Con unos labios carnosos de mujer y luciendo rojo carmín se acerca Adriana Calcanhotto al mercado español. La elegancia en primer plano. Y apenas un paso más atrás, la luz y los colores de la vanguardia mezclándose con la cálida música tradicional brasileña. Un espejo en el que intuir por dónde va el sendero de los sonidos para este milenio en el inmenso país que tan buenas vibraciones rítmicas -léase por ejemplo, bossa nova- y canciones imperecederas ha regalado al mundo a través de gente como Vinicius de Moraes, Elis Regina, João Gilberto y toda la saga de los Jobim.
Cantada, sexto álbum de la artista nacida en Porto Alegre, llega avalado por la crítica y el público -215.000 copias vendidas en su país y 27.000 en la vecina Portugal- que han celebrado la madurez y las dotes compositivas de las que Calcanhotto hace gala en este nuevo disco. Una experiencia trabajada, un camino que comenzó cuando ya de joven, agarrada a su guitarra, entregaba su sincero repertorio en bares o clubes noctunos. Porque no fue hasta la década de los noventa cuando Enguiço (1990) nos descubrió una interesante promesa de la canción brasileña.
Después, vinieron Senhas (1992), A Fábrica do Poema (1994) y Marítimo (1998), que, sin perder un ápice de vitalidad, lucían nuevos matices vocales y aumentaban sus tonalidades melódicas. Los noventa apuraban sus últimas horas cuando una inquieta Calcanhotto grabó un disco en directo en el Garden Hall (Río de Janeiro) y en el teatro Glória (Vitória) que se lanzó en el 2000 con el título de Público. A este álbum le acompañó también una versión en dvd para guardar en imágenes el sentimiento y el pulso auténtico que los fans de la cantante palpan en sus conciertos.
Dos años después, su música continúa creciendo. Los temas mantienen la desnudez de los comienzos pero es una sencillez creativa consciente sólo revestida con la transparencia de una electrónica plácida y sedosa. La sensual voz de Calcanhotto tan pronto se vuelve lánguida y pesarosa (Noite o Calor) como estalla su suavidad (Eu Espero). Aquí los registros se disparan para ilustrar unas letras donde se reúnen los recuerdos, los detalles, la nostalgia y las "páginas amarillas" para tomar una dulce caipiriña, que se ha de beber un poco como este disco: saboreando su mixtura con calma.
Más información: http://www.adrianacalcanhotto.com/