Dos años después de haber emigrado de Eritrea (país del este de África) un hombre de 25 años de edad, previamente sano, se presentó en el departamento de emergencia refiriendo diarrea sanguinolenta frecuente en las 12 horas previas, después de haber de haber estado bebiendo copiosamente la noche anterior. No aquejaba dolor abdominal o vómitos asociados. Se hallaba estable hemodinámicamente, sin ortostatismo ni taquicardia. Al examen el abdomen era blando, sin defensa y no se encontraron hallazgos significativos en la anoscopía más allá de sangre en el recto. Las radiografías de tórax y abdomen no revelaron nada significativo. Su hematocrito inicial fue de 38% pero disminuyó rápidamente en las siguientes 14 horas, con hematoquesia continua e hidratación, a 31%.
Al segundo día de internación se le realizó una colonoscopía que mostró una lesión polipoidea con una ulceración aftósica en el colon ascendente proximal que sangraba activamente, junto con nódulos mucosos y ulceración (Figura 1).
· FIGURA 1: lesión polipoide con ulceración en el colon ascendente proximal
Se tomaron múltiples biopsias. El resto del colon tenía un aspecto normal. Las biopsias mostraron inflamación crónica profunda en relación con la lámina propia y enfermedad granulomatosa que fue interpretada como un Crohn. Se le había dado una dosis de Solumedrol (60 mg) y comenzado con metronidazol (500 mg endovenosos cada 8 horas). El paciente continuó sangrando por el recto y el hematocrito cayó a 23.1% por lo que fue transfundido con 3 unidades de glóbulos rojos desplasmatizados.
Al 3º día de internación la información brindada por una hermana médica reveló que el paciente había estado expuesto a la tuberculosis en Eritrea en 1996 y aunque fue negativo para la reacción de tuberculina en ese momento, la misma se positivizó en 1999. La radiografía de tórax de ese entonces fue normal y no recibió tratamiento. Un estudio posterior de las biopsias colónicas con tintura de Kinyoun fue positivo para bacilos ácido-rápidos y se estableció el diagnóstico de tuberculosis colónica. El paciente fue negativo para el VIH.
Dado que continuó sangrando por el recto (sangre roja brillante) se le efectuó una resección ileo-colónica con anastomosis mecánica látero-lateral. La pieza mostró vasos sanguíneos marcadamente inyectados cursando sobre el ciego y ganglios linfáticos aumentados en el mesenterio cecal. Se comenzó con el tratamiento estándar para la tuberculosis en el 1º día postoperatorio.
Artículo comentado por el Dr. Rodolfo Altrudi, editor responsable de IntraMed en la especialidad de Cirugía General.