De esta forma, y según subraya el Dr. López Farré, “se ha demostrado que “dosis bajas de AAS tienen efectos antiplaquetarios, antioxidantes, antiinflamatorios y protectores de la funcionalidad vascular”, lo que a nivel clínico se traduce en “la prevención del desarrollo de eventos coronarios y, de producirse éstos, reduce la severidad de los mismos”.
“Nuestro laboratorio -afirma el Dr. López-Farre- ha puesto de manifiesto que el AAS ejerce también un potente efecto antiagregante plaquetario estimulando en los neutrófilos la liberación de óxido nítrico (ON), un gas con propiedades vasodilatadores e inhibidor de la activación plaquetaria”.
En relación con todos estos hallazgos un trabajo reciente realizado en la Fundación Jiménez Díaz ha revelado que la respuesta inflamatoria en pacientes durante la fase aguda de una angina inestable fue menor en aquellas personas que tomaban habitualmente AAS que en los que no lo tomaban. Un dato clínico también interesante es que los pacientes que tomaban habitualmente AAS modificaban su historia natural, produciendo una manifestación clínica menos severa. Del mismo modo, se ha observado que su pronóstico es mejor.