Además, han comprobado en los animales que el método de rehabilitación se asocia a un menor daño cerebral incluso cuando se inicia una semana después del episodio cerebrovascular.
La estrategia consiste en inmovilizar las extremidades no dañadas para utilizar y ejercitar las dañadas. La terapia se ha ensayado en distintas formas de ictus, y la investigación es una de las primeras que muestra efectos positivos sobre el ictus hemorrágico, que implica una alta tasa de mortalidad y es a menudo ignorado en muchos estudios.
La terapia rehabilitadora es efectiva, a juicio de los investigadores, porque promueve una remodelación del cerebro, estimula la producción de factores de crecimiento y sorprendentemente reduce el volumen de tejidos destruidos por la hemorragia.