemáticas, especialmente la de los politopos y encima de todo aquellos momentos de abstracción sublime lo que vistos a través del microscopio electrónico, aparecen como virus de forma regular con aspecto de poliedros confirmando lo que dijo Platón: "Dios sólo hace Geometría".