Objetivos:

Determinar el rol pronóstico de los potenciales evocados auditivos tardíos (N100) y cognitivos (MMN) para evaluar el despertar en una cohorte de pacientes en coma categorizados según la etiología.

Métodos:

Los autores estudiaron en forma prospectiva una serie de 346 pacientes en coma. El coma se causó por stroke (n = 125), trauma (n = 96), anoxia (n = 64), complicaciones de neurocirugía (n = 54) y encefalitis (n = 7). Se siguieron a los pacientes durante 12 meses y se clasificaron como despiertos o no despiertos. Se realizó un análisis uni y multivariante, usando modelos de regresión logística y de Cox.

Resultados:

El reflejo a la iluminación pupilar, N100, potenciales evocados auditivos de latencia media, la edad y la etiología fueron los factores que más se discriminaron para evaluar el despertar. Análisis estadísticos demostraron que el reflejo pupilar era la variable pronóstica más fuerte para evaluar el despertar (probabilidad estimada 79,7%). La probabilidad estimada de despertar se elevó al 87% cuando el N100 estaba presente y a 89,9% cuando los potenciales evocados de latencia media (MLAEPs) estaban presentes. El reflejo pupilar estaba ausente en pacientes anóxicos, 13,7%. Cuando los MMN estaban presentes, 88,6% de los pacientes despertaron. Ningún paciente en quien los MMN estaban presentes, evolucionó a un estado vegetativo permanente.

Conclusión:

El reflejo pupilar es la variable pronóstica más fuerte, seguida por N100 y MLAEPs que permiten un modelo fiable para predecir el despertar. La presencia de los MMN es un predictor de despertar y evita que los pacientes en coma evolucionen a un estado vegetativo permanente. La evaluación de la corteza sensitiva primaria y procesos de orden superior, a través de la latencia media, tardía y potenciales evocados cognitivos, deberían ser realizados para evaluar el pronóstico del despertar en los pacientes en coma.