Refieren los autores que las manifestaciones de obsesiones y compulsiones son conocidas desde la Antigüedad, y descriptas por Westphal en 1878 como "ideas intrusivas en la conciencia a pesar y contra la voluntad del paciente, que éste es incapaz de suprimir a pesar de reconocerles carácter anormal y extraño a su ser". La definición del DSM-IV aunque más extensa y detallada, va en sentido similar.
La prevalencia del TOC se estima en torno al 3% de la población general, y puede triplicarse si se basa en la población que consulta los servicios de psiquiatría, y pasa las cinco veces si se considera a los pacientes que padecen un síndrome obsesivo-compulsivo. Esta sintomatología ocupa el cuarto lugar de los trastornos psiquiátricos, después de las fobias, las toxicomanías y los trastornos distímicos.
Varios estudios clínicos han llamado la atención sobre la comorbilidad con diversos trastornos asociados al TOC, y pareciera que dos tercios de los pacientes TOC presentan algún otro trastorno psiquiátrico: 39% agorafobia, 19% fobias sociales, 14% ataques de pánico, 32% abuso de alcohol, 22% abuso de drogas. Entre los trastornos del ánimo, depresión mayor (32%), trastorno bipolar (10%) y distimias (26%). También se lo ha hallado en asociación con los trastornos de la conducta alimentaria: con anorexia nerviosa (del 10 al 17%) y con bulimia (33%) (Steketee, 1999).
En otros estudios se halló una asociación con los trastornos esquizofrénicos (entre el 10 y 12,2%).
Si el TOC no se trata, su evolución es crónica. Los rasgos de personalidad obsesivos y dependientes premórbidos parecen tener una influencia positiva. Pero la sintomatología TOC persistente está más a menudo asociada con trastornos de personalidad evitativa, límite, paranoide y pasivo-agresiva, y de tipo esquizotípico, según se reitera en estudios consultados por los autores.
Método:
Objetivo: Este estudio tuvo por objetivo estudiar el conjunto de pacientes que presentaron un TOC que se dirigieron entre 1997 y 2000 a los consultorios de terapia comportamental y cognitiva de la CMME de la cínica Sainte Anne (Paris) para efectuar esa psicoterapia. Sólo se emplearon para este estudio los datos de los pacientes que tuvieron una evaluación completa (clínica y psicométrica) previa a su tratamiento.
Hipótesis: Los investigadores parten de la hipótesis que la mayor parte de los pacientes que solicitan una terapia cognitiva y comportamental del TOC presentan asimismo un trastorno de la personalidad asociado, así como un síndrome ansioso o depresivo asociado.
Población estudiada: Entre 1997 y 2000 llegaron al servicio del Profesor Guelfi 56 pacientes para tratamiento cognitivo y comportamental del TOC. Se anotó para cada paciente al momento de la evaluación los temas de las obsesiones actuales, así como la naturaleza de las compulsiones efectuadas. Por la gravedad de su estado hubo 23 pacientes que no pudieron ser objeto de una evaluación completa. El estudio se efectuó sobre los 33 pacientes a los que sí recibieron una evaluación completa (18 mujeres y 15 hombres, con una media de edad de 35 años).
Evaluación: La evaluación previa al inicio de la terapia comportamental consta de un mínimo de tres entrevistas. Un médico psiquiatra efectúa la primera entrevista de evaluación clínica. En la segunda entrevista un psicólogo aplica cuestionarios: Inventario de ansiedad estado-rasgo forma Y de Spielberger, Inventario de Ansiedad de Beck, Inventario de Depresión de Beck, así como un cuestionario para la detección de fobias y una forma abreviada de la escala de Hamilton para la depresión. En la tercera entrevista otro psicólogo aplica un examen psicométrico.
Artículo comentado y traducido por la Lic. Alicia Kasulin, editora responsable de IntraMed en la especialidad de Psiquiatría