Desde la descripción de los primeros casos allá por el verano de 1981 hasta la fecha han pasado ya más de 20 años y la tasa acumulada de personas infectadas a diciembre de 2002 era de 42 millones. El 90% de los infectados viven actualmente en los países subdesarrollados, 70% en al Africa subsahariana. La distribución por género muestra una marcada paridad, co, 19,2 millones de mujeres infectadas (45,7%) y 19,6 millones de hombres (46.7%), con 3,2 millones de niños (7,6%). Solo durante el año 2002 se produjeron 5 millones de infecciones nuevas y 3,1 millones de fallecidos por complicaciones de la enfermedad.
Las predicciones para los próximos años señalan un incremento de un 25% para el 2005, con al menos 45 millones de nuevos infectados entre 2002 y 2010. En países densamente poblados como China, India y Rusia, se esperan alrededor de 50 millones de nuevos infectados para el 2010. Alrededor de la mjtad de las infecciones se producen en personas jóvenes, de entre 15 y 24 años. El SIDA ya representa la cuarta causa de muerte en el mundo e incluso ha reducido en 15 años la expectativa de vida en los países situados en el Africa subsahariana. En la Argentina, los datos sobre casos notificados desde el inicio de la epidemia señalan que las principales vías de transmisión se han ido modificando a través del tiempo.
Así, durante el primer decenio de la epidemia, entre 1983 y 1992, el 66% de las infecciones se produjeron a través de relaciones entre varones homosexuales, un 15% por la adicción a drogas endovenosas (ADEV) compartiendo agujas y jeringas en condiciones de falta de asepsia y un 6% por relaciones heterosexuales no protegidas. En 1995, la situación comenzó a cambiar y el 44% de las infecciones se producían en ADEV, 28% por relaciones homosexuales y 16% por contacto heterosexual. Finalmente, entre 2000 y 2002, las relaciones heterosexuales representan la puerta de entrada del 46% de las infecciones, un 26% se producen en ADEV y un 22% entre hombres homosexuales.
En forma global, y considerando más de 20 años de epidemia en la Argentina, la principal puerta de entrada del retrovirus HIV-1 entre las mujeres son las relaciones sexuales sin uso de preservativo (59,5%) y en los hombres las relaciones homosexuales sin preservativo (43,6%). En segundo lugar, en términos porcentuales lo ocupa, tanto en hombres como en mujeres, la ADEV compartiendo agujas y jeringas (39,5% entre los hombres y 34,6% en las mujeres). La edad media de los hombres infectados es de 32 años y de 28 años en las mujeres, con una relación hombre/mujer de 3,2.
La prevalencia de la infección por HIV-1 se mantiene estable entre las mujeres embarazadas de la Argentina en alrededor del 1% desde 1998, en tanto en bancos de sangre se observa una tendencia declinante pasando del 0,38% en 1998 al 0,24% en el 2001. En relación con la transmisión perinatal, ha sido responsable del 4,4% de los casos denunciados entre los residentes en la ciudad de Buenos Aires y del 12,04% entre los no residentes (la mayoría provenientes del Gran Buenos Aires).
La tasa de mortalidad por sida en la ciudad de Buenos Aires durante la década del 90 ha sido de 12 por cien mil, con un pico en el trienio 1994-1996 con 18,8 por cien mil. A partir de 1997, con la implementación de las terapias antirretrovirales de alta eficacia (HAART por sus siglas en inglés), comienza a declinar para ubicarse en el 2000 en 9 por cien mil. Al analizar las causas de muerte por grupos de edad en la ciudad de Buenos Aires, se observa que el sida ocupa el primer lugar entre los 15 y 34 años. Actualmente se considera que en la Argentina hay entre 120 000 y 140 000 personas infectadas; reciben terapia antirretroviral de alta eficacia 25 000 sujetos, 20 000 a partir del estado y 5 000 por los sistemas de obras sociales o medicina prepaga.