Hipótesis etiológica

Esquizofrenia y neurodesarrollo

Existe una hipótesis según la cual algunos factores etiopatogénicos sobrevienen específicamente en el curso del desarrollo embrionario-fetal y durante la infancia del futuro paciente esquizofrénico.

Autor/a: Dres. D. Gourion, R. Gourevitch, J.-L. Le Provost, J.-P. Olié

Fuente: L´Encéphale 2004, XXX: 109-18.

Indice
1. Desarrollo
2. Imaginería cerebral

Centrados en la hipótesis del neurodesarrollo como factor etiopatogénico de la esquizofrenia, los autores realizan en esta revisión un análisis bibliográfico de trabajos realizados en diversos campos de investigación: los estudios epidemiológicos relativos a los factores de riesgo, los datos clínicos y los endofenotipos vinculados al desarrollo, la imaginería cerebral y las informaciones provistas por los modelos animales. Emplearon también resultados de meta análisis, de modo de abarcar mayor cantidad de resultados.

1. Factores de riesgo precoz

En primer término, son los estudios acerca de los vínculos entre complicaciones obstétricas y riesgo de esquizofrenia en la edad adulta los que han contribuido a nutrir la hipótesis del neurodesarrollo. Quien mencionó primero la asociación entre complicaciones obstétricas y esquizofrenia fue Rosanof en 1934, y desde los años 70 se pensó en el bajo peso al nacer como un factor de riesgo; por otra parte, también se especuló en torno al impacto de una hipoxia precoz sobre el hipocampo de los futuros esquizofrénicos recién nacidos. En las décadas de los ´80 y los ´90 la imaginería cerebral permitió observar agrandamientos ventriculares en los pacientes con esquizofrenia lo cual podría sugerir la existencia de un proceso neurodegenerativo, pero al descubrirse que tales agrandamientos existían desde el comienzo de la enfermedad y sobre todo su correlación con antecedentes de anomalías obstétricas se reorientó la investigación hacia el desarrollo precoz. Murria, Weinberger y Andreasen plantaron una hipótesis sobre la etiología de la esquizofrenia basada en el desarrollo.

Más reciente es la publicación de estudios epidemiológicos longitudinales de cohortes de magnitud importante. En tales estudios los factores de riesgo que aparecen como significativos durante el embarazo son las hemorragias, la preclampsia, la diabetes gestacional y situaciones que pudieran inducir la hipoxia fetal crónica o la malnutrición.

Asimismo se subrayan dos factores de riesgo vinculados al desarrollo embrionario: un peso de nacimiento inferior a los 2.500 gramos y las malformaciones congénitas que podrían relacionarse con anomalías morfológicas menores que son señaladas con cierta frecuencia en la esquizofrenia. También hay ciertas complicaciones del parto que representan factores de riesgo significativos: la atonía uterina, la asfixia neonatal, las hemorragias y la cesárea de urgencia. Estas situaciones podrían asociarse a una hipoxia o a un sufrimiento cerebral fetal, que serían posibles causas de neurotoxicidad celular de regiones particularmente vulnerables como el hipocampo.

Estos factores de riesgo surgidos de la epidemiología genética, subrayan los autores, confirman la implicancia de un soporte genético no específico, en interacción con diversos factores ambientales. 

2. Datos clínicos

2.1. Síntomas premórbidos, pródromos y desarrollo. Los aspectos clínicos a favor de una hipótesis neuro evolutiva de la esquizofrenia serían: las anomalías morfológicas y dermatoglíficas, la aparición secuencial (en el tiempo) de pródromos neurocognitivos y de trastornos de las interacciones sociales en la infancia que preceden en varios años a los síntomas indubitables de esquizofrenia en la adolescencia y edad adulta. La aparición de formas precoces de la esquizofrenia desde la infancia es otro argumento clínico que, hallan los autores, favorece la hipótesis de un posible origen evolutivo.

2.2. Anomalías morfológicas y disembriogénesis. Ya Kraepelin observaba a fines del siglo XIX ciertas anomalías morfológicas en los pacientes que sufrían de "dementia praecox". Las anomalías congénitas e infraclínicas son frecuentes en la población general, pero más aún en los pacientes con esquizofrenia. Se trata de signos dismórficos moderados vinculados al desarrollo del ectodermo y de las crestas neurales, anomalías que se constituyen entre el primer y segundo trimestre del embarazo, y si bien atañen a la formación originaria del SNC no son específicas de la esquizofrenia; se hallan también entre otras afecciones, en la trisomía 21, algunas formas de retardo mental y síndromes de alcoholemia fetal; también en parientes sanos de pacientes con esquizofrenia. Señalan los autores que restaría por determinar si existe un tipo particular de anomalías morfológicas asociadas con la esquizofrenia o a una sub población de pacientes esquizofrénicos, que pudiera tener un paralelo con una etapa del desarrollo embrionario. Consideran que la hipótesis de anomalías de migración de las células de las crestas neurales en el origen de estas dismorfias abre pistas para investigar los genes involucrados.

2.3. Anomalías neurocognitivas. Las investigaciones han puesto de manifiesto los déficit en la atención y de las funciones ejecutivas, los trastornos de la memoria de trabajo, de la planificación y de la acción. Una dificultad no menor es la falta de especificidad de estas anomalías cognitivas, presentes en otras patologías (demencias, retraso mental, etc.).Otro campo de investigación estudia los signos neurológicos menores que se hallan en los pacientes con esquizofrenia que nunca fueron tratados: trastornos de la integración motriz y sensorial, de la coordinación motora, presencia de movimientos anormales, anomalías de la lateralización. Que estos signos neurológicos menores estén presentes desde la infancia y antes de la eclosión esquizofrénica es uno de los argumentos fuertes a favor de la hipótesis neuro evolutiva. Además, estas anomalías están presentes en los parientes sanos de los pacientes esquizofrénicos con mayor frecuencia que en parientes de no esquizofrénicos, y esto refuerza la noción de vulnerabilidad.

Artículo comentado y traducido por la Lic. Alicia Kasulin, editora responsable de IntraMed en la especialidad de Psiquiatría.