En 1998, la OMS ya decía que en la primera década de este siglo habrá 90 millones de personas infectadas de tuberculosis en todo el mundo, causando la mayor cantidad de muertes en los adultos.
Esta enfermedad, vinculada a la pobreza, no reconoce clases sociales ni ambientes. Aunque se creía en gran parte erradicada, con la aparición de la epidemia de SIDA en 1987 comenzó a recrudecer y han vuelto a producirse brotes, sobre todo en ciudades importantes y lugares de congregación de personas. Recordemos que el bacilo es de muy fácil transmisión persona a persona y es muy fácil su contagio en bares, medios de transporte público, hospitales y cárceles. Sin embargo, el problema se ve agravado por la aparición de bacilos resistentes a múltiples fármacos antituberculosos.
La tuberculosis multirresistente, producto de la mala prescripción y de la interrupción extemporánea de los tratamientos, y recrudecida por la gran cantidad de personas que padecen la inmunodeficiencia adquirida, está en camino de ser una enfermedad incurable. Este concepto tan crudo los es más aún, si se tiene en cuenta que un tratamiento correcto de la tuberculosis (en dosis y duración) causada por un bacilo no resistente, logra la curación del 95% de los pacientes. Las autoridades de la OMS sostienen que ya hay en el mundo 50 millones de personas infectadas con una cepa resistente a las drogas y afirman que "los gobiernos tardan en implantar los programas de tratamiento correcto y permiten que la enfermedad se propague y se vuelva resistente a los antibióticos actuales".
En este artículo recientemente publicado en The New England Journal of Medicine,1 puede leerse que la inmigración global está cambiando el paisaje internacional de las enfermedades infecciosas. En los países industrializados, la inmigración ha llegado a ser un factor cada vez más importante en la epidemiología de la tuberculosis. En Estados Unidos, la mitad de todos los casos de tuberculosis ocurren en personas de nacionalidad extranjera, quienes representan justamente el 10% de la población total. La tuberculosis en la población extranjera ha sido atribuida en buena parte a la importación de infección latente, con la subsiguiente reactivación de la enfermedad.
Reconociendo que las prácticas de salud pública existentes son inadecuadas, dicen los autores, En Estados unidos, una carga cada vez mas desproporcionada de tuberculosis en la población extranjera ha hecho que las autoridades sanitarias dediquen mayores esfuerzos para mejorar la detección y el tratamiento de la infección tuberculosa latente en los inmigrantes. En efecto, los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) y el Institute of Medicine han tomado medidas más enérgicas para detectar y tratar la infección latente en los inmigrantes a los Estados unidos.
Como política de inmigración está en debate, dicen los responsables del estudio, los proveedores de atención de la salud están enfrentados al problema del manejo de la infección latente en poblaciones en las cuales la prevalencia de resistencia primaria a la isoniazida puede llegar hasta el 30%. A pesar de tema relacionado con la efectividad de la isoniazida en la población extranjera, las guías actuales no tienen en cuenta la variación en los patrones de resistencia medicamentosa entre los inmigrantes de diferentes países. A la hora de la toma óptima de decisiones terapéuticas, postulan los autores, deberían incorporarse esos factores, como así la información sobre la adherencia a los regímenes terapéuticos, las reacciones adverso y los costos. Debido a la complejidad de este proceso de toma de decisiones, la American Thoracic Society y los CDC han realizado un análisis del costo efectividad para el manejo de estos problemas
Los autores destacan que las guías actuales de tratamiento no toman en cuenta los patrones de resistencia farmacológica global o sus implicaciones en la medicación destinada a la población de inmigrantes. Según los autores, si se pusieran en práctica sistemas de vigilancia multinacionales destinados al manejo de la infección latente pero que tengan en cuenta el perfil de resistencia farmacológica específico de cada región, se podría mejorar la eficacia de los esfuerzos para reducir la carga de tuberculosis en las personas que ingresan a los Estados Unidos provenientes de otros países.
Traducción y comentario: Dra. Marta Papponetti. Especialista en Medicina Interna. Docente Autorizada de la Universidad de Buenos Aires