Es por ello, según el Dr. Wing, que los tratamientos para la apnea del sueño incluyen, entre otros, la pérdida de peso en niños obesos o el uso de máquinas especializadas que permitan a los niños respirar normalmente mientras duermen.
En este contexto, cabe referir que si bien la obesidad se muestra como un factor común en los adultos con apnea del sueño, los estudios publicados en la literatura no se han mostrado tan consistentes a la hora de relacionar la obesidad y la apnea en la población pediátrica. Así, diversos trabajos muestran que, durante la fase de sueño, los niños obesos respiran sin dificultad y de una manera similar a la de los niños con peso normal.
En el estudio dirigido por Wing, publicado en la revista Archives of Disease in Childhood, los investigadores observaron a 90 niños –el 50% obesos– mientras dormían y notaron que aquellos con obesidad presentaban problemas de respiración. De acuerdo con los resultados, los niños obesos tenían un riesgo de presentar signos de apnea hasta un 20% mayor que los normopesos.
Asimismo, los niños con amígdalas anormalmente grandes mostran un riesgo hasta 13 veces mayor de sufrir problemas respiratorios. Por ello, concluyen los autores, “se hace necesario intervenir agresivamente a aquellos niños obesos que presenten amígdalas de gran tamaño”.