Han descubierto que la hormona actúa modificando las conexiones cerebrales –plasticidad-, controlando las sinapsis, y más concretamente afectando a la conducta alimentaria.
Según los autores, se trata de un efecto dinámico que califican de "bastante dramático y sorprendente", ya que las neuronas crean nuevas conexiones en función de la respuesta a la leptina.
Se trata de la primera investigación que muestra cómo la hormona induce cambios visibles en las conexiones sinápticas y cambios registrables en la actividad eléctrica de células cerebrales específicas.
Para sus experimentos utilizaron un modelo de ratón obeso. Estos roedores carecen de leptina y alcanzan el doble de tamaño que los ratones normales, presentando además cinco veces más concentración de grasa en su organismo.
Utilizando estos animales estudiaron los efectos de la leptina en dos grupos específicos de neuronas, llamadas NPY y POMC, que se encuentran en el hipotálamo, área del cerebro que regula el apetito. De ese modo, comprobaron que la hormona modifica el número de conexiones cerebrales que estimulan o inhiben los citados tipos de neuronas, además de su actividad eléctrica.
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