Es necesario pasar a un modelo democrático en el cual se respete al paciente y se alcance el ideal del médico humanista.
Los cambios sociales, culturales, económicos, tecnológicos, etc., sucedidos en la segunda parte del siglo XX impactaron en el paciente y el médico. El galeno perdió su alto status en la sociedad y paso a ser un profesional asalariado con retribuciones indignas. El médico tradicional estuvo ligado históricamente a la concepción paternalista y absolutista de la medicina, según la cual, el enfermo era un "no responsable" y por él, el médico decidía discrecionalmente. Desde la Declaración de los Derechos Humanos (1948) y la irrupción de la Bioética (en los 70), se reconoció al paciente su condición de agente moral autónomo, libre y responsable. Desde 1973 se fueron formulando en el mundo los Derechos de los Pacientes.
El paciente tiene derecho a que se respete su dignidad (inherente a su condición de ser humano); a la vida (desde la concepción) y a la salud; a la intimidad y a la confidencialidad; a que se le informe en forma clara y completa sobre todo el proceso de salud - enfermedad; a fin de poder brindar el consentimiento (o rechazo) informado; a que se lo trate con respeto; a solicitar la ayuda espiritual o religiosa de su elección; a recibir la atención médica de miembros del Equipo de Salud idóneos y que ajusten su praxis a los dictados de la Ética en Medicina. A que se le entregue copia fiel de su Historia Clínica. Los pacientes terminales tienen derecho a una muerte digna.
La Bioética impone a los miembros del Equipo de Salud guiar su accionar profesional conforme a los principios de No Maleficencia (nunca hacer mal o daño al paciente) y Beneficencia (procurar en todo acto médico el bien del enfermo); y a respetar el principio de Autonomía, por el cual, toda persona enferma puede decidir por si y sobre si (respecto a toda asistencia o tratamiento médico que se le propone). La Sociedad toda, por su parte, debe bregar para que el Principio de Justicia impere en materia de salud.
La Bioética sostiene que no es ético realizar todo lo que la técnica y la tecnología permiten desarrollar; imponiendo limites morales al hacer de los técnicos. El desarrollo del Genoma Humano, la Clonación, la manipulación del embrión, etc., no deben estar subordinados a los dictados de la economía y a las reglas del mercado, sino, sujetos a los principios y reglas de la Moral Universal. Los principios eminentes de la Bioética son el Respeto de la Vida Humana y de la Dignidad de la Persona. Debe recordarse permanentemente que el hombre nunca puede ser un medio sometido a los designios de la técnica y la tecnología, sino que por su eminente dignidad, es un fin en si mismo.
Las demandas judiciales por la praxis médica conmocionaron a los médicos pues, ellos entendieron que eran victimas de aventuras judiciales que sólo buscaban un rédito económico, al amparo de un sistema judicial proclive a dar cabida a otra "industria del juicio". Y algo de eso hubo..., pero también el paciente fue tomando conciencia que si sufre un daño injusto como consecuencia de la praxis médica, puede reclamar el consecuente resarcimiento económico.
La "mala praxis médica" tuvo además otros componentes: Cambios en la sociedad y en la relación médico-paciente; Deficiente actuación del Estado en su función de controlar y fiscalizar; Incompetencia y deficiente formación profesional; Efectiva mala práctica médica; etcétera. Para contrarrestar la amenaza de la demanda judicial, los miembros del Equipo de Salud deben cumplir cabalmente los tres tipos de obligaciones básicas que los compelen: a) Técnicas: en todo acto médico, atenerse a lo que prescribe la Ciencia Médica; y mantener una "Educación Médica Continua"; b) Moral: cada juicio clínico conlleva un juicio ético; el galeno debe obrar conforme a los dictados de la Ética en Medicina; y, c) Legal: el profesional debe adecuar su accionar médico a lo que esta permitido o prohibido por el ordenamiento jurídico, obrando con pericia, cuidado y diligencia, en beneficio del paciente.
Es necesario, entonces, pasar de una legislación que estuvo signada por el "Modelo Paternalista", a otra que siga los lineamientos del "Modelo Democrático", y contenga las bases morales y jurídicas de una sociedad que ha cambiado, y la ideología de los Derechos Humanos y el espíritu de la Bioética, en la cual se comience a plasmar el arquetipo del Profesional de la Salud Humanista: en él debe identificarse la búsqueda de la excelencia a través de su libertad y en beneficio y respeto de la dignidad del paciente.
Es imprescindible el dictado de la legislación médica que -ante el vació legal existente- otorgue Seguridad Jurídica en materia de Fertilización Asistida, Derechos de los Pacientes, Historia Clínica Informatizada, Medicina Prepaga, el Régimen Jurídico de los Establecimientos Prestadores del Servicio de Salud, y otros temas; ante la heterogeneidad, fragmentación e inequidad que presenta el Sector Salud en su conjunto, es necesaria una Ley del Seguro de Salud que establezca políticas racionales e integradoras, que sea coordinado, regulado y eficientemente controlado por el Estado, en busca de asegurar la Equidad en el acceso de la población a las prestaciones de salud.
La actual "Primavera Política" le presenta al actual gobierno, la oportunidad histórica de parir los cambios que el sistema de salud requiere: pasar de la ineficiencia y la corrupción, a la eficacia, la transparencia y la Equidad en la operatividad del Derecho a la Salud y la funcionalidad del Sistema de Salud, garantizando el respeto de la dignidad de las personas en el acceso a las prestaciones sanitarias.
* Abogado. Especialista en Derecho Médico.