Si bien este test rápido aún no está aprobado y que es más caro que la prueba tradicional, los autores consideran que en realidad puede ahorrar costes, ya que evitaría visitas de seguimiento para medir reacciones, tiene una menor tasa de falsos positivos y, por tanto, también evitaría tratamientos innecesarios.
Los autores, de la Universidad de Oxford, compararon el nuevo test con el tradicional con ocasión de un brote detectado en un centro educativo británico. Sometieron a 535 estudiantes a las dos pruebas, que proporcionaron resultados similares en casi el 90% de los casos. Sin embargo, señalan que los pacientes que dieron positivo con el nuevo test sanguíneo tenían más probabilidades de haber estado expuestos directamente al estudiante que se consideró foco de la infección, lo que a juicio de los investigadores significa que la nueva prueba presenta una menor tasa de falsos positivos que la convencional.