Su investigación, publicada en "Science", demuestra que la presencia de ese tipo de glóbulos blancos que conocemos como eosinófilos es imprescindible para que el asma se desarrolle.
Desde hace más de un siglo se sabe que los eosinófilos son a menudo las células inflamatorias dominantes presentes en los pulmones de los pacientes asmáticos, pero su importancia no se ha comprendido bien e incluso se han publicado trabajos en los que su papel en el asma se ponía en duda.
Sin embargo, los investigadores de la Clínica Mayo han creado un ratón genéticamente manipulado que carece de eosinófilos. Observaron que los síntomas en estos ratones quedaban reducidos de forma dramática y en algunos casos completamente eliminados tras exponerlos a un alergeno que induce la enfermedad en animales normales.
A juicio de los autores, el desarrollo de un modelo animal transgénico que carece de eosinófilos permite evaluar otras enfermedades, además del asma, que se han relacionado con estas células, como enfermedades alérgicas, infecciones parasitarias y cáncer.
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