Los resultados del método de Charnley-Williams de fijación intramedular para el tratamiento de la pseudoartrosis congénita de tibia han cambiado, en parte debido a las variaciones en la técnica quirúrgica. Los resultados de 3 variaciones de este procedimiento fueron evaluados, para determinar qué técnica es la más propensa para lograr la unión.
Métodos:
Se revisaron los resultados en 23 pacientes consecutivos con pseudoartrosis congénita de tibia durante un período de 4 a 14 años, luego de un tratamiento quirúrgico inicial con una barra intramedular. Se realizaron tres tipos de procedimientos: tipo A, que consistió en la resección de la pseudoartrosis de tibia con acortamiento, inserción de una barra intramedular dentro de la tibia e injerto óseo tibial combinado con resección fibular y osteotomía e inserción de una barra intramedular dentro de la fíbula; tipo B, el cual fue indéntico al tipo A, excepto que no incluyó fijación fibular y tipo C, que consistió en la inserción de una barra tibial e injerto óseo pero sin cirugía fibular.
El resultado se clasificó como grado 1, cuando se observó una unión inequívoca con una función de soporte de peso completa y mantenimiento de la alineación sin requerir un tratamiento quirúrgico adicional; de grado 2 cuando se observó una unión equívoca con función útil, con el miembro protegido por un braguero y/o arco valgo o sagital para el cual se requirió una cirugía adicional o anticipada y grado 3, cuando hubo una falta de unión persistente o refractura, que requirió un soporte externo constante para el dolor o la inestabilidad.
Resultados:
Un total de 11 pacientes (48%) arrojaron un resultado grado 1, 9 mostraron un resultado grado 2 y tres un resultado grado 3. El resultado final no estuvo asociado ni con la apariencia radiográfica inicial de la lesión ni con la edad del paciente en el momento inicial de la cirugía. Los resultados luego de una operación tipo A o B fueron mejores que aquellos ocurridos luego de un procedimiento tipo C.
La cirugía realizada sobre una fíbula intacta dio como resultado una menor prevalencia de resultados grado 3, comparados con los encontrados cuando una fíbula intacta no fue operada (p = 0.05). La transfijación de la articulación del tobillo a través de la barra intramedular no disminuyó la prevalencia de resultados de grado 3.
Conclusión:
Existe poca justificación para una operación tipo C, dado que produce una falta de unión persistente o falla en mejorar un resultado equívoco en cada caso. Al dejar la fíbula intacta para mantener la estabilidad o el largo no se logró un resultado exitoso en esta serie de casos. En suma, la presencia de una insuficiencia fibular (fractura o una lesión pre-pseudoartrósica) fue altamente pronóstica de una deformidad subsiguiente en valgo (lo cual ocurrió en 10 de 12 casos), estuviera o no eventualmente curada la fíbula.
Artículo comentado por el Dr. Guillermo Arrondo, editor responsable de IntraMed en la especialidad de Ortopedia y Traumatología.