Por ello, tal y como evidencia el estudio que, dirigido por el Dr. Carl F. Nathan, del Weill Medical College de la Universidad de Cornell de Nueva York, Estados Unidos, ha publicado la revista Science en su número del 12 de diciembre, el bloqueo de varios de los componentes del proteosoma, caso de la proteasa, podría resultar ciertamente eficaz a la hora de conseguir que el microorganismo resulte más sensible a las defensas del propio huésped.
El equipo de investigación del Dr. Nathan trabajó en la identificación de genes que confieran resistencia a los RNI a partir de la monitorización de más de 10.000 trasposones de M. tuberculosis mutados para incrementar la susceptibilidad al nitrato. En palabras del Dr. Nathan, “hemos encontrado que el M. tuberculosis requiere al menos de seis vías diferentes para resistir a la acción del óxido nítrico. Seis vías, y todas debeb estar intactas para que el microorganismo pueda crecer en presencia del ON”.
Una vez se atiende a los resultados del trabajo, el equipo de investigación ha decidido focalizar su trabajo sobre la vía del proteosoma dado que, como explica el Dr. Nathan, “casi la mitad de los mutantes que hemos identificado tenían alterados los genes del proteosoma. Todo ello sin olvidar, por una parte, la poca atención que el proteosoma ha recibido en el pasado y, por otra, que ya contamos con inhibidores para el proteosoma humano, por lo que podemos esperar que puedan llevar a cabo una reacción cruzada con el proteosoma del M. tuberculosis”.
Asimismo, el trabajo también muestra que el tratamiento con inhibidores de la proteasa del proteosoma ha conseguido que las cepas salvajes aisladas de M. tuberculosis se muestren más sensibles a los RNI.
Una vez el ser humano es infectado por el microorganismo, permanece infectado para siempre. Ello no implica que la enfermedad se desarrolle, cosa que raramente ocurre en aquellos pacientes que presentan un sistema inmunológico intacto. “Nuestro objetivo –concluyó el Dr. Nathan– es erradicar completamente el M. tuberculosis de los humanos infectados. Y el desarrollo de agentes que bloqueen la actividad del proteosoma puede resultar muy útil a la hora de alcanzar este objetivo”.