La fisiopatología de la ulceración venosa es complicada y una consideración detallada de los cambios microcirculatorios que conducen a la necrosis del tejido está más allá del alcance de esta revisión. Sin embargo, el manejo debe estar basado en un entendimiento de las causas de la hipertensión venosa que es finalmente la responsable de los síntomas de la insuficiencia venosa crónica y la ulceración venosa. Se ha asumido ampliamente que la insuficiencia venosa se debe a la obstrucción o a la incompetencia venosa profunda y el término "miembro post-flebítico" ha sido utilizado, aunque la mayoría de las personas con úlceras no tienen historia alguna de trombosis venosa profunda.
La ulceración venosa está claramente asociada con la edad y los pacientes más jóvenes con una insuficiencia venosa crónica severa pueden evitar la ulceración en virtud de su movilidad, la cual mantiene la función de bomba del músculo de la pantorrilla. Sea que el mecanismo final en la ulceración se deba a un manguito de fibrina, un atrapamiento de leucocitos o una inflamación crónica debido a una injuria en la reperfusión por isquemia repetitiva, el tratamiento de una ulceración venosa está basado casi enteramente en evitar la hipertensión venosa sostenida [6]. La hipertensión venoso es usualmente causada por una combinación de distintos factores, de los cuales la enfermedad venosa, obesidad e inmovilidad son, quizás, los más importantes; muchos factores se desarrollan a medida que aumenta la edad.
La hipertensión venosa sostenida resulta en un edema en el miembro inferior pendiente, lo que aumenta la distancia entre la cual lo metabolitos deben difundir desde la microcirculación a las células titulares. Los tejidos alrededor del talón se vuelven isquémicos en posición pendiente, con reperfusión al caminar o en la elevación [7]. Esta injuria crónica de reperfusión resulta en un proceso inflamatorio con posterior edema, fibrosis tisular y formación de un manguito o cuello de proteínas de la matriz extracelular alrededor de los capilares. Estos cambios resultan en las características de la insuficiencia venosa crónica, que incluyen dolor, pesadez de las piernas, picazón, lipodermatoesclerosis, pigmentación, hinchazón, eczema y finalmente, ulceración (Fig 1). El tratamiento está basado en prevenir la hipertensión venosa sostenida y en reducir sus efectos mediante un vendaje de compresión para reducir la estasis venosa y el edema tisular.
· FIGURA 1: Esta úlcera superficial de la pierna, en la ubicación clásica por encima del maléolo interno, presenta tejido sano de granulación después de 2 semanas de tratamiento compresivo. Las características de lipodermatoesclerosis con pigmentación pueden verse en el borde superior.