Han pasado casi 15 años desde la primera conferencia internacional sobre síndrome de ovario poliquístico (SOP). Durante la primera reunión del National Institutes of Health (Instituto Nacional de Salud, NIH) en Bethesda, Maryland, se establecieron los criterios actuales de diagnóstico (ver Tabla 1). Basados en la opinión de la mayoría más que en la evidencia clínica, se consideraron los siguientes criterios diagnósticos: la evidencia clínica o bioquímica de hiperandrogenismo, la anovulación crónica y la exclusión de otras patologías (1). Esto llevó a la realización de múltiples trabajos multicéntricos sobre el tema (2, 3). Desde entonces (4), se vio que se precisaban actualizar estos criterios diagnóstico establecidos por el NIH en 1990.
TABLA 1. Criterios diagnóstico revisados del síndrome de ovario poliquístico:
2003 Rotterdam PCOS consensus. Fertil Steril 2004
Consenso de Rotterdam sobre criterios diagnóstico para el SOP
El SOP es una disfunción ovárica cuyas características principales son el hiperandrogenismo y la morfología de los ovarios poliquísticos (5). Las manifestaciones clínicas incluyen las irregularidades menstruales, signos de exceso de andrógenos y obesidad. Las pacientes tienen un mayor riesgo de desarrollar una diabetes tipo 2 (6, 7). Desde 1990 se vio que este síndrome tiene un espectro más amplio de signos y síntomas. Se sabe que mujeres con ciclos regulares e hiperandrogenismo y/o ovarios poliquísticos pueden tener el síndrome (8-10). También se sabe que algunas mujeres con el síndrome pueden no tener una manifestación clínica de hiperandrogenismo pero tienen una disfunción ovárica. El SOP sigue siendo un síndrome por lo que un solo criterio diagnóstico no es suficiente y sigue siendo un diagnóstico de exclusión.
Exclusión de otras patologías
Para realizar el diagnóstico de SOP se deben excluir otras patologías con una presentación clínica similar como la hiperplasia suprarrenal congénita, tumores secretores de andrógenos y el síndrome de Cushing. La exclusión de la hiperplasia adrenal no clásica por déficit de la 21-hidroxilasa se realiza con el dosaje basal de los niveles de 17-hidroxiprogesterona, con valores de corte de 2 a 3 ng/mL (15).
Sería conveniente hacer un dosaje de TSH para la exclusión de la disfunción tiroidea. También se deberían dosar los niveles de prolactina para descartar una hiperprolactinemia, a sabiendas que muchas mujeres con hiperandrogenismo tienen niveles en el límite superior normal o un poco elevado.
Se debe dosar FSH y E2 para excluir el hipogonadismo hipogonadotrófico (es decir, una disfunción ovárica de origen central) o una falla ovárica prematura caracterizada por E2 bajos y altas concentraciones de FSH, de acuerdo con la clasificación de la OMS (16, 17). El SOP forma parte del grupo 2 de la OMS por ser una anovulación normoestrogénica normogonadotrófica. En estas pacientes las concentraciones séricas de LH suelen estar aumentadas.
Finalmente, si hay una sospecha clínica, se deben descartar patologías como una resistencia a la insulina severa (ejemplo, hiperandrogenismo, insulino resistencia y acantosis nigricans, o síndrome de HAIRAN) (19), el síndrome de Cushing (20), los tumores secretores de andrógenos (20, 21), o altas dosis de andrógenos exógenos (22).
Artículo comentado por la Dra. Alicia Lapidus, editora responsable de IntraMed en la especialidad de Tocogincología.