Estudios recientes relacionan la lactancia materna con valores menores de tensión arterial (TA), más tarde, en la infancia. Los niños que fueron amamantados por lo menos 3 meses, tienen menor TA sistólica y diastólica en la infancia y la adolescencia. Los prematuros alimentados con fórmulas para prematuros no tienen diferencias en la TA con respecto a los que recibieron fórmulas maternizadas, aunque la composición de nutrientes sea distinta.
La leche materna tiene muchos componentes que pueden influir en la TA y no se incluyen en las fórmulas, como sustancias tróficas, hormonas y nutrientes específicos. Los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (LCPUFA) forman parte de la leche humana y no suelen incluirse en las fórmulas comerciales. En las primeras semanas de vida, los prematuros y algunos bebés de término no pueden sintetizar LCPUFA en la cantidad que necesitan. Por eso los que reciben leches de fórmula pueden tener deficiencia relativa de estos ácidos grasos.
Los LCPUFA se incorporan a las membranas celulares de las neuronas, y esto ha focalizado el interés de los investigadores en el desarrollo visual y cognitivo. Sin embargo, se sabe que también forman parte de otras membranas celulares, como el endotelio vascular.En adultos, las dietas con suplementos de ácidos grasos W3, se asocian con menor TA. El ácido docosahexanoico aumenta la respuesta vasodilatadora al nitroprusiato y atenúa el efecto vasoconstrictor de la noradrenalina.
Métodos:
En este trabajo se investigó si la suplementación con LCPUFA de una leche de fórmula influye sobre la TA en la infancia, años más tarde.Participaron de este estudio multicéntrico, niños sanos, nacidos de término con peso dentro del rango normal. De esta población 88 niños habían sido amamantados y 147 recibieron fórmulas cuando eran lactantes por un tiempo mínimo de 4 meses.
Los que recibieron fórmulas se randomizaron en 2 grupos. a) 71 recibieron una fórmula suplementada con LCPUFA y b) 76 recibieron una fórmula sin suplementar, con el resto de las características nutricionales similares.La fuente de LCPUFA fue la yema de huevo, que contiene el 70% de los LCPUFA como ésteres de fosfolípidos.A todos los niños se les midió la TA a los 6 años de vida (edad promedio 70 meses).
Resultados:
En el grupo que recibió la fórmula suplementada con LCPUFA, la TA diastólica y media fueron significativamente menores, la TA sistólica fue más baja, pero con diferencia no significativa.
Los niños que recibieron leche materna tuvieron valores de TA menores que los que recibieron fórmula sin LCPUFA, y no mostraron diferencias con los de la fórmula suplementada.
Discusión:
A la edad de 6 años la TA fue menor en los niños amamantados y los que recibieron la fórmula suplementada con LCPUFA.Si bien se conocía con detalle la composición de cada fórmula, no se recogieron datos acerca de la introducción de semisólidos.La cantidad de LCPUFA depositados en recién nacidos se relaciona en forma directa con el peso de nacimiento. Se postula que el efecto de los LCPUFA sobre la TA podría ser más acentuado en niños de bajo peso (que fueron excluídos de este estudio).
Implicancias:
Este estudio muestra la asociación entre la intervención nutricional temprana y los beneficios sobre la salud, años más tarde.Se sabe que la TA comienza a regularse desde la infancia y que los valores patológicos suelen agravarse en la adultez.El descenso de la TA diastólica (aún mm) puede reducir significativamente la HTA y enfermedad coronaria. Estos beneficios podrían lograrse con una simple intervención dietaria en edades tempranas de la vida.
Artículo comentado por la Dra. Débora Setton, editora responsable de IntraMed en la especialidad de Nutrición.