El aripiprazol, lanzado al mercado de los EE.UU. en diciembre de 2002, es al menos tan efectivo como otros antipsicóticos -entre ellos, haloperidol, risperidona y olanzapina- para el tratamiento de la esquizofrenia, y cuenta con la ventaja de asociarse con menor incidencia de eventos adversos, como los síntomas extrapiramidales, aumento de peso y de los niveles de prolactina. También se demostró su eficacia para el tratamiento de la manía aguda en pacientes con enfermedad bipolar.
Este agente, un derivado de la quinolinona, presenta un mecanismo de acción diferente al de los antipsicóticos actualmente disponibles, todos ellos antagonistas del receptor D2 de dopamina. El aripiprazol bloquea el receptor D2 de dopamina en condiciones hiperdopaminérgicas, pero actúa como agonista en condiciones hipodopaminérgicas. También es un potente agonista parcial del receptor de serotonina1A y antagonista del receptor de serotonina2A. Esta nueva actividad reduce la posibilidad de eventos adversos comúnmente observados con las medicaciones antipsicóticas, como los síntomas extrapiramidales y el aumento de peso.
En los estudios realizados hasta el momento el aripiprazol demostró una eficacia al menos comparable a la de los antipsicóticos típicos y atípicos, y superioridad ante el placebo. A su vez, tiene un rápido inicio de acción, con mejoría significativa del puntaje PANSS total en la primera semana de tratamiento con dosis > o = 2 mg. Al igual que la olanzapina, el aripiprazol se administra 1 vez al día, lo que puede constituir una ventaja importante sobre la dosificación de 2 veces diarias requerida en los casos de ziprasidona y risperidona.
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