Al parecer, más del 50% de la población tiene Candida en el tubo digestivo sin producir ningún tipo de trastorno y aproximadamente el mismo número de mujeres presentan Candida vaginal sin síntomas.

"No pasa nada hasta que ocurre un desequilibrio de la flora, como puede ser la toma de antibióticos; con los antibióticos se destruye la flora bacteriana y se deja el campo libre a la Candida para que empiece a multiplicarse. De pronto, a la semana de estar tomando el antibiótico la mujer puede tener picor y síntomas", ha explicado el Dr. Crespo.

Esto ocurre también con frecuencia en las diabéticas, porque hay alteración del pH vaginal que conduce por otra vía a la proliferación de la Candida. En enfermos inmunodeprimidos es asimismo muy frecuente.

"No se puede hablar de candidiasis como enfermedad transmisible, y en términos generales no se puede evitar una candidiasis. No tiene sentido dar un antifúngico cada vez que se prescribe un tratamiento antibiótico para prevenir una candidiasis. Lo que hay que hacer es tratarla cuando aparecen los síntomas, lo que no es complicado", ha aclarado el Dr. Crespo.

Los antifúngicos actuales no son capaces de erradicar la candidiasis totalmente. Hay un proceso bien conocido por los ginecólogos que es la vulvo-vaginitis candidiásica recurrente. Se trata de mujeres sanas que tienen infecciones vaginales por Candida de forma reiterada, casi crónica; si se instaura el tratamiento, mejora temporalmente y recidiva. Hay algo que falla y que hace que la Candida se comporte de forma agresiva. No es fácil erradicarla en su totalidad, porque forma parte de la microflora normal, ha manifestado el Dr. Crespo.

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