Menopausia, tratamiento de la osteoporosis

Isoflavonas y salud ósea

Los fitoestrogenos han sido el centro de la investigación en los últimos 10 años debido a su rol potencial sobre la salud de la mujer.

Artículos

/ Publicado el 12 de octubre de 2004

Autor/a: Dra. Morin, Suzanne

Fuente: Menopause. 2004 May-Jun;11(3):239-41

Indice
1. Desarrollo
2. Bibliografía

Los fitoestrogenos han sido el centro de la investigación en los últimos 10 años debido a su rol potencial sobre la salud de la mujer. Los estudios realizados en los animales y en los seres humanos, han mostrado aunque inconsistentemente, efectos positivos sobre los síntomas menopáusicos, sobre el perfil lipídico, enfermedades cardiovasculares y densidad mineral ósea.(1) Mas aun desde que el estudio del Women's Health Iniciative informó un aumento en los daños en las mujeres tratadas hormonalmente (enfermedades cerebro y cardiovasculares, cáncer de mama, eventos tromboembólicos) ha aumentado el interés para encontrar y compuesto natural alternativo que pudiera mejorar la salud menopáusica.(2).

Los fitoestrogenos son compuestos no esteroides hallados en una variedad de plantas. Las dos más importantes son los linos (halladas en la linaza) y las isoflavonas (encontradas en las legumbres, en la semilla de soja y en el trébol amarillo). Las isoflavonas principales son la ginestein y la daidzein y han sido estudiadas en conjunto o separadamente sobre diferentes patologías (1-3).  Las isoflavonas poseen una estructura química común que se parece al 17 Beta estradiol (E2) lo que les permite ligarse a los receptores estrogénicos (ER) en diferentes tejidos.

También pueden actuar de manera similar a los moduladores selectivos de los receptores estrogénicos (SERMs) y demostrar actividades tanto estrogénicas como no estrogénicas dependiendo de la concentración endógena de E2, y su afinidad por los ER de los tejidos. Sin embargo su afinidad por los ER son de todos modos menores que la de los Estrogenos2. Algunos de los efectos de las isoflavonas son independientes de su interacción con los ER  y más probablemente ligadas a la activación de las rutas intracelulares (3). En el esqueleto las isoflavonas interactúan con los ER de las células óseas y directamente a nivel celular.

In vitro, daidzein y genistein han mostrado promover el crecimiento y diferenciación osteoblástico, estimulando la formación de hueso medida a través del aumento de la actividad de los marcadores óseos (3-4). En pequeños estudios animales en ratas ooforectomizadas, la administración de genistein fue capaz de mantener o mejorar la densidad mineral ósea en diferentes lugares. Sin embargo estos hallazgos no pudieron ser reproducidos en trabajos mas prolongados en monos (3).

Estudios en seres humanos son difíciles de interpretar y comparar por ser diferentes lo orígenes  de los fitoestrogenos usados. También parecen bloquear la diferenciación de los osteoclastos y otras actividades celulares. (3-4) En estudios a corto plazo en ratas ovariectomizadas, la administración de genistein, fue capaz de mantener o mejorar la densidad mineral ósea en diferentes sitios. De todos modos, esos resultados no fueron reproducidos en estudios a largo plazo en monas ovariectomizadas que recibieron suplementación con isoflavonas.

A las dietas ricas en semillas de soya usadas en Asia se les han atribuido, el encontrar una menor incidencia de fracturas relacionadas con la osteoporosis aunque otros factores pueden ser responsables de lo mismo, tales como los niveles de actividad, el uso de tabaco y el uso del alcohol. Sin embargo algunos autores han informado que la ingesta de proteínas de origen en la soja ha mostrado efectos beneficiosos en el mantenimiento del pico de la densidad ósea y mejoramiento de la densidad mineral ósea en mujeres chinas posmenopáusicas (5) -

Fitzpatrick y colegas han informado recientemente los resultados con la administración de suplementos de isoflavona de la soja (110 mg) durante 12 meses sobre la densidad mineral ósea y los marcadores óseos en mujeres sanas posmenopáusicas. Se determinó una línea de base de la densidad mineral ósea de ambas espinas iliacas y de la pelvis, repitiéndolas a los 6 y 12 meses. Los marcadores de formación ósea aumentaron significativamente en el grupo tratado comparado con el grupo placebo. La densidad mineral ósea de la cadera cayó en el grupo placebo a los 12 meses y permaneció estable en el grupo control. No se modifico la densidad mineral ósea de las espinas en ambos grupos. Los autores concluyeron que los resultados positivos se deben al efecto anabólico de las isoflavonas sobre el esqueleto.

En esta revista de Menopause, Chen y colegas (8) se dispusieron a evaluar si el efecto de las isoflavonas derivadas de la soja sobre el tejido óseo esta influido por el tiempo desde la menopausia, el peso corporal, o la ingesta diaria promedio de calcio. Durante un año, 232 mujeres chinas de Hong Kong, saludables fueron randomizadas para recibir 80mg de isoflavonas diariamente o 40mg, o placebo. Todas recibieron suplementos de calcio y Vitamina D. No se informo sobre el porcentaje de los participantes que cumplían el criterio de la OMS para la osteoporosis y tampoco fueron tamizadas para fracturas vertebrales u otras fracturas clínicas; tampoco fueron medidos los marcadores bioquímicos óseos. En informes previos los autores informaron de un pequeño pero significativo efecto con altas dosis de isoflavonas sobre la densidad mineral ósea comparándolas con un grupo placebo (9). En este trabajo existe nuevamente una pequeña pero significativa mejoría en la densidad mineral ósea de la pelvis total y en el trocánter en el subgrupo que estaba 4 años posmenopáusicas /YSM) y en el subgrupo con bajo peso corporal (<55kg) asignado al grupo de alta ingesta de isoflavonas.

No hubo efectos significativos de las isoflavonas sobre la densidad mineral ósea en ningún subgrupo. La ingesta de calcio en combinación con las isoflavonas no influyó sobre la densidad mineral ósea. Hubo escasos efectos adversos en todos los grupos.
 Los autores concluyen correctamente que la pérdida ósea es más rápida en el periodo perimenopáusico y las mujeres con un índice de masa corporal bajo poseen una más alta prevalencia de osteoporosis. Sus hallazgos corroboran que las mujeres, en el período perimenopáusico, poseen una mayor perdida ósea y pueden requerir medicación más potente que las isoflavonas para mantener su masa corporal. Mujeres de bajo peso tienen niveles más bajos de estrógenos endógenos y su esqueleto puede responder mejor a los efectos positivos de las isoflavonas.

Se pudo constatar efectos positivos en cambios en el pero no enla densidad mineral ósea. El Contenido mineral óseo mide al contenido cálcico en un área especifica pero en mediciones especificas la precisión de estas mediciones son menores que la densidad mineral ósea. Aunque los autores sugieren que sus hallazgos sobre el Contenido mineral óseo son debido a los efectos anabólicos de las isoflavonas sobre el hueso trabecular de la cadera y en el trocánter, también podrían ser explicados por las variaciones inherentes a las mediciones seriales del mismo o a la distribución irregular de la línea de base características entre los subgrupos. Los estudios realizados con medicación actualmente en uso para el tratamiento de la osteoporosis han mostrado mejoría en la densidad mineral ósea y en el Contenido mineral óseo total (10). Los pequeños beneficios informados en este trabajo son poco probablemente trasladados  a la reducción de la incidencia de fracturas.
El único estudio para evaluar las posibilidades clínicas fue hecho con la ipriflavona que es un derivado sintético de las isoflavonas. Este estudio europeo, randomizado con grupo placebo como control evaluó sus resultados en mujeres posmenopáusicas. Después de 3 años no se encontró diferencias entre ambos grupos. Se encontró linfopenia en el 13% del grupo estudiado que se resolvió espontáneamente en la mayoría dentro de los dos años.
El uso de las isoflavonas en forma suplementaria o dietaria tienen un rol muy limitado en la salud esquelética. La evaluación del riego de la aceleración de la perdida ósea en la mujer posmenopáusica debería ser realizado en forma rutinaria para poder realizar una terapia eficaz.

Artículo comentado por la Dra. Alicia Lapidus, editora responsable de IntraMed en la especialidad de Tocoginecología.