Uno de los problemas más frecuentes en la práctica pediátrica son las dificultades en la alimentación. Los problemas de alimentación que se asocian con fallo en el crecimiento, generan disrupción en el desarrollo precoz y pueden generar déficit en el desarrollo cognitivo, problemas de conducta y trastornos de la alimentación. La anorexia infantil (AI) fue descripta en 1983 por Chatoor en un grupo de preescolares que rechazaban la comida y no crecían.
Al principio lo incluyeron en los trastornos de separación por su inicio en esta etapa evolutiva. En 1992 definió a la AI como el trastorno de la alimentación que empieza en la infancia y se caracteriza por la falta de apetito y atención a la comida. Este trastorno no es el inicio de un trastorno de la conducta alimentaria de los adolescentes, ya que no incluye el temor a ganar peso, ni tiene distorsión del esquema corporal. La AI se relaciona con el aumento de la tensión en la relación con la madre a la hora de la comida. Los criterios diagnósticos de la AI del DSM IV son:
1. Negativa a comer cantidades adecuadas de comida por lo menos durante 1 mes
2. Debut antes de los 3 años, frecuentemente durante la transición entre la cucharita y el comer solo, entre los 9 y 18 meses
3. Ausencia de comunicación de sensaciones de hambre y falta de interés en la comida. Mantienen el interés y la relación con su cuidador
4. Deficiencia de crecimiento significativa
5. El rechazo del alimento no es posterior a un hecho traumático
6. El rechazo alimentario no es de causa médica
Los preescolares con AI clínicamente se presentan como niños que disfrutan la exploración y juegan mucho con sus padres. Sin embargo, rápidamente pierden el interés por la comida e intentan distraer la atención de sus cuidadores a otro punto que no sea la comida. Si los padres intentan seguir dándole de comer, ellos cierran la boca, tiran la comida y los utensilios e intentan salir de su silla. Las madres intentan entretenerlos, distraerlos o estimularlos a comer más, pero ellos suelen llorar y tener conductas disruptivas hasta que la madre los deja irse a jugar.
Se cree que el hambre está inhibido en la AI. La excesiva atención del entorno puesta en este tema aumenta la negatividad afectiva que interfiere con la percepción de hambre. Puede asociarse con alteraciones del sueño y estado de ánimo más negativo. En general los niños con AI son definidos por sus padres como "más difíciles".
Se ha propuesto que con los niños con AI tienen problemas en la regulación fisiológica. Existe una relación entre la variabilidad de la frecuencia cardíaca (FC), el carácter y algunas conductas como la amabilidad, dificultad, inhibición, procesamiento de la información y atención. La variación de la FC se cuantifica por la amplitud de la arritmia respiratoria sinusal. La oscilación de la FC durante la respiración sería un reflejo de la influencia neural a la variabilidad de la FC (VFC). Durante los períodos de baja demanda del entorno (ej: durante el sueño), la VFC es mayor por influencia parasimpáticomimética.
Cuando la demanda aumenta la VFC disminuye reflejando un predominio simpático. Durante la alimentación un niño debería inhibir su atención al entorno con menos estímulo externo y más VFC. Al inicio de la alimentación la VFC disminuye, pero luego aumenta durante los 10 minutos después de alimentarse. Es probable que algunos niños no puedan calmarse en respuesta a las demandas de la alimentación. En general una VFC mayor se asocia con mejor estado de salud en neonatos y mejor respuesta a los estímulos en niños pequeños. La medición de la regulación fisiológica, medida por la VFC, es un indicador importante de la organización neuroconductual.
Objetivo:
Examinar si la AI se asocia con desregulación fisiológica de la FC, indicando una dificultad para adaptarse a las demandas del medio.
Métodos:
Se incluyeron 8 preescolares con AI de 14-31 meses (edad promedio 20,7 meses) y 8 controles sanos apareados por edad, sexo y estado socioeconómico. Se les colocaron 3 electrodos en el tórax por debajo de la ropa. Se midieron la frecuencia cardíaca y la arritmia sinusal respiratoria en 3 situaciones:
S1: se instruyó a la madre para que se siente frente al niño y le lea una historia. Se le indicó que no le haga preguntas al niño acerca de la historia o las ilustraciones y que no le genere ninguna demanda externa.
S2: En este episodio una mujer extraña al niño entra en la habitación, se presenta, se sienta al lado y le cuenta una historia con un libro. Se le hacen preguntas al niño generando una situación de demanda externa con un desconocido. La madre permanece a un costado
S3: La mujer extraña y la madre dialogan en un extremo de la habitación mientras el niño juega solo
Resultados:
Los niños con AI tuvieron FC más rápida que los controles. Durante S1 los niños con AI tuvieron la mayor FC, y menor VFC, reflejando una situación de tensión mayor que la interacción con un extraño. Durante S3 la VFC fue mayor en los controles y menor en los niños con AI.
Discusión:
Este estudio muestra que hay diferencias en la regulación fisiológica entre los controles y los niños con AI. Los controles tuvieron mayor actividad parasimpática durante S3, que fue la situación más relajada, mientras que en la AI la activación de este sistema fue menor, presentando un patrón de mayor FC. Es probable que esta desregulación dificulte la alimentación por no poder lograr la relajación necesaria, generando así un círculo vicioso.
Los niños con AI tienen más stress en las situaciones de separación de la madre, son más dependientes y con patrones de sueño alterados.
Este estudio sostiene la idea que en la AI hay una dificultad en la interacción con el medio, y por eso necesitan un tiempo de transición mayor entre el juego y el momento de sentarse a comer.
Conclusión:
Los niños con AI tienen FC mayor y se adaptan menos fisiológicamente a las demandas del medio.
Artículo comentado por la Dra. Débora Setton, editora responsable de IntraMed en la especialidad de Nutrición.