Dieta

La OMS y la FAO publican un informe sobre dieta, nutrición y prevención de enfermedades crónicas

Menos grasas saturadas, azúcar y sal y más frutas, verduras y actividad física, claves para prevenir las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y la obesidad.

Una dieta basada en el bajo consumo de alimentos muy energéticos ricos en grasas saturadas y azúcar y en la ingesta abundante de frutas y verduras, así como un modo de vida activo, figuran entre las principales medidas para combatir las enfermedades crónicas recomendadas en un informe que expertos independientes han preparado para dos organismos de las Naciones Unidas, la OMS y la FAO.

El documento, encargado a un equipo internacional de expertos, se propone identificar nuevas recomendaciones sobre régimen alimentario y actividad física destinadas a los gobiernos, con miras a tratar de resolver el problema que plantea el creciente número de personas que mueren anualmente por enfermedades crónicas.

La carga que suponen estas enfermedades, entre ellas las cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y la obesidad, aumenta rápidamente en todo el mundo. En 2001 las enfermedades crónicas representaron aproximadamente el 59% de los 56,5 millones de defunciones comunicadas en todo el mundo, y el 46% de la carga de morbilidad mundial.

Según el Dr. Ricardo Uauy, director del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile y Profesor de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, quien presidió el Grupo de Expertos, "el informe tiene una gran importancia porque se basa en las mejores pruebas científicas actualmente disponibles sobre la relación entre el régimen alimentario, la nutrición y la actividad física por una parte, y las enfermedades crónicas por otra, y, además, está avalado por el dictamen colectivo de un grupo de expertos, formulado desde una perspectiva mundial".

En el informe figuran sugerencias para modificar la dieta cotidiana y aumentar el gasto de energía mediante:
La reducción de los alimentos muy energéticos ricos en grasas saturadas y azúcar.
La disminución de la cantidad de sal en la dieta.
El aumento de la ingesta de frutas y hortalizas frescas.
La práctica de actividad física moderada durante, por lo menos, una hora al día.

El documento reafirma que la ingesta energética diaria debe ser equivalente al gasto de energía. Según el mismo, las pruebas científicas sugieren que un consumo excesivo de alimentos muy energéticos puede favorecer el aumento de peso, por lo que insta a limitar la ingesta de grasas saturadas y trans, azúcar y sal, y señala que esos ingredientes se encuentran frecuentemente en tentempiés, alimentos preparados y bebidas.

El informe sostiene que la calidad de las grasas y los aceites que se ingieren, así como la cantidad de sal, también puede guardar relación con las enfermedades cardiovasculares, entre ellas los accidentes cerebrovasculares y los infartos de miocardio. Se hace público en momentos en que la OMS prepara una Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud, a raíz de una resolución adoptada por sus Estados Miembros en la Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 2002.

Se publicará oficialmente en abril como un informe técnico de la OMS y la FAO, junto con una evaluación realizada por estas organizaciones y una descripción de las medidas destinadas a aplicar las recomendaciones. El informe será una contribución esencial, basada en criterios científicos, para formular la Estrategia Mundial orientada a reducir la creciente carga de morbilidad relacionada con las enfermedades cardiovasculares, varios tipos de cáncer, la diabetes, la obesidad, la osteoporosis y las enfermedades dentales.

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