Bienestar psicológico y satisfacción vital.
El interés por el estudio del bienestar, y de la satisfacción como el componente cognitivo de ese bienestar, es relativamente nuevo en el campo de la psicología. Cobra auge a comienzos de los '60 por la preocupación acerca de las consecuencias que la industrialización estaba provocando en las sociedades e hizo surgir la necesidad de evaluar el bienestar psicológico a través de datos objetivos.
En cambio, la pregunta acerca de qué es una "buena vida" ha estado presente en la filosofía durante milenios. Para los griegos clásicos residía en la virtud, mientras que la Escuela de Confucio (antigua China) la describía en términos de una sociedad ordenada en la cual los sujetos podían desarrollar correctamente sus roles. Como contrapartida, para los Utilitarios, la "buena vida" es aquélla plena de felicidad y la sociedad deseable es la que maximiza el placer.
De lo expresado se infiere que la búsqueda de los componentes de la calidad de vida es antigua, mientras que su investigación científica aparece como un esfuerzo reciente. En tal sentido Diener & Suh sostienen que es posible estudiarla empíricamente y hacer comparaciones entre sociedades.
Para la psicología es de particular interés dilucidar por qué algunos sujetos se sienten satisfechos con la vida, mientras que otros, no; igualmente le interesa determinar qué factores inciden en el logro de tal estado de bienestar subjetivo. De este modo se ha intentado vincular el bienestar con variables culturales y sociodemográficas por un lado y con variables de personalidad, por otro.
Hacia un modelo "salugénico".
Antonovsky, Jefe del Departamento de Sociología de la Salud de la Universidad Ben Gurion (Israel), enuncia lo que él denomina el modelo salugénico como contrapuesto al clásico paradigma psicopatológico.
En Unraveling the mystery of health. How people manage stress and stay well relata que, mientras analizaba datos de un estudio sobre la adaptación al climaterio de mujeres de diferentes grupos étnicos en Israel, advirtió que un grupo de ellas había estado en campos de concentración. Al analizar la salud psíquica de este grupo en relación al grupo control (mujeres que no habían estado en campos de concentración) concluyó que un 29% de las sobrevivientes tenían un nivel de salud psíquica bastante aceptable y un razonable estado de bienestar.
La pregunta gira en torno a qué recursos tenían o qué dispositivos se habían puesto en marcha para que, no obstante haber pasado por la experiencia límite de la guerra, de la vida en un campo de concentración y de los años posteriores de displacer - luego de concluida la contienda- conservaran aún un aceptable estado de bienestar. Antonovsky se propuso develar este enigma y formula, lo que denominó el "modelo salugénico".
Señala que, desde una perspectiva psicopatológica, al menos un tercio de la población o quizá la mayoría de sujetos de cualquier sociedad industrial moderna se caracteriza por padecer alguna psicopatología, de lo que resulta que la "enfermedad" no se presenta como una desviación poco frecuente. En cambio, la orientación salugénica focaliza el estudio en los orígenes de la salud; plantea como pregunta clave por qué un sujeto se sitúa en el extremo positivo del continuum salud / enfermedad, o por qué se orienta hacia ese lado - el de la salud - cualquiera sea su posición, en cualquier momento.
Observó que algunos sujetos, aun con una alta carga de estresores "sobreviven, e inclusive lo hacen bien" (pág.12). Se trata entonces de descubrir por qué logran ese nivel de bienestar. Para hacer frente a un estímulo perturbador se genera un estado de tensión con el cual el sujeto debe luchar. El grado de adecuación en el manejo o control de la tensión determinará que el resultado sea psicopatológico, neutral o salugénico. Desde esta perspectiva, para Antonovsky el estudio de los factores que hacen posible el manejo de la tensión es la clave de las ciencias de la salud.
¿Qué es el bienestar psicológico? No existe un modelo teórico claro que dé cuenta cabal del constructo bienestar psicológico.
Se ha podido constatar que las apreciaciones que los sujetos hacen no coinciden con las condiciones objetivas de sus vidas, de lo que se concluye que la valoración de aquéllas es esencialmente subjetiva [25]. Consideramos que éste es el punto más complejo a resolver desde una perspectiva psicológica y más específicamente a la hora de evaluar el bienestar.
Ryff plantea que se trata de un constructo multidimensional [19] mucho más amplio que la estabilidad de los afectos positivos a lo largo del tiempo, que en el imaginario colectivo se representa como "felicidad". Identifica en sus investigaciones seis dimensiones del bienestar psicológico:
a) una apreciación positiva de sí mismo (autoaceptación);
b) capacidad para controlar en forma efectiva el medio y la propia vida (dominio);
c) capacidad para manejar con eficiencia los vínculos personales (afectos positivos);
d) la creencia de que la vida tiene propósito y significado (desarrollo personal);
e) sentimientos positivos hacia el crecimiento y la madurez (autonomía);
f ) sentido de autodeterminación.
A partir de esta definición podríamos decir que un sujeto es más feliz y se encuentra más satisfecho cuanto mejor sea su apreciación de sí mismo, experimente menor malestar, tenga un mejor dominio del entorno y de sí y mejores habilidades sociales para relacionarse con otros. De este modo, se considera que el bienestar es un rasgo esencial en el funcionamiento mental óptimo.
*Evangelina Norma Contini de González. es Dra. en Psicología. Prof. Titular "Teoría y Técnicas de Exploración Psicológica (Niños)". Directora Dpto. de Investigaciones, Facultad de Psicología, Universidad Nacional de Tucumán.