Más del 40% de las mujeres en USA entre los 18 y los 59 años presentan disfunción sexual. La conducta sexual femenina no es bien entendida; factores emocionales, psicológicos y fisiológicos parecieran influir sobre la función sexual femenina (1-12). También existen evidencias que esta disfunción aumenta durante la transición menopáusica (2-13). Coincidiendo con la disminución del interés sexual se observa la declinación de los andrógenos circulantes durante los últimos años de la edad reproductiva, cuando alrededor de los 45 años los andrógenos circulantes son menos del 50% que a los 20 años de edad (13-16).

Aunque no es bien claro que los andrógenos están relacionados con la función sexual /17-21), existen evidencias de que su disminución puede ser un factor en la disminución de la libido durante la menopausia (22); por ejemplo durante la menopausia quirúrgica que pareciera estar relacionada con una súbita caída de los estrógenos y andrógenos circulantes, es muchas veces revertida con terapias combinadas de estrógenos y andrógenos (23-29). Por otra parte la disminución de la libido durante la menopausia natural no esta claramente asociada con cambios en los niveles hormonales y muy frecuentemente no responde a terapéuticas hormonales.

Estudios longitudinales recientes en mujeres entre los 45 y 55 años de edad han mostrado que la disfunción sexual no esta correlacionada con los niveles medios de testosterona (testosterona total, índice de testosterona libre o con el sulfato de la dehidroepiandrosterona´{DHEAS}, pero más con la declinación del estradiol (E2) (30). En este estudio longitudinal, se observa que la fluctuación de los valores hormonales en el tiempo es de valor predictivo sobre otros síntomas menopáusicos (31). La hipótesis de los autores es que esta variabilidad hormonal puede afectar la libido. El diseño longitudinal de esta cohorte permite una única oportunidad de evaluar la fluctuación hormonal a lo largo del estudio.

Métodos

Participantes
Este estudio fue conducido como una parte de un trabajo en evolución:"Penn Ovarian Aging Study" (31-33-37). Las mujeres residentes en el Condado de Filadelfia fueron seleccionadas vía telefónica y: se las invitó a participar en un estudio de cohorte sobre los factores, hormonales, de conducta y psicológicos en los últimos años reproductivos. Los criterios de admisión incluían a mujeres de entre 35 y 47 años de edad, que presentaban ciclos menstruales regulares (entre 22 a 35 días) durante los 3 meses anteriores a la inscripción, con útero y al menos un ovario.

Fueron excluidas si presentaban alguna enfermedad seria que pudiera afectar sus niveles hormonales (diabetes, enfermedades hepáticas, cáncer); si habían tomado hormonas de cualquier tipo durante los últimos 3 meses, si estaban embarazadas, amamantando, o usando drogas psicotrópicas; si habían abusado del alcohol u otras drogas ilícitas en el ultimo año. Se obtuvo consentimiento escrito y el Institutional Review Board de la Universidad de Pennsylvania aprobó este estudio.

De las 578 mujeres elegibles, 75% participaron (n = 436) y un 25% rehusaron participar. Al momento de este análisis la cohorte de mujeres había sido seguida prospectivamente por 4 años y 326 mujeres habían permanecido para esta evaluación. Las razones para el abandono de este estudio fueron:

1) muy ocupadas (n=8),
2) conflictos familiares (n=6)
3) Cambios de domicilio (n=5),
4) problemas médicos (n=3),
5) rehusaron el consentimiento (n=3),
6) Fallecieron (n=2),
7) sin explicación (n=30),
8) pérdidas en el seguimiento (n=26), e
9) insuficientes valuaciones hormonales (n=27).

La línea basal de las pérdidas en el seguimiento no era diferente de las que permanecieron en este estudio. No hubo diferencias estadísticamente significativas con respecto a la edad, raza, valores hormonales, estado marital o scores de depresión entre los grupos evaluados al inicio (línea de base).

Artículo comentado por la Dra. Alicia M. Lapidus, editora responsable de IntraMed en la especialidad de Tocoginecología.