Estudios aleatorizados demostraron que el control riguroso de la glucemia en valores cercanos a la normalidad retardan significativamente el desarrollo y la progresión de la retinopatía, pero los beneficios serían evidentes sólo dos años y medio después de iniciar ese régimen. El control de la presión arterial también parece retardar la evolución en los diabéticos tipo 2.
El tratamiento mediante la fotocoagulación con láser de argón permite una reducción superior al 50% en la pérdida grave de la visión. La fotocoagulación causa regresión de los neovasos, aunque éstos no se hayan fotocoagulado en forma directa, por lo que el mecanismo de acción aún no se ha quedado establecido. Los pacientes con síntomas de enfermedad retiniana más grave, como hemorragias vítreas o desprendimientos de retina, pueden beneficiarse con la vitrectomía.
Se han propuesto varios mecanismos fisiopatológicos para explicar la aparición y el desarrollo de la retinopatía diabética; no obstante, excepto por el papel de la hiperglucemia crónica, no se ha demostrado ningún otro mecanismo.
Se ha señalado la posible importancia del factor de crecimiento endotelial vascular a raíz de los cual se están experimentando tratamientos para bloquear su formación o sus receptores específicos.
El factor derivado del epitelio pigmentado sería un inhibidor de la neovascularización, y se están investigando sus posibilidades terapéuticas. Se ha observado que el panhipopituitarismo puede mejorar la retinopatía, posiblemente por la disminución de hormonas de crecimiento. Se están investigando las posibilidades terapéuticas de la octreotida, un análogo de la somatostatina.
En el desarrollo de la retinopatía diabética también se ha considerado la importancia de ciertos factores genéticos. Existen grupos familiares con retinopatía diabética grave y se cree que existe una alteración de la expresión de uno o más genes muy importantes, inducida por la hiperglucemia.
Entre los nuevos métodos de diagnóstico no invasivos que podrían mejorar la sensibilidad diagnóstica y ayudar a determinar los mecanismos patogénicos de la retinopatía diabética, se describe la tomografía de coherencia óptica, la cual produce imágenes que son una buena aproximación a la anatomía de un corte transverso de la retina, y que sería útil para la evaluación y el seguimiento del edema macular.
Otros métodos son la medición del flujo sanguíneo retiniano, por medio del flujímetro láser Doppler y las imágenes por resonancia magnética funcional, que permite detectar cambios en la oxigenación de la retina. Este último método compara la oxigenación retiniana cuando se respira aire ambiental y luego respirando oxígeno al 100%, y permite detectar diferencias en la oxigenación de la retina en áreas muy pequeñas.
La retinopatía diabética, una de las principales causas de ceguera, ha sido objeto de intensas investigaciones desde la década de 1960. Se destaca la eficacia de la fotocoagulación láser y de la vitrectomía, así como la importancia del adecuado control de la glucemia y de la hipertensión, tanto en diabéticos tipo 1 como tipo 2.
El desarrollo de nuevos métodos permitirá mejorar la precisión y sensibilidad diagnóstica, así como la mayor comprensión de los mecanismos patogénicos. Algunos de estos mecanismos ha llevado al desarrollo de nuevas drogas, pero ninguna de ellas hasta ahora ha demostrado su eficacia en estudios aleatorizados y controlados. Se espera que estos nuevos enfoques terapéuticos puedan en el futuro mejorar la evolución de los pacientes con retinopatía diabética.